Editoriales

El Evangelio Hoy: El caos, Cristo y la esperanza

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Dios se hizo uno como tú, tuvo una madre, la virgen María. Ella tiene un papel de primer orden en la salvación que se realiza plenamente en Cristo.

Morelia, Michoacán, 30 de diciembre de 2018.- En tu vida. Juan se enfrenta en su interior con el enigma tremendo, amenazante del tiempo, por el Año Nuevo.

El hombre debe enfrentar lo desconocido, fuerzas superiores, desconocidas, batirse con ellas para sobrevivir.

Dios habla. Es la condición del hombre, ser tan pequeño, débil, caído en la tierra. Se siente solo, insignificante y no ve su destino. Siente en su vida huracanes obscuros, inexorables, que lo llenan de pavor.

Esta noche borrascosa del tiempo, con todas sus furias retorna en Año Nuevo y en la ola de muerte, impunidad. Santeros y brujos que ofrecen protección, buena fortuna para el año que viene. Ofrecen bienes materiales, engañosos, dinero, placeres, amor pasional. Cierran el horizonte de los bienes integrales, en la vida inmortal.

Realmente, la situación es crítica, preocupante, podemos caer aún más bajo en el caos del dolor, la destrucción, la sangre derramada, la injusticia.

El hombre que mutila su existencia y cierra la abertura a lo trascendente, al otro, el Dios, se queda ciego, prisionero en una noche fatídica y aniquiladora, sin salida. Es presa de la desesperación.

El hombre que se acepta como criatura de Dios, su hechura, parte de un universo armonioso y de un proyecto eterno, tiene otra actitud frente al mundo que avanza sin detenerse en el tiempo.

El creyente discípulo de Cristo vive con los pies en la tierra y con la mirada puesta en el cielo. Quien tiende el tesoro eterno de la fe de Cristo, hijo de Dios, nacido de la virgen María, rompe la noche más dura y compacta. En su cielo de negrura aparece una luz milagrosa, que resplandece desde la cueva de Belén.

La noche de Año Nuevo esté envuelta de la luz de Belén y de la presencia del único Mesías que dejó los castillos de la gloria para asumir la condición miserable, precaria, mortal, como un Hijo de Hombre.

Aparece marchando con nosotros el divino Mesías que va a guiar la humanidad para vencer la corrupción y la maldad de los hombres. El expulsará a los gobernantes corruptos que tienen al pueblo pobre en la vida miserable, que en la postración.

La Virgen Madre da a luz al hijo de Dios, al Mesías, al salvador. Dios nos rescata del mundo de las tinieblas, de los poderes del mundo.

Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su hijo nacido de una mujer, nacido bajo la ley a fin de hacernos hijos suyos”. ¡Qué cambio de perspectiva, que transformación divina y milagrosa, la criatura miserable elevada al mundo de la pureza, la justicia, la paz, la gloria de Dios!.

Se necesita fe en Cristo, el único mesías. Urge unirse a la comunidad, familia de fe cristiana, siguiéndolo como discípulos, dejándose transformar radicalmente en seres libres, creadores del mundo nuevo, hombres nuevos, sin la obsesión del poder y del dinero, al servicio del último de los pobres lavándole los pies.

El presidente dice compartir la fe del pueblo, los servidores públicos son católicos, al menos de hombre. El actual gobierno no respeta los símbolos religiosos, como la virgen MORENA, la vida humana, la sexualidad natural. No sirve al pobre. No aplica la justicia divina.

Necesitamos acercarnos a la luz y beber de la vida nueva, fortalecer nuestra esperanza invencible. Urge ir en alianza con Dios, la victoria está asegurada sobre la corrupción, la mentira esquizofrénica, el dominio del dinero.

Vive intensamente. Pon todo tu empeño en encontrar a Cristo, déjate transformar para construir el mundo de justicia.

Cristo está con nosotros. Cristo está en medio de nosotros, nos salva y nos hace hombres nuevos dándonos su cuerpo y su sangre.

En familia.  En familia se vive mejor la alianza con Dios, para luchar con éxito y vencer la corrupción, la soberbia…

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