Editoriales

Desafortunada extinción de las “escuelas nocturnas” / Hugo Gama

Hugo Gama es Maestro en Derecho por la Universidad La Salle México, así como abogado especialista en propiedad industrial
Hugo Gama es Maestro en Derecho por la Universidad La Salle México, así como abogado especialista en propiedad industrial

La extinción de los CEBA en Michoacán es una pésima decisión por parte del Congreso del Estado y del gobernador Fausto Vallejo, más en estos momentos en los que la educación dirigida a los “adultos” debe ser base para evitar caer en las redes de la delincuencia

Morelia, Michoacán, 26 de marzo de 2014.- Uno de los reproches de la sección XVIII de la CNTE respecto de la recién aprobada Ley de Educación para el Estado de Michoacán de Ocampo, es la desaparición de los Centros de Educación Básica para Adultos (CEBA), conocidos popularmente como las “escuelas nocturnas”, así como la adopción del modelo nacional de educación para adultos que imparte el INEA.

Las escuelas conocidas como CEBA, fueron creados a principios de los años ochentas, formaban parte del sistema de educación básica, con un modelo semestral, semiescolarizado intensivo, con docentes especializados por materia; sus servicios se prestan de lunes a viernes de las 18:00 horas a 21:30 horas. En dichas escuelas “nocturnas” se reciben alumnos mayores de 15 años para primaria y secundaría, y dichos servicios se prestan principalmente en colonias populares, albergues y centros de readaptación social.

Las llamadas “escuelas nocturnas” no sólo fungen como centros de educación, cumplen y otorgan un servicio social mayor. Sus alumnos en su gran mayoría oscilan entre los 15 y 20 años, los cuales provienen de escuelas “regulares” pero que por alguna razón desertaron o los expulsaron, también hay padres o madres de familia que en el pasado se vieron obligados a abandonar sus estudios, personas que en su infancia por problemas económicos no lograron asistir a la primaria o secundaria, en menor número se pueden encontrar personas de la tercera edad, y qué decir de los alumnos de los ceresos, a quienes su preparación les ayuda para lograr la readaptación social deseada por la misma autoridad.

En este tipo de educación, los alumnos mantienen contacto directo y diario con el docente, el cual como ya señalé, es un profesionista y especialista en su materia, por lo que con facilidad puede disipar dudas y fortalecer la preparación del adulto, generando una formación integral, humana y científica, aunado a que el contacto permanente coadyuva para evitar el descarrilamiento de jóvenes que pueden ser blanco fácil de conductas atípicas y organizaciones oscuras, es decir, la función social no es solo de dar clases.

La recién aprobada Ley de Educación, en términos reales extingue los CEBA y ordena sujetarse al modelo del INEA, de educación abierta, en donde los alumnos acuden una vez a la semana a tomar asesorías que son otorgadas en su gran mayoría por jóvenes que aún siguen estudiando la preparatoria y con suerte alguna licenciatura, lo que se ve reflejado en la baja calidad educativa, menos pensar que puede ser considerada como preventiva o de readaptación social, se trata de un modelo de certificación donde lo único que interesa son los indicadores y no la calidad y desarrollo del individuo.

La extinción de los CEBA en Michoacán, es una pésima decisión por parte del Congreso del Estado y del gobernador Fausto Vallejo Figueroa, más en estos momentos en los que la educación dirigida a los “adultos” que en realidad son adolescentes en su inmensa mayoría, debe ser base para evitar que ese sector social caiga en las redes de la delincuencia, sin embargo, han optado por la vía fácil de certificar sin calidad, sin conciencia, ausentes del contacto del docente con los alumnos, acreditando números y no seres humanos preparados bajo los principios constitucionales establecidos en el artículo tercero.

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