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De Primera Mano / Nuevas ropas…, mismas mañas

Los estándares de calidad que exige la implementación y funcionamiento de la Reforma penal, demandan al mismo tiempo que los procesos de selección tengan un nivel de preparación capaz de responder a esta revolución jurídica
La realidad para el ciudadano de a pie es muy distinta a la que se pregona en eventos públicos y a través de sendos comunicados de prensa

Hoy tenemos un Nuevo Sistema de Justicia Penal, pero tenemos aún a muchos de los mismos mañosos e incompetentes policías, agentes del Ministerio Público, funcionarios y políticos para implementarlo

Morelia, Michoacán, 10 de mayo de 2016.- El Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP) está muy lejos de ser lo que tanto nos han presumido nuestras autoridades.

La realidad para el ciudadano de a pie es muy distinta a la que se pregona en eventos públicos y a través de sendos comunicados de prensa.

Lo cierto, es que pese a que el 9 de mayo terminó por implementarse el NSJP en todo el territorio de Michoacán, los operadores del mismo y las instituciones educativas van muy a la zaga.

Hoy vemos que la gran mayoría de los asuntos que se envían en primera instancia a conciliación ni siquiera se han resuelto; muy pocos casos derivan en denuncias penales y con el pretexto de la “presunción de inocencia”, la gran mayoría de los delincuentes salen libres.

Hoy vemos que cuando un ratero, asesino o violador es detenido en flagrancia por civiles, las fuerzas del orden se niegan a recibirlos, pues requieren pruebas científicas que demuestren que son responsables de los hechos que se les imputan.

En el mejor de los casos, el presunto delincuente es recibido por la policía, pero sólo para eludir la presión de turbas de vecinos molestos, y a la vuelta de la esquina los liberan.

¿Usted se imagina en qué derivará esto? Me viene a la mente la palabra “linchamientos”.

Ahora bien, hay policías preventivos que en múltiples ocasiones han demostrado su ignorancia sobre el NSJP, al grado de no saber implementar las denominadas “cadenas de custodia” y de poner al Nuevo Sistema como argumento para cometer una serie de tropelías, abusos y excesos contra los comunicadores que pretenden cubrir sucesos policíacos, atentando así contra los derechos a la información y a la libertad de expresión.

En tanto, en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) las cosas no están mejor. Los tiempos, los procedimientos y el burocratismo para poder presentar una denuncia siguen siendo los mismos de antaño.

Si usted pretende hacer alguna diligencia ante un agente del Ministerio Público, habrá de reservarse por lo menos medio día, si no es que el día completo, y cuando por fin los reciba, tendrá que verse sujeto a presiones o a intentos de manipular sus declaraciones, cuando los agentes le digan, “¿sí cree que sea necesario poner eso’”, o un “tal vez no sea conveniente mencionar tal situación”.

Por si lo anterior fuera poco, es desesperante el momento en el cual le toman la declaración para la denuncia, pues para empezar, el agente del Ministerio Público es muy deficiente para escribir y redactar. Tarda una eternidad y no escribe con precisión lo que se le señala, ya sea por incompetencia o con dolo.

En cuanto a lo académico, y sin dejar de mencionar que los abogados que se van a dedicar a esto tendrán que tomar cursos de lectura, ortografía y redacción, las universidades públicas y privadas que imparten la carrera de Derecho aún no adecúan sus planes de estudios al NSJP. Aún no pasan de realizar algunos cursos o diplomados.

Si bien hubo autoridades federales, estatales y municipales, así como diputados y otras instituciones que se ocuparon de adecuar el marco legal a la reforma judicial federal de 2016, lo cierto es que el resto del andamiaje no se construyó, o se va improvisando.

Hoy tenemos un Nuevo Sistema de Justicia Penal, pero tenemos aún a muchos de los mismos mañosos e incompetentes policías, agentes del Ministerio Público, funcionarios y políticos para implementarlo.

Este sistema tiene sus ventajas, pero aún estamos muy lejos de verlo caminar como dicen las leyes, las mismas que tardaron casi 8 años en elaborarse. Si nos dicen que la impartición de justicia ha cambiado radicalmente a partir del 9 de mayo, nos estarán mintiendo. Tal vez en algún momento haya resultados, pero por lo pronto, los mismos mañosos de siempre seguirán haciendo de las suyas en perjuicio, sobre todo, de los ciudadanos más desprotegidos.

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