Editoriales

El Evangelio Hoy: Las multitudes desamparadas de México

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Las multitudes de pobres y enfermos de México sufren y nadie las atiende en sus problemas, necesiten a Cristo y a su comunidad católica.

Morelia, Michoacán, 22 de julio de 2018.- En tu vida. Juan tiene vecinos muy pobres a los que no llega la ayuda del gobierno porque la desvían.

Hay quienes encuentran ayuda material en la Iglesia. Todos van a rezar con fe y encuentran la ayuda, el consuelo en Cristo que los espera siempre en la eucaristía.

Dios habla. Cristo está presente en la comunidad de salvación, la Iglesia, a través de ella, el Mesías continúa la salvación con las multitudes de pobres.

La salvación de Dios es una obra sacramental, el Padre invisible salva los hombres por medio de los hombres que la gente ve y toca y de objetos sensibles.

En el pueblo de la salvación, Israel, en todos los pueblos de la tierra, los pobres son olvidados, explotados, nadie se ocupa de servirles para aliviar sus necesidades. Es una constante en todos los pueblos la tierra.

El pueblo de la Alianza es como todos los demás pueblos, no tienen autoridades solicitas y dedicadas a los humildes. El Padre Dios pide un especial cuidado para con los pobres, pero los grandes no obedecen al plan. Los gobernantes deben cuidar a los débiles y a los humildes primero. De la misma manera los sacerdotes deben atender con preferencia a los pobres. No pueden ser ambiciosos de poder y de dinero y alimentarse a sí mismos, buscar enriquecerse y ser famosos.

Cuando se elige un nuevo gobierno la gente espera, ya con incredulidad: a ver si este gobierno si sale bueno. Por lo general, no se cumplen sus deseos, los defraudan los malos gobiernos y siguen esperando.

Por eso el padre Dios debe intervenir y enviar finalmente un día un gobernante bueno: “miren: viene un tiempo, dice el Señor en que haré surgir un renuevo del tronco de David: Será un rey justo y prudente y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia”.

Los gobernantes no cumplen esta profecía, cuando les aplican la ley se revelan gritando que “es una vil venganza”.

“Por eso habló así el señor Dios de Israel contra los pastores que apacienten a mi pueblo: ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado”.

Los pastores nombrados por Dios son los sacerdotes y han descuidado muchas veces a los pobres, los enfermos, los adictos y extraviados.

El sacerdote debe revisar su pastoral, a veces dinámica y cargada de acciones y ver si realmente los pobres son su opción preferencial. Si su pastoreo no se muestra ávido de dinero y de influencia social, si le dedica todo el tiempo que necesitan los pobres.

Si no cuida especialmente de los más necesitados la comunidad de los católicos debe sentirse culpable.

Jesús con sus discípulos era un campeón del trabajo, se entregaba sin reserva los pobres que lo seguían en multitudes.

La gente lo buscaba y se adelantaba a la llegada de Jesús. Cuando habían decidido apartarse para descansar, la gente no se lo permite. Al ver sus necesidades, su pobreza, su desamparo, Jesús, el Hijo de Dios, no se mide, sacrifica el descanso y se entrega a ellos porque no tienen a nadie.

Observa Marcos que “Jesús vivió una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos porque andaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas”. Así se ven las multitudes que México.

México, las multitudes de pobres viven situaciones, de pobreza extrema, de dolor. Es necesario que sigan con fe y entusiasmo a Jesús, el único Mesías que se compadece de ellos y está pronto para socorrerlos.

Vive intensamente. Necesitamos a Cristo para atravesar esta situación tan penosa, de tanta corrupción.

Cristo con nosotros. Cristo está aquí para las multitudes de pobres, nos alimenta con su palabra, su cuerpo y su sangre.

Para platicar en familia. Cristo es el Salvador, el buen guía, acompaña a las familias en sus pruebas.

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