Editoriales

El Evangelio Hoy: Cristo es el mesías esperado, el redentor

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Cristo, da un signo de que es el Mesías, purifica el templo de los comerciantes según la profecía. Va a Jerusalén para dar su vida y resucitar.

Morelia, Michoacán, 05 de marzo de 2018.- En tu vida. Los vecinos de Lupita se preparan para la semana Santa, se irán de vacaciones a los placeres.

El año pasado una familia entera se fue la playa. Tuvieron un accidente a orilla del mar y murieron seis.

Dios habla. La Cuaresma es un camino para llegar al gran acontecimiento de la Pascua, el acontecimiento central de la historia y de la vida de fe en Cristo, el acontecimiento original que celebramos en la misa y en los sacramentos.

Necesitamos ponernos en marcha en ese camino, vivir una experiencia de búsqueda y de encuentro con Dios. La Palabra de Dios ilumina la autopista, pone letreros y señalamientos. El camino opuesto, de Satanás, es el de las diversiones mundanas que buscan fiestas de, excesos brutales, placer y pecado en la playa.

Necesitamos subir hasta la cumbre, hasta el final del camino y estar presentes en el más grande acontecimiento de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, Hijo de Dios, el Salvador.

Es la experiencia que podemos vivir en la comunidad de creyentes. Necesitamos aprovechar el tiempo de preparación, la Cuaresma. Si somos seguidores de Cristo necesitamos estar con él en el triduo Pascual. Es necesario darle todo el tiempo en semana Santa. Dejar negocios y diversiones para estar con Cristo. Hay que tomar parte en espíritu y en verdad en el misterio pascual.

La experiencia de Cristo torturado, muerto y resucitado cambia la vida de fe, le da un sentido extraordinario, una gran energía para ser católicos de verdad.

Todo cambia, el fiel creyente lo entrega todo con una visión clara de su recompensa divina en su destino definitivo.

Nosotros anunciamos a Cristo crucificado, proclama Pablo, que es locura para muchos intelectuales, orgullosos tal vez, pagados de sí mismos, extraviados del camino de Cristo.

Cristo se presenta como el Mesías. En la profecía está escrito que el Mesías va a purificar el templo. Ojalá venga a algunas celebraciones demasiado mundanas, danza de fotógrafos, cantos románticos, pasarela de escotes y expulse a muchos que convierten el silencio sagrado del templo en un mercado o jardín.

Cristo es el Mesías que entrega su vida para librar a su pueblo de la corrupción, la maldad, los crímenes de los poderosos soberbios y los sufrimientos de los pobres, de las autoridades corruptas que se engordan a sí mismas.

Cristo anuncia su muerte con una figura: “destruyan este templo y en tres días lo resucitaré”. Los discípulos recuerdan está palabra cuando Cristo resucita de entre los muertos.

Nosotros también nos dirigimos con Cristo a Jerusalén en estas semanas de Cuaresma. Son jornadas de austeridad, de recogimiento. Necesitamos prepararnos para morir a nosotros mismos y seguir a Cristo en todos los pasos de su pasión, muerte y resurrección.

Necesitamos decidirnos a seguir a Cristo en la penitencia de la Cuaresma, en el sacrificio. “Porque el remedio contra el pecado está en  el ayuno, la oración y la ayuda a los demás, el servicio”.

Para seguir a Cristo necesitamos cumplir los mandamientos. La lectura del éxodo nos presenta lo que ya conocemos, los 10 mandamientos, es una bella y viva presentación.

El yugo del señor es ligero, se refiere a la ley. En el salmo cantamos “la ley del Señor es perfecta del todo, inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo”.

Debemos recuperar este sentido sagrado de la ley, para muchos la ley no vale nada, la quebrantan cuando pueden y crean el caos

Vive intensamente. Sincérate, ¿vas a vivir esta semana Santa como enemigo de la Cruz de Cristo, sin fe?

Cristo con nosotros. Aquí está Cristo, enfrenta la muerte y resucita por ti, te alimenta con su cuerpo y su sangre

Para platicar en familia. ¿Familia, tienes fe y valor para acercar a tus hijos a Cristo o los dejas correr a las adicciones y placeres locos?

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