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De Primera Mano / A Senado revuelto…

Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 14 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas
Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 14 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas

Lo peor del caso es que pese a sus abusos los senadores pueden no haber incurrido en irregularidades previstas en las normas y reglamentos internos del Senado, precisamente porque los políticos de todos los partidos que ahí cohabitan así han dejado las cosas

Morelia, Mich., 01 de octubre de 2013.- A río revuelto…, ganancia de pescadores, reza el refrán. Lo mismo aplica para las instituciones, sobre todo aquellas donde la transparencia y rendición de cuentas no son más que frases huecas que nos repiten una y otra vez para tratar de convencernos de que ahí sí se cumple.

Tal es el caso del Senado de la República. Apenas hace unos días se reveló que el senador panista, Ernesto Cordero, ex aspirante presidencial, tiene una nómina de trabajadores y asesores externos tan extensa que representan gastos para la Cámara de Senadores por el orden de los 2.4 millones de pesos mensuales.

Lo que eroga la institución anualmente tan sólo para el pago de los 557 asesores externos contratados por los 128 integrantes del Senado de la República representa para los mexicanos un gasto anual de 130 millones 800 mil pesos, pues los hay desde los que cobran 500 hasta los que ganan 95 mil pesos mensuales por sus servicios profesionales independientes.

Aunque a algunos moleste, el caso más escandaloso para nosotros es el de la senadora perredista por la vía plurinominal, Iris Vianey Mendoza, quien inicialmente fue señalada por tener entre sus asesores a su pareja sentimental, Carlos Sotelo García, ex senador de la República, líder de la corriente Democracia Social y aspirante a la dirigencia nacional del PRD, así como a su propio hermano, Freddy Mendoza.

En una airada carta aclaratoria dirigida al diario Reforma y a los otros medios que reprodujeron su información, la ex secretaria de los Jóvenes en el gobierno estatal de Leonel Godoy Rangel aclaró que ella no maneja recursos; que su pareja sentimental, Carlos Sotelo, no tiene relación contractual con el Senado; y, que su hermano fungió como asesor hasta hace un mes, en su carácter de abogado, además de que con su contratación no incurrió en violaciones a ninguna norma o reglamento interno de la institución.

Iris Vianey Mendoza dijo la verdad parcialmente, puesto que una investigación más detallada de Excélsior revela que son 7 los asesores con que cuenta, que entre ellos están su hermano Freddy, Francisco Javier Barbosa, hermano de Luis Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado, y que efectivamente Carlos Sotelo no es su asesor, sino que lo es su cuñado, de nombre Antonio Sotelo.

Este es sólo un ejemplo, y aclaro, hay casos peores como los de Layda Sansores, el mismo Luis Miguel Barbosa, Luz María Beristain y Dolores Padierna, la esposa del “señor de las ligas”, pero resalto precisamente el caso de la senadora Mendoza Mendoza, por ser originaria de Michoacán y por el salto tan grande que dio de haber sido sólo funcionaria estatal a senadora.

Lo peor del caso es que tal vez en algo tenga razón, ella pudo no haber incurrido en irregularidades previstas en las normas y reglamentos internos del Senado, precisamente porque los políticos de todos los partidos que ahí cohabitan así han dejado las cosas, con grandes lagunas para que todos puedan meter la mano en las arcas abiertas de la institución, porque “a Senado revuelto…, ganancia de senadores”

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