Editoriales

Delincuentes sexuales (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas
El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas

El problema con este tipo de delincuencia es grave, al grado que naciones paradigmáticas del primer mundo, en tecnología y cultura como Reino Unido y Francia, ha decidido apoyarse no tan solo en leyes, sino en la investigación científica para atajar de raíz este problema

Morelia, Michoacán, 08 de mayo de 2018.- Los humanos no somos perfectos, eso ni quien lo dude, y entre los múltiples defectos que pueden tener los hombres, uno de los más despreciables y que más lastima a la sociedad es el que representan los delincuentes sexuales. En México es problema es mucho mayor de lo que las autoridades desean aceptar. Leo en un diario de circulación nacional una nota fechada en abril del presente año: “En México hay 99 víctimas de delitos sexuales por día. Los ilícitos tipificados como delitos sexuales, como abuso sexual y violación encabezan el listado de carpetas de investigación abiertas en el país. En otro medio se lee “La violencia sexual en México se agudizó durante los primeros seis meses de este año. Estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) indican que durante el primer semestre de 2017 se denunciaron en el país 16,631 delitos sexuales, de los cuales 6,444 fueron casos de violación.

El problema con este tipo de delincuencia es grave, al grado que naciones paradigmáticas del primer mundo, en tecnología y cultura como Reino Unido y Francia, ha decidido apoyarse no tan solo en leyes, sino en la investigación científica para atajar de raíz este problema. En esos países , que tienen cifras de delitos sexuales altas, los delincuentes, si desean reducir en algo su condena, pueden optar por la llamada “castración química” que no es otra cosa que el uso de medicamentos anti andrógenos, como la Ciproterona o el Dietilestilbestrol que bloquean la libido en el hombre.

En el caso concreto de Francia el gobierno utiliza dos productos inhibitorios de la libido: El acetato de ciproterona y el leuprolide que actúan directamente contra las hormonas masculinas. Administradas por vía oral o subcutánea, ambas sustancias tienen la propiedad de impedir la producción de testosterona, hormona que actúa sobre el deseo sexual y la capacidad de erección. Vale aclarar que este tratamiento es totalmente reversible, es decir, sólo funciona mientras se toma y es acompañado de vigilancia clínica y psicoterapia. Otro cantar es la llamada “castración física” en la cual el procedimiento es irreversible pues consiste en retirar quirúrgicamente los genitales del varón. Hasta donde se esto no está avalado en ningún país.

¿En qué otros países se lleva a cabo la castración química? En muchos, como en los EUA, concretamente en los Estados de California, Georgia, Iowa, Luisiana, Montana, Oregon, Texas, Wisconsin y Florida. En Alabama, el asunto es peor, pues la ley obliga al condenado a pagar su propia castración.

También la castración química está vigente en Rusia, Polonia, Moldavia, Estonia, Corea del Sur, Indonesia, la India , Bolivia, España y Australia.

¿Qué efectos tiene el bloqueo hormonal, o sea, la castración química en un hombre violento o hipersexuado? Pues reduce drásticamente el impulso sexual y la agresividad. Situación deseable en un delincuente confeso y que ya tiene una respetable lista de violaciones y asesinatos en su haber.

En México, los mencionados leuprolide y ciproterona se usan desde hace años principalmente para el tratamiento del cáncer prostático, tumor maligno que tiene una relación absoluta con la testosterona. ¿Qué efecto tiene un bloqueo hormonal completo en un hombre? Pues que aparte de desaparecer el impulso sexual disminuyen los impulsos que caracterizan a un varón. La agresividad, el valor, el arrojo, el coraje y todo lo que distingue al macho de la hembra se ven notoriamente disminuidos. El ejemplo extremo es la comparación entre un soberbio toro de lidia y lo que resulta después de castrarlo.

Me pregunta un conocido, ¿Qué pasa si uno de nuestros políticos, alguno con obligación de decidir y con el poder legal para usar la legítima fuerza del estado, está recibiendo bloqueadores hormonales por una neoplasia prostática? Pues que enfrentado a esa posibilidad manifestará miedo y cobardía y lo disfrazará de «prudencia» y «diálogo».

Es cuanto

Alejandro Vázquez Cárdenas

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