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Ceguera voluntaria, visión selectiva (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

A estas alturas del sexenio es frecuente encontrar declaraciones de políticos, periodistas y diversas personalidades que manifiestan un ¿sincero? arrepentimiento por haber votado por López Obrador

Morelia, Michoacán, 06 de septiembre de 2022.- A estas alturas del sexenio es frecuente encontrar declaraciones de políticos, periodistas y diversas personalidades que manifiestan un ¿sincero? arrepentimiento por haber votado por López Obrador, y a manera de justificación alegan que fueron engañados por las promesas y el discurso del entonces candidato de MORENA. Entre los “engañados”, recalcó el entrecomillado, encontramos a políticos de todos los colores, cotizados analistas y periodistas que uno supondría inteligentes y bien informados y otros personajes cuya única virtud es ser más o menos conocidos en el medio ambiente artístico.

La verdad cuesta trabajo creerles. No era necesario tener un coeficiente intelectual de genio o ser un experto en política para haberse dado cuenta de cuál era, es y seguirá siendo la verdadera personalidad de López Obrador; un individuo primitivo, mendaz, con una cultura no mayor a la de un alumno mediocre del cuarto grado de primaria, firme creyente de la llamada “Historia de Bronce”, con una infancia marcada por eventos cuestionables, con un desempeño universitario pésimo, priísta convencido que se cambió al PRD cuando vio que en el PRI no tenía futuro; trepador nato subió rápidamente en la jerarquía partidaria con el apoyo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, al cual en su momento se relegó.

Ya como Jefe de Gobierno del entonces DF mostró su verdadero talante, intolerante e intransigente. A esos que ahora se niegan a reconocer los antecedentes de AMLO solo les recuerdo que en la administración de López Obrador no sólo hubo cientos de marchas por diversos motivos, sino que ocurrió una de las más grandes movilizaciones en la historia de la Ciudad de México: la Marcha de Blanco, ocurrida el 27 de junio de 2004, cuando salieron a la calle cerca de un millón de personas, convocadas por la sociedad civil e integrantes de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) en protesta contra la violencia y la impunidad. ¿Respuesta de López? Descalificación y posteriormente negar la existencia de marcha alguna; nunca hubo marchas, nada, cero, ninguna; él las niega y por lo tanto no existieron.

Los que ahora afirman que fueron engañados, definitivamente o no tienen memoria o les da vergüenza admitir que fueron más que ingenuos al creerle a un demagogo. Aunque existe otra posibilidad, que ellos hayan visto solo lo que deseaban ver, mirando hacia otro lado cuando las cosas no eran como ellos deseaban creer. Lo anterior traduce una personalidad dañada, y ejemplos históricos existen; veamos uno de ellos.

Walter Duranty fue un periodista inglés que se desempeñó como jefe de la oficina de The New York Times en Moscú durante catorce años (1922-1936) tras la victoria de los comunistas en la llamada Guerra Civil Rusa. De familia de clase media que padeció duros reveses económicos, pudo estudiar gracias a una beca. Desempeñó el oficio de periodista sin pena ni gloria en Europa y por alguna razón no conocida decidió radicar en Moscú. De vacaciones en Francia se accidenta y es necesario amputarle una pierna; ya recuperado regresa a la URSS donde vivió doce años. En algún momento consigue una entrevista con Stalin lo cual mejora su reputación como periodista y decide viajar a los EUA donde es contratado por el el New York Times para escribir sobre la URSS.

Supo aprovechar la oportunidad y decide convertirse en apologista de Stalin, sus reportajes fueron solo alabanzas de los planes quinquenales soviéticos. Duranty creía tanto en la modernización de Rusia que a sus ojos veía como meros accidentes del camino los costos humanos y sociales. De hecho, Duranty visita Ucrania en septiembre de 1933 y escribe que no hay hambre, y soltando una de sus mentiras más gordas afirma que los campesinos aceptan de buen grado la colectivización.

En 1932, Duranty recibió un premio Pulitzer por sus artículos aunque rápidamente fue criticado por su negación de las muertes por hambruna generalizada en la URSS, en particular el Holodomor. En 1990 The New York Times asignó a un miembro de su consejo editorial, Karl Meyer, para que escribiera un editorial sobre el trabajo de Duranty para el Times. Meyer, en un alarde de sinceridad dijo que los artículos de Duranty eran «algunos de los peores reportajes que aparecieron en este periódico». Duranty, dijo Meyer, había apostado su carrera al ascenso de Stalin y «se esforzó por preservarlo, ignorando o excusando los crímenes de Stalin»

Duranty oficialmente aún tiene el Premio Pulitzer, pero también el mayor de los descréditos como un periodista que se negó a ver lo evidente, al igual que varios periodistas mexicanos. Ustedes los conocen.

Alejandro Vázquez Cárdenas

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