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El Evangelio Hoy: Con el Espíritu Santo empieza nueva era

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Una nueva era de la salvación comienza con la venida del Espíritu Santo, él la realiza en cada alma mediante los sacramentos.

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Morelia, Michoacán, 22 de mayo de 2018.- En tu vida. Los fieles que asisten a la iglesia, en su mayoría, están de cuerpo presente, ausentes, no conocen su fe, ni los guía el Espíritu Santo.

Dios habla. La historia de la salvación continúa su gran marcha hasta la consumación.

En la plenitud de los tiempos, empieza una nueva era, sacramental. La salvación, realizada en Cristo, alcanza a cada ser humano por la acción del Espíritu Santo a través de signos sensibles, los sacramentos.

El inicio de esta nueva era celebramos en Pentecostés. Cristo cierra su ciclo salvífico, en cierto modo, cuando asciende al cielo. La era del Espíritu Santo comienza..

El relato de la gran manifestación del espíritu Santo, de San Lucas está lleno de imágenes muy vivas, celestes, su venida rodea un enjambre de signos: el viento, el fuego, las lenguas.

Cristo cumple su promesa de enviar al espíritu Santo sobre los discípulos que él había preparado.

El espíritu Santo es enviado al mundo para realizar en los creyentes la salvación y hacer discípulos de Cristo y sus testigos, enviados a llevar a Cristo al mundo.

Viene a llevarlos a toda la verdad, la salvación es progresiva, el discípulo no puede recibir toda la verdad cuando Cristo se despide y un promete: “aún tengo muchas cosas que decirles en todavía no las entienden. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad los irá guiando hasta la verdad plena”.

El Espíritu Santo nos comunica las riquezas de la salvación de Cristo,… El recibirá de mi lo que les vaya comunicando… Tomará de lo mío y se lo comunicará ustedes”, leemos en el Evangelio de Juan.

Los fieles necesitamos estudiar siempre el plan de salvación en la Palabra de Cristo, en los grupos, en la homilía guiados por el espíritu Santo para ir conociendo toda la verdad.

Necesitamos prepararnos, estar dispuestos a cooperar en la obra de la salvación, para ser los testigos del divino Mesías.

San Pablo precisa que en todo momento necesitamos ser guiados por el espíritu Santo para librarnos del “desorden egoísta del hombre” cuyas consecuencias son: la corrupción y todos los crímenes, el libertinaje, toda suerte de maldad que el hombre comete sin conciencia moral, las violaciones a la ley, la perversión del hombre, robos y despojos, engaño, injusticias contra los inocentes, este infierno en el que somos torturados por los pecados.

Nuestra vida será transparente y justa, siguiendo los más altos valores, teniendo una conducta santa.

“…los frutos del espíritu Santo son: el amor la alegría, paz,… Bondad, la fidelidad la mansedumbre el dominio de sí mismo… Los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones y malos deseos”.

Los católicos necesitamos recibir de manera consciente al espíritu Santo. Si es necesario, hay que vivir su experiencia reviviendo de manera consciente los sacramentos: bautismo, confirmación, pues en ellos actúa y se entrega el Espíritu Santo.

Es el paráclito, Dios está junto a ti para guiarte y apoyarte en todas tus necesidades.

En los momentos trascendentes y complicados, preñados de una densidad histórica, necesitamos la guía del espíritu Santo para no actuar como fanáticos que no piensan, como débiles mentales que se dejan seducir por líderes astutos y perversos, como inconscientes e irresponsables. Lo necesitamos para participar en las elecciones como ciudadanos maduros. El católico es ciudadano de excelencia y da su voto al que considera menos malo.

Vive intensamente. Necesitamos conversión, comprender la fe y vivirla, aceptar al Espíritu Santo en nuestro camino de fe.

Cristo con nosotros. Cristo envía su Espíritu a esta asamblea a través de los signos: la Palabra, el pan y el vino.

Para platicar en familia. Como familia hay que recibir al Espíritu Santo para entrar en la historia de la salvación.

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