Editoriales

De a poco (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

Cualquiera que tenga un poco de capacidad de análisis, y la curiosidad de allegarse los datos suficientes, puede darse cuenta que desde el inicio de la llamada 4T, este país entró en un gran perol donde sus habitantes paulatinamente están siendo cocinados a fuego lento, de a poco

Morelia, Michoacán, 16 de julio de 2019.- El asunto de las ranas hervidas es un tema ya viejo que se recicla episódicamente;  por lo general renace cuando alguien observa que aparecen en nuestro entorno (ciudad o país) algunas incomodidades que antes no existían, al principio leves, pero que lenta y progresivamente se vuelven intolerables para finalmente resultar fatales, todo sin haberse percibido como amenaza en un principio

Es el mismo caso del  “huevo de la serpiente”;  algo que inicialmente parecía más o menos inofensivo pero que en poco tiempo se torna en una real amenaza, capaz de destruir todo.

Más de un lector, en alguna ocasión, se ha encontrado con un supuesto experimento de fisiología realizado con ranas, mismas que son sumergidas en un recipiente con agua, que progresivamente se va calentando hasta que las ranas, con su pasiva colaboración, mueren literalmente cocidas.

La realidad es que no existe tal experimento; es una fábula, escrita por Olivier Clerc y que se encuentra en su libro «La rana que no sabía que estaba hervida y otras lecciones de vida».  

La fábula de la rana nos habla de un ser vivo, un individuo, en este caso un batracio, metida en un caldero y que, debido a la imperceptible subida de la temperatura, no se da cuenta de que la están cociendo; y cuando finalmente se da cuenta del peligro ya es muy tarde. Muere cocida. 

Si a esta rana la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua muy caliente ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto. Este experimento, dice el autor «nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía”.

Este pequeño cuento encierra para México una enseñanza; bastante incómoda por cierto, motivo por el cual después de escuchar o leer este relato, es rápidamente guardado en los rincones cerebrales  donde archivamos todo desagradable, marcado con la etiqueta genérica de “a nosotros no nos pasa nada”, etiqueta que nos remite instantáneamente al poema del Martin Niemoeller “Primero vinieron”,  escrito en sus primeras versiones en el año de 1946; en él se enumeran a los comunistas, a los pacientes incurables, a los judíos, a los Testigos de Jehová,  a los católicos y a los civiles en los países ocupados por la Alemania nazi. 

En todas sus versiones, el impacto emocional se construye pasando del grupo «más pequeño, más lejano» al grupo más grande y luego finalmente a sí mismo. Total, el destino a todos alcanza, a todos les toca. Nadie está a salvo.

Cualquiera que tenga un poco de capacidad de análisis, y la curiosidad de allegarse los datos suficientes, puede darse cuenta que desde el inicio de la llamada 4T, este país entró en un gran perol donde sus habitantes paulatinamente están siendo cocinados a fuego lento, de a poco, y al ser lentamente progresivo el deterioro, la capacidad de respuesta del ciudadano no activa el modo de “alerta” o de “peligro”.

En otras palabras, el desinformado ciudadano, calmo, manso y sosegado, no ve las luces rojas que avisan de un peligro

Eso fue al principio, pero para nuestra sorpresa en las últimas semanas la velocidad a la se deteriora el país es mayor; la percepción de peligro es ya evidente para todo ciudadano informado y que no tenga puestas anteojeras ideológicas. 

Obviamente los fervientes y exaltados fanáticos de la secta MORENA no lo verán así; con la fe del carbonero  ellos creen ciegamente en su mesías y en los voceros y amanuenses del sistema, esos que se dedican a dar toda clase de “maromas” para justificar lo injustificable.

Concluyo. Tome sus providencias y no espere milagros. Si puede hacer algo, hágalo. 

P.S.

Pregunta de un turista: ¿Pero cómo se fueron al carajo? 

Respuesta de un ciudadano: De a poco… como se va al carajo todo, de a poco. 

Alejandro Vázquez Cárdenas

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