Editoriales

De Primera Mano / Víctor Manuel Tinoco Rubí

Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 16 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas
Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 16 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas

Definitivamente, no fue el mejor gobernador que haya podido tener Michoacán, pero al compararlo con todos aquellos que le antecedieron y le sucedieron, es muy fácil entender el prestigio del que ahora goza y que, muy pronto, el próximo 19 de agosto se le confiera la Condecoración Suprema Junta Nacional Americana

Morelia, Michoacán, 12 de agosto de 2014.- Cuando terminó su gobierno, en febrero de 2002, salió muy señalado por la opinión pública y muy cuestionado, hasta por sus propios compañeros de partido, quienes lo acusaban de ser aquél que entregó el poder público en Michoacán al PRD.

Hoy, 12 años después, la imagen pública de Víctor Manuel Tinoco Rubí se ha reposicionado, es objeto de reconocimientos y su gestión como gobernador de Michoacán es ampliamente destacada.

En su momento, Tinoco Rubí se convirtió en el primer gobernador de Michoacán que dio estabilidad al estado en mucho tiempo, después de los accidentados periodos de gobierno que comenzaron en los ochentas con Luis Martínez Villicaña y que siguieron con Genovevo Figueroa Zamudio, Eduardo Villaseñor Peña y Ausencio Chávez Hernández.

Se hizo mucha obra pública en Morelia y varios municipios, como la ampliación de la Calzada La Huerta, el paso a desnivel en la Salida a Salamanca, la Universidad Tecnológica de Morelia (UTM), el Hospital de la Mujer, la primera parte de la Autopista a Salamanca y casi toda la Autopista Siglo XXI, de Morelia a Lázaro Cárdenas, casi todas las carreteras que unen a la Cañada de los Once Pueblos, el nuevo Palacio de Justicia y muchas más.

Sin embargo, a ese gobierno estatal también se le acusó de cometer irregularidades; desviar recursos; dividir al magisterio michoacano; vender plazas en la Secretaría de Educación en el Estado (SEE); provocar un desorden en el sector transportista, con la entrega y venta indiscriminada de concesiones; de tener una enorme nómina estatal, con algo así como 11 mil trabajadores; y, de dejar una inmensa deuda pública por entonces impensables 162 millones de pesos.

Con todo eso, que fue parte de la campaña de quien le sucedió, hoy Tinoco Rubí goza del reconocimiento público de gran parte de la sociedad michoacana, en parte porque muchas de las obras y acciones que hizo en su gobierno siguen estando a la vista de la población, pero también porque en su periodo hubo una gobernabilidad política que ahora se añora y porque en aquél entonces Michoacán era uno de los tres estados más seguros del país.

Sin  embargo, el prestigio del cual ahora goza el experimentado político priísta no es sólo mérito de él, también han contribuido, aunque involuntariamente sus predecesores, como Lázaro Cárdenas Batel, que tardó cuatro años y medio en terminar los últimos 34 kilómetros de la Autopista a la costa michoacana y concluyó el tramo que le correspondía de la Autopista a Salamanca, esa misma que hoy parece una brecha y en la cual existe una caseta de cobro. La única obra pública de infraestructura por la cual se le recuerda.

También contribuyó Leonel Godoy Rangel, cuya obra pública fue la construcción de nuevos campus de la Universidad Michoacana y presumir como propia la obra carretera y hospitalaria que hizo el gobierno federal durante su gestión. En conjunto, los gobiernos perredistas incrementaron la nómina estatal de 11 mil a más de 50 mil plazas y la deuda pública de 162 millones a 16 mil 700 millones de pesos, sólo la reconocida por la Secretaría de Hacienda, además de adeudos con proveedores por algo así como 10 mil millones de pesos, tal vez más.

En ese periodo, y en el que siguió , encabezado por el priísta Fausto Vallejo Figueroa, no se resolvieron, sino que se agudizaron todos los problemas de los que se acusó a Víctor Manuel Tinoco, los desvíos de recursos, la división en el magisterio, las plazas automáticas a normalistas, la venta de plazas laborales, el crecimiento indiscriminado de la nómina estatal, el desorden en el transporte público, la ingobernabilidad, la deuda pública reconocida y los adeudos con proveedores y un estado que pasó de ser el tercero más seguro del país a estar permanentemente entre los cuatro más peligrosos y violentos.

Definitivamente, Víctor Manuel Tinoco Rubí no fue el mejor gobernador que haya podido tener Michoacán, pero al compararlo con todos aquellos que le antecedieron y le sucedieron, incluidos Jesús Reyna García y aún Salvador Jara Guerrero (con lo que hasta ahora hemos visto), es muy fácil entender el prestigio del que ahora goza y que muy pronto, el próximo 19 de agosto se le confiera la Condecoración Suprema Junta Nacional Americana, que le será otorgada en sesión solemne del Congreso del Estado a realizarse en Zitácuaro.

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