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El Evangelio Hoy: Descifrar el enigma de la vida

Queremos encontrar el paraíso. Encontramos en la vida maldad, dolor y engaño. Sólo Cristo ofrece el paraíso.

Morelia, Michoacán, 23 de junio de 2019.- En tu vida. Vemos en la gente en los negocios, en los placeres y la diversión buscando el paraíso, terminan burlados, desengañados.

Dios Habla. La vida es un enigma: el placer y el dolor, el mal y el bien, hacer lo que nos da la gana y tener un código de moral. No sabemos en dónde está el bien verdadero, el placer y la diversión nos dejan decepción y resaca. Ante el asunto más grande del único Bien verdadero y que realmente nos inquieta, nos sentimos perdidos.

El mundo material y temporal pretende crear el paraíso. Tiene sus campeones, profetas, ídolos, estrategias, muestra una visión de la realidad, de la actividad, de sus metas y bienes. A pesar de su limitación radical, irrenunciable, de su situación precaria y mortal, el hombre soberbio se empeña en igualarse a Dios y construir un cielo alternativo. Absurdo.

Hay muchos fracasos, desencantos y desilusión en los paraísos que promete el mundo, es el engaño Maestro. Es horrible la frustración al final de la vida al contemplar que el paraíso era falso y que se ha perdido definitivamente y por la eternidad el sentido de la vida y el único Bien verdadero.

El Creador hizo al hombre para la felicidad plena e inmortal, sólo él puede darle el paraíso y sólo él puede guiarlo al paraíso, para eso se hizo hombre su Hijo. El es el Mesías de Dios y su sabiduría increada que lleva a las pobres criaturas al único paraíso.

El Maestro enseña que el hombre, soberbio y mentiroso no puede construir el paraíso, el enseña a desechar todos los engaños de los hombres, falsos creadores, comerciantes de felicidad que buscan su bien egoísta y su riqueza material.

El Maestro nos enseña a pasar por el mundo tramposo, evitando caer en la trampa mortal, venciendo el canto de las sirenas.

Es necesario dejar atrás el mundo y todas sus seducciones, despojarse, renunciar y seguir al Maestro. En el Evangelio de hoy él se muestra como guía divino.

Hay que reconocerlo como el Mesías de Dios, el único que tiene el secreto de la vida y puede conceder el paraíso prometido por Dios al hombre. En medio de muchos ídolos y falsos profetas que prometen la Transformación y que son pobres, mezquinos y mentirosos, hay que ser capaces de reconocerlo, como Pedro: “tú eres el Mesías de Dios.”

Es el servidor de Yahveh sufriente de quien profetiza Zacarías Hay que apostarle a él todo, con una decisión absoluta, ir con él, que se entrega a los tormentos, la muerte en manos de las autoridades corruptas del pueblo. Hay que convertirse, entrar en el Misterio de la muerte y Resurrección. “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, sea rechazado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, que sea entregado  a la muerte y que resucite al tercer día”.

Hay que sacrificar este mundo, vil, breve. El camino es simple, radical y seguro, hay que ir con el Redentor, Él muestra la vía y va por delante: “si alguno quiere seguirme, que no se busque a sí mismo, tome su cruz de cada día y me siga. “…. El que quiera perder su vida por mi causa la encontrará”.

Vive intensamente. Necesitas la gran conversión: encontrar a Cristo y seguir sus pasos, vestirte su pasión y su gloria.

Cristo está aquí. Necesitas hacer la gran opción por Cristo, acércate, come su cuerpo, bebe su sangre.

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