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El Evangelio Hoy: Dios saca a su pueblo de las terribles pruebas

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

La situación de corrupción, impunidad, de caos y muerte es muy grave, la salida parece imposible. Sin embargo, Dios libera a su pueblo.

Morelia, Michoacán, 28 de octubre de 2018.- En tu vida. Cuando el crimen mata cerca de nosotros y vemos el desamparo de los humildes, sentimos caer en un vértigo de muerte.

Con los hombres corruptos y pecadores no hay ninguna esperanza de que esto cambie. Nos sentimos perdidos.

Dios habla. Sin merecerlo, el padre Dios me hizo el regalo divino del sacerdocio. “ El sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados”. Anunciar su palabra y celebrar la misa es su misión.

Dios hizo un mundo de orden y tranquilidad, creó al hombre para el bien y le dio leyes para la convivencia social. Pero entró el pecado en el mundo, el hombre quedó inclinado al mal y la sociedad herida de crimen, odio, división y venganzas.

Los crímenes y el desorden social se extienden y se arraigan. La sangre corre, los criminales gozan de impunidad y vuelven por más, se trastorna el orden por los perversos que andan sueltos.

Caemos en una situación desesperada de luto y de mucho miedo, se conmueven las bases de la sociedad muchos sienten angustia y desesperanza.

Los fieles de Cristo en la noche más negra, agitada y peligrosa tienen una luz.

Se pueden agarrar de Dios que es fiel a sus hijos y a su creación. El va a intervenir y a sacarnos del huracán tenebroso y del reino del terror. El hace volver de las profundidades del caos y la muerte a la tranquilidad, seguridad social, progreso, vida digna.

Esta crisis, esta descomposición social se debe a nuestros pecados. Finalmente, hemos pecado todos y hemos caído en esta situación de emergencia moral, podredumbre, desamparo y muerte.

Pero Dios anuncia la liberación, el regreso del país de la corrupción y los asesinatos. “He aquí que yo los hago volver del país del norte… Entre ellos vienen el ciego, el cojo… Vienen llorando pero yo los consolaré y los guiaré”.

El señor nos sacará de esta crisis moral, social, política, de ambiciones perversas, de desamparo, de odio y venganzas. Nos llenara de una alegría desbordada. Nos parecerá soñar, como canta el salmo.

Todas las promesas se cumplen en Cristo. En un país de autoridades corruptas y opresoras, de multitudes de pobres que tienen hambre, están enfermos y sin atención médica, el Mesías recorre los caminos buscando a los pobres necesitados y a los enfermos.

De forma sencilla e inmediata los cura, sin hacerlos esperar sin burocracia necia e inútil. Tiene el poder de su palabra para devolver la salud milagrosamente como muestra está el portento en favor del ciego que le suplica: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”.

Tiene fe por eso recibe el milagro, la curación tan deseada: “vete, por tu fe te has curado”.

En esta situación de crisis sin salida tenemos la urgente necesidad de rezar mucho, en todo tiempo, buscando a Jesús para decirle: Jesús, hijo de David, ten compasión de nosotros.

Si tenemos fe firme, el vendrá y nos librará de todos los mentirosos y opresores y traerá la justicia, el derecho y cambiara la suerte de los pobres, será la verdadera transformación. Todas las transformaciones verdaderas no se pueden dar sin Dios.

Hay que convertirse a Dios para confiar en él y el milagro de cambiar a México se realiza.

Vive intensamente. Sé sabio, déjate guiar por Dios, pide el regalo de la fe, suplica y alcanza la transformación de México.

Cristo está con nosotros. Cristo tiene el milagro de la sanación de México. Nos da el alimento del cielo, su cuerpo y su sangre.

En familia. Enseña a tus hijos a confiar en Dios, oren para que Dios tenga misericordia y él a buscar los bienes verdaderos, la gloria del cielo.

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