Editoriales

El dictador y la dictadura moderna / Hugo Gama

Hugo Gama es Maestro en Derecho por la Universidad La Salle México, así como abogado especialista en propiedad industrial
Hugo Gama es Maestro en Derecho por la Universidad La Salle México, así como abogado especialista en propiedad industrial

Criticar otras naciones y no ver las dificultades de la propia, resulta una incongruencia, no hay capacidad moral para hacer juicios al exterior cuando en el interior encontramos un escenario verdaderamente alarmante, en similares o peores condiciones de las que se critican, y las cuales si conocemos de manera directa

Morelia, Michoacán, 29 de noviembre de 2016.- La muerte del histórico personaje Fidel Castro ha desatado manifestaciones de reconocimiento, pero también sus detractores ha dado cuenta de su desprecio a tan relevante sujeto.

Resulta ser histórico Castro, en virtud del indudable impacto que tuvo su actuar durante el siglo XX y lo que va del XXI, un político habilidoso, congruente con sus ideas y con un claro programa al que siempre llamó “Revolución”, mismo que no sólo se quedó en Cuba, sino que trascendió sus fronteras.

Podrá haber quienes señalen de manera positiva sus medidas, su gobierno y la forma del ejercicio del poder, habrá quienes piensen lo contrario, incluso lo tachen de dictador.

Dictador o no dictador, cierto es que ya pasó a la historia y será ella quien lo juzgue.

Debo mencionar que me llama la atención la violencia en la que sus adversarios u oponentes se han referido a él, en especial en este momento de su deceso; resulta ignominioso festejar la muerte de una persona, festejar es una analogía de estar a favor de la pena muerte, pues esa expresión denota el deseo de la misma, lo cual de manera intangible es una falta de reconocimiento al derecho humano más importante.

Los señalamientos a Castro de dictador en lo personal me resultan incongruentes y una falta de claridad de la composición de los gobiernos en México y en otros países supuestamente democráticos. Soy de los que cree que nuestro país se encuentra bajo el dominio de castas o dinastías, una modalidad de dictadura moderna.

La “democracia” más avanzada del mundo, resulta ser un ejercicio de transición del poder de familia en familia, ahí tienen a los Kennedy o a los Clinton; en México para no irnos lejos tenemos a los Calderón, de los cuales Felipe ya fue titular del Ejecutivo Federal, durante su período intentó colocar a su hermana Luisa María como gobernadora de Michoacán, tienen a una sobrina Senadora de la República de nombre Mariana Gómez del Campo y ahora pretenden instalar a la esposa de Felipe en el Ejecutivo Federal.

También tenemos al grupo o casta conocida como Atlacomulco, ejemplo también resulta Carlos Salinas de Gortari y su familia de apellido Ruiz Massieu.

Hay acusaciones de represión en Cuba, han acusado a Castro de ser violador de derechos humanos, etcétera, sin embargo, no es necesario volar a la isla para denunciar todas esas cosas, en la democracia mexicana o dictadura moderna, tenemos severas dificultades en el respeto de derechos humanos, que se ha agravado desde la declaración de guerra contra el crimen organizado realizada por Felipe Calderón, las miles de desapariciones o los periodistas muertos de Veracruz, los 43, las ejecuciones extrajudiciales, la pobreza, la corrupción o los desplazamientos.

Criticar otras naciones y no ver las dificultades de la propia, resulta una incongruencia, no hay capacidad moral para hacer juicios al exterior cuando en el interior encontramos un escenario verdaderamente alarmante, en similares o peores condiciones de las que se critican, y las cuales si conocemos de manera directa, pero desafortunadamente pareciere que nos gusta estar bajo el yugo de la dictadura moderna.

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