Editoriales

De Primera Mano / Cuando el periodista es la noticia

Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 16 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas
Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 16 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas

A mi muy particular punto de vista, y aún y con el riesgo de ser impopular entre amplios sectores de la población, cuando el periodista se convierte en la noticia, quiere decir que algo anda mal

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Morelia, Michoacán, 17 de marzo de 2015.- A mi muy particular punto de vista, y aún y con el riesgo de ser impopular entre amplios sectores de la población, cuando el periodista se convierte en la noticia, quiere decir que algo anda mal.

Como cualquier otra persona, por situaciones circunstanciales o de coyuntura, el comunicador puede llegar a ser en determinado momento el centro de alguna noticia.

Sin embargo, a mi juicio, cuando el protagonismo del periodista rebasa la importancia de la noticia, cuando se vuelve más importante quién lo dice que aquello que dice, entonces algo está muy mal.

Igual que en cualquier profesión u oficio, en el periodismo hay de todo y para todos los gustos; hay buenos y malos, hay duros y suaves, hay honestos y deshonestos, objetivos y tendenciosos, pero también los hay muy protagónicos y soberbios.

Y hay aquellos que al volverse el centro de la noticia de manera recurrente habrían de perder credibilidad, sobre todo cuando se vuelven parte de un proyecto político, ya sea a favor o en contra de gobiernos o partidos.

Un comunicador que toma partido, que busca exaltar hasta la mínima falla de aquellos a quienes desprecia, pero al mismo tiempo omite siquiera mencionar los escándalos del proyecto al que impulsa –pero que además lucra con ello-, deja en automático de ser un periodista y se convierte de inmediato en un activista.

Yo respeto –pero no respaldo-, la actitud mesiánica de esas actuales “vacas sagradas” del periodismo, ya sean con tendencia de izquierda o de derecha, ya sean de oposición o pro gobiernistas –que también los hay-.

Demando eso sí, que cuando haya un despido injustificado contra algunos de esos líderes de opinión igual que contra cualquier persona, se aplique con toda firmeza lo que establece la Ley Federal del Trabajo. Que se paguen las indemnizaciones que se tengan que pagar, pero que no se pierda de vista que este es un asunto laboral.

Los medios de comunicación son empresas y sus propietarios son la parte patronal, son ellos –y no sus empleados- quienes deben dictar la línea editorial de su negocio.

La libertad de expresión es otro tema, y en el caso tan sonado de los últimos días, es obvio que se ha respetado este derecho, al grado de que no hemos dejado de oír y leer de este asunto todos los días y a todas horas.

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