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De Primera Mano / Plurinominales, ¿se justifican?

Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 14 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas
Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 14 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas

Yo preguntaría, ¿qué tanto se justifica que los senadores y diputados que más bien representan los intereses de su partido, sean precisamente los que más legislen, incluso más que aquellos que sí fueron electos por los mexicanos y al menos en teoría sí los representan?

Morelia, Mich., 10 de diciembre de 2013.- Desde hace años se ha cuestionado la existencia de senadores, diputados federales y diputados locales por la vía de la representación proporcional, también conocidos como plurinominales, quienes no llegan a sus cargos por la elección directa de los ciudadanos, sino por la imposición de sus partidos políticos.

También desde hace años, muchos años, se ha propuesto desde reducir esa figura hasta la posibilidad de desaparecerla, ya que actualmente en la gran mayoría de los poderes legislativos del país representan hasta el 40 por ciento de los votos para la toma de decisiones, es decir, casi la mitad de quienes eligen el rumbo en el país no salieron de alguna elección directa.

A lo anterior hay que sumar la fórmula para la integración del Senado, donde dos candidatos por entidad federativa resultan electos, pero el primero de la fórmula que queda en segundo lugar entra como primera minoría y aparte hay otro grupo de 32 senadores que surgen de las listas nacionales que para el efecto elaboran partidos políticos, candidatos que tampoco son electos por los ciudadanos.

La figura de los plurinominales surgió en los años setentas, ante el creciente descontento social con el partido oficial, el PRI, que acaparaba casi el 100 por ciento de los cargos de elección popular a nivel nacional. La intención fue buscar equilibrios, pero sobre todo dar la posibilidad a la oposición de tener espacios que les permitieran canalizar sus inquietudes en los órganos para la toma de decisiones y evitar así algún estallido social por parte de las minorías que no tenían acceso a los mismos.

A cuatro décadas de distancia vemos que, como pasa con casi todas las buenas ideas en México, la figura de los plurinominales se ha pervertido, ahora se utiliza para el pago de cuotas o como premio de consolación para políticos que aunque no representen nada en la sociedad, sí representan a alguna empresa, familia poderosa, sindicato o simplemente un grupo político al interior de sus partidos.

Pero no conformes con eso, vemos a decenas de políticos a nivel nacional, muchos de ellos con una muy cuestionable reputación, que se la pasan por décadas brincando de una cámara a otra, y sólo por poner un ejemplo, ahí está el caso del secretario general del Sindicato de Pemex, Carlos Romero Deschamps, priísta y multimillonario él, que con 32 años consecutivos en el Congreso de la Unión, saltando del Senado a la Cámara de Diputados y viceversa, no ha presentado en todo ese tiempo una sola iniciativa de ley.

Los plurinominales se defienden y argumentan que por lo general los legisladores de representación proporcional presentan más iniciativas y propuestas que los de mayoría. Yo preguntaría, ¿qué tanto se justifica que los senadores y diputados que más bien representan los intereses de su partido, sean precisamente los que más legislen, incluso más que aquellos que sí fueron electos por los mexicanos y al menos en teoría sí los representan?

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