Editoriales

El Evangelio Hoy: Después del desastre la redención

El mundo está hecho un asco por los pecados, corrupción, los falsos mesías prometen la transformación. La salvación sólo viene de Dios.

Morelia, Michoacán, 15 de diciembre de 2019.- En tu vida. Mucha gente sigue a los falsos mesías, por interés de una torta y les escuchan sus embustes.

Les hace falta pureza y fe divina para acercarse al único mesías que cambia nuestra suerte con el amor, la justicia.

Dios habla. El nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, Salvador es una noticia magnífica en este mundo de desastre, asesinatos, desempleo, hambre y mentiras y opresión.

Ya hemos visto esta película. El mismo desastre imposible e insoportable vivió el pueblo de Israel en el destierro. Eran miserables, a la merced  de los opresores. Eran como el yermo sediento… El desierto.

Es un pueblo de andrajosos, ignorantes, sin oficio para trabajar. Entre ellos se arrastran muchos enfermos y lisiados, ciegos y sordos, malolientes. Tienen un  panorama negro, sin esperanza.

En su propia tierra, los mexicanos son explotados por los extranjeros que se adueñan de bancos y empresas. Los capitales invierten en México para explotar las materias primas, llevarse lo mejor y dejar las migajas y las tierras extenuadas, como los que producen arándanos, papas, etc. Los dueños de las huertas de aguacate, son empresarios y políticos que vienen de fuera para hacer negocio, cantidades fabulosas de dinero. Luego se van.

Los pobres viven en angustia, miseria, sin lo necesario para triunfar en la vida y soñar. No hay empleos seguros bien remunerados, viven en la ociosidad, la informalidad. Por hambre se contratan en trabajos malsanos que los envenenan, por pan se enrolan con los narcos y enfrentan la muerte.

Los gobernantes los engañan, manipulan, se aprovechan de su inocencia. Ellos. Los hacen creer que velan por ellos y quieren su progreso, en realidad tienen proyectos inventados del Centro, ajenos a los pueblos, para relumbrón del gobernante y engrosar las arcas de los capitalistas. Así es el tren maya que es un negocio para los grandes consorcios de turismo y que va a devastar la naturaleza maravillosa del Sureste.

En este mundo de sufrimiento, postración, cuando no se ve salida posible y no hay esperanza para los pobres surge la gran noticia del cambio, de la redención de los oprimidos y del castigo los opresores, explotadores, grandes ricos que hacen fortunas a la sombra del poder y del trabajo de los pobres.

El cambio de dirección va a venir, de Dios, de su poder, riqueza y amor infinito, que no es como los poderosos de la tierra ni se complace en la hambruna, el llanto y la sangre de sus pobres.

“Regocíjate, yermo sediento. Que el desierto dé gritos de júbilo, la gloria de Dios empieza a despuntar sobre el.… ¡Ánimo! No teman he aquí que su Dios vengador y justiciero viene ya a salvarnos”. 

Cesarán las miserias de los pobres y oprimidos, de los enfermos en los corredores de los hospitales, en los barrios lúgubres. “Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán, saltará como un venado el cojo…”

La profecía se cumple en Jesús. “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio”.

Es el Reino de Dios, ahí el más pequeño es más grande que Juan, el mayor de los profetas.

Vive intensamente. Deja de confiar en los hombres, sus discursos y riquezas. La Transformación sólo viene de Dios.

Cristo está aquí. Ya viene, sal a su encuentro, recíbelo en la comunión de su cuerpo y su sangre.

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