Editoriales

El gobernador Jara / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

La clase política tradicional ha respaldado, casi por unanimidad, al nuevo jefe del Ejecutivo estatal que no tiene las ligas con los partidos políticos ni es miembro de cámaras empresariales, la procedencia es nicolaita e impecable

Morelia, Michoacán, 22 de junio de 2014.- Un gobernador de extracción académica, una entidad que ha sido sacudida en los últimos años por diversos factores, un nuevo tiempo que hace necesarias señales de inclusión y reconciliación, la designación de Salvador Jara Guerrero es producto del consenso como ingrediente político. Una señal de los tiempos, el ex rector no tiene militancia partidista y tiene excelentes cartas de presentación.

Inédita circunstancia hasta el viernes pasado, los próximos 15 meses inician la transición de cara al futuro inmediato pero también apuntan a la reflexión de una clase política tradicional que vive su decadencia, un hartazgo que se expresa en el surgimiento de las diversas iniciativas ciudadanas a favor de nuevas herramientas de democracia participativa que le resten el poder a los integrantes de esta ominosa clase que no ha sabido responder a su encomienda.

Salvador Jara asume un gran reto sin duda y sin parangón, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se caracteriza por ser un surtidor de cuadros en todos los niveles, en su discurso el nuevo gobernador acentúa la diversidad ideológica como inherente a una institución que impulsa la docencia, la investigación y la difusión de la cultura, la historia lo ratifica, la tradición es indiscutible.

Un simple análisis a flor de tierra indica que en amplias porciones de nuestra entidad el crimen socavó no solo al tejido social sino y sobre todo a la estructura de gobierno, la inseguridad amenaza con volverse pandemia, la economía regional fue disminuida por la extorsión. Las estadísticas resultan atroces. Los obituarios han sido lista interminable.

Los grupos de autodefensa motivaron el debate al interior y exterior del país, las marquesinas de foros internacionales registraron el tema para volver los ojos a Michoacán, gracias a lo cual el gobierno federal intervino de manera reactiva puesto que el problema ya tenía tiempo y las cosas cambiaron aunque los resultados no han sido con la rapidez esperada. Michoacán en momentos ardió.

Salvador Jara, de perfil ciudadano, con grandes lauros académicos, enfrentará un momento de emergencia muy complicado; seguramente el gobierno federal seguirá apoyando a la nueva administración, ahora con renovados bríos, son las acciones necesarias.

La clase política tradicional ha respaldado, casi por unanimidad, al nuevo jefe del Ejecutivo estatal que no tiene las ligas con los partidos políticos ni es miembro de cámaras empresariales, la procedencia es nicolaita e impecable.

La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo representa la diversidad, los enfoques son múltiples, los gobiernos michoacanos han contado siempre con el aporte nicolaita como una natural sinergia.

Esperamos sea exitosa la gestión que encabeza Salvador Jara Guerrero, Michoacán lo requiere de urgencia, los problemas son evidentes por lo que se deben registrar resultados que se traduzcan en certeza, gobernabilidad, armonía. Reconciliación plena, como él mismo ha señalado.

No es un asunto de partidos, es cuestión de personas que trabajan en el México real, nuestra entidad no debe postergar el retorno a la certidumbre, Salvador Jara Guerrero está ante este gran reto y le deseamos el éxito que debe ser de Michoacán.

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