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Educación, tarea pendiente (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas
El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas

¿Cuál es el futuro de México sin una educación de calidad? Fácil, seguir como proveedores de mano de obra barata.

Morelia, Michoacán, 14 de agosto de 2018.- El nivel educativo de México es bajo; con una constancia digna de mejor causa disputamos los últimos lugares mundiales en cualquier evaluación. Una gran parte de los alumnos se ubican en la categoría de ignorantes, en la materia que sea, sobre todo en matemáticas y comprensión de lectura. Tenemos generaciones enteras perdidas, incluso con licenciatura terminada, poco cultos y viciados laboralmente por el degradado ambiente educativo. Obviamente. Michoacán, el llamado desde hace décadas «Estado torpe», se encuentra anclado en los últimos lugares en la República; ¿Responsables? Sobra decirlo, están perfectamente ubicados.

Hace ya buen tiempo, 1972, con motivo de una reforma educativa, se realizó una evaluación de la educación básica de México. Se aplicó un examen nacional de conocimientos a alumnos de cuarto y sexto año de primaria, y otro a los maestros de esos alumnos. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Nexos con un título elocuente: “México: país de reprobados”. La totalidad del estudio fue publicada luego, en forma de libro, por el Fondo de Cultura Económica, bajo el título La catástrofe silenciosa. ¿A casi medio siglo hemos mejorado?  No.

Desde esos años era evidente la tragedia educativa, y los más afectados son los alumnos, esos que acuden a clase todos los días y no pueden saber si lo que sus maestros les enseñan les sirve o no. Posteriormente la vida, de la manera más dolorosa, les enseña que lo poco aprendido en la escuela no sirve para conseguir trabajo ni mejora sus oportunidades laborales.

¿El problema es de los últimos sexenios?, para nada, si nos adentramos en la historia encontraremos que a la llegada de Agustín de Iturbide existía un 98 por ciento de analfabetos en México. Casi nadie sabía leer ni escribir. El siglo XIX concluyó con 70 por ciento de analfabetos, (Finlandia a mediados del ese siglo alcanzó el 100% de alfabetización)  y para 1930 el porcentaje era de 60 por ciento. Francamente un país con semejante cifra de iletrados difícilmente puede cambiar su destino. ¿Y cómo está la educación con nuestro vecinos del norte?, la verdad sin mayores cambios desde que la describió sucintamente Alexis de Tocqueville en 1831, “La instrucción primaría está allí al alcance de todos. La instrucción superior no se halla al alcance de casi nadie”.

El gobierno mexicano educa (es un decir) a casi 90 por ciento de los estudiantes del país con los resultados por todos conocidos. Nuestros funcionarios no pueden o no quieren entender que sin una educación de excelencia nuestro país jamás saldrá del subdesarrollo.

Para empeorar las cosas, y no hablo de la liberación de doña Elba Esther, a estas alturas del siglo XXI existen personajes que pretenden exculpar al magisterio con los más peregrinos  argumentos y consideran a la evaluación como un (transcribo textual): «Método de eliminación de los derechos laborales del magisterio y discriminatorios en tanto que su diseño está de tal forma estructurado para ser reprobado por maestros de origen popular, indígenas y por las mujeres, al no evaluar la capacidad académica, sino a través de 20 o 30 reactivos fuera del contexto cultural de las diversas regiones y género».  Eso dicen y no les da pena.

¿Cuál es el futuro de México sin una educación de calidad? Fácil, seguir como proveedores de mano de obra barata.

Alejandro Vázquez Cárdenas

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