Editoriales

El ejército leal al Presidente / Hugo Gama

Hugo Gama es Maestro en Derecho por la Universidad La Salle México, así como abogado especialista en propiedad industrial
Hugo Gama es Maestro en Derecho por la Universidad La Salle México, así como abogado especialista en propiedad industrial

El Partido Revolucionario Institucional y sus gobiernos con el paso del tiempo se han ganado el adjetivo de ser intolerantes, represores y autoritarios, situación que siempre es favorable en el discurso para sus adversarios políticos o para la oposición

Morelia, Michoacán, 22 de agosto de 2016.- El Partido Revolucionario Institucional y sus gobiernos con el paso del tiempo se han ganado el adjetivo de ser intolerantes, represores y autoritarios, situación que siempre es favorable en el discurso para sus adversarios políticos o para la oposición.

El historial del PRI lo hace blanco fácil de señalamientos de esa naturaleza, que además permiten refrescar su pasado con ejemplos como los estudiantes de 1968, el halconazo en 1971, los muertos previos y posteriores a la elección de 1988,  Acteal en 1997, Atenco en el 2006, los 43 de Ayotzinapan en 2014, entre otros sucesos más.

Hace apenas un par de días, la diputada federal y secretaria General del PRI  a nivel nacional, Carolina Monroy del Mazo, identificada como gente cercana al titular del Poder Ejecutivo Federal, en el marco de su informe legislativo señaló en Metepec, Estado de México, “a partir de hoy no permitiremos un solo agravio más al señor Presidente de la República; cada ofensa recibida tendrá respuesta”.

No es de extrañar que la diputada intente defender a su jefe político, mal haría si no lo hiciere, sin embargo, las palabras utilizadas por la también secretaria General del PRI en el país, describen precisamente la conducta y la forma en la que buena parte de clase política del tricolor concibe el ejercicio del poder, y que es cuestionada seriamente por sus adversarios.

La postura de la legisladora demuestra un claro talante intolerante y autoritario, para ella no se puede cuestionar a su jefe, aunque se trate de un personaje público sujeto al escrutinio colectivo. A esto agreguemos también la amenaza lanzada – cada ofensa recibida tendrá respuesta-.

Carolina Monroy de igual manera señaló, “cuenta usted, señor Presidente, con un ejército de aliados leales. Cada uno seremos difusores de sus propósitos  y logros. Y juntos asumiremos también los costos. Usted no está solo”, manifestación que vislumbra la exclusión de todo aquel que no piense como su jefe o ella misma, y resulta ese ejercito precisamente la vía para responder las “ofensas”.

Quiero creer que Monroy imaginó que con ese discurso ayudaba o le otorgaría respaldo al Presidente de la República, situación que no es así, ya que después de los escándalos de la Casa Blanca, del departamento de Miami, de la Tesis, del desplome de la popularidad en las encuestas, lo que menos ocupa son apoyos estridentes e intolerantes que potencian la imagen autoritaria de su partido y sus gobiernos.

La tesis

Aún tengo dudas sobre el supuesto plagio señalado a la Tesis para obtener el grado de Licenciado en Derecho del Presidente, lo que si tengo certeza, es que dicho documento dista de ser un trabajo académico, intelectual y de investigación.

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