Editoriales

El petróleo de regreso al porfiriato / Hugo Gama

Los discursos de Peña Nieto son claros, no se venderá PEMEX, no venderá acciones de la empresa; no necesita privatizar esa empresa para privatizar la explotación y los servicios que realiza la paraestatal.
Los discursos de Peña Nieto son claros, no se venderá PEMEX, no venderá acciones de la empresa; no necesita privatizar esa empresa para privatizar la explotación y los servicios que realiza la paraestatal.

Morelia, Mich., 19 de junio de 2013.- El día de ayer nos levantamos con la noticia que fue publicada en diversos medios de comunicación de carácter internacional como The Wall Street Journal, Financial Times y la agencia de noticias estadounidense Bloomberg, de que el administrador de Los Pinos anda de promotor o agente de ventas del patrimonio de los mexicanos, así como lo digo, el titular del ejecutivo federal para quedar bien con la comunidad internacional, en específico con las naciones que forman parte del G8 anda anunciando que reformará la Constitución para permitir capital privado en la explotación del petróleo.

El pasado siete de junio de 2013 en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, encabezó Peña Nieto el 75 aniversario de la creación de la empresa paraestatal PEMEX, en dicho evento señaló textualmente, “En este aniversario tan simbólico, refrendo que PEMEX es y seguirá siendo patrimonio fundamental de todos los mexicanos. La Nación seguirá ejerciendo plena soberanía sobre la propiedad, el control y la explotación de nuestros hidrocarburos. Ese es el mandato de la Constitución y esa es también la firme convicción que hoy comparto y que tengo como Presidente de la República. Tal y como lo expresé el pasado 18 de marzo: PEMEX no se vende ni se privatiza”, esas palabras lograron arrancar aplausos y canticos a su favor de parte de los empleados de dicha empresa.

Tan solo once días después del evento de Mazatlán, Peña Nieto deja evidencia de su capacidad histriónica, el día de ayer en Londres el administrador de Los Pinos señaló que en el marco del Pacto por México (PRI-PAN-PRD) se están trabajando las reformas necesarias para transformar a PEMEX, ya se consideran millones de dólares de inversión extranjera, pero para ello se deberán hacer los cambios constitucionales para darles certeza a los inversionistas privados, además de que gestiona apoyos para romper el monopolio del Estado para la exploración y producción de gas y crudo.

Como se observa, los discursos de Peña Nieto son claros, no se venderá PEMEX, no venderá acciones de la empresa, no necesita privatizar esa empresa para privatizar la explotación y los servicios que realiza la paraestatal, pero para ello aún así necesita reformar la Constitución. El discurso es claro, la privatización es sobre el descubrimiento, captación, conducción, almacenamiento, refinación, y distribución de los productos de la industria petrolera, por ende la explotación económica o renta petrolera, y ello será a través de concesiones.

Con la privatización de las tareas monopólicas de la paraestatal, esa empresa nacional quedará provisionalmente como un cascaron de colocación de empleo para Romero Deschamps, y fungirá única y exclusivamente como una empresa de servicios menores, es decir, dejará de realizar sus tareas principales y será un simple administrador que compra, paga, hace algunas tareas insignificantes y comparte la gran mayoría de las ganancias, lo que significará indudablemente una merma al presupuesto de ingresos de la federación que se suplirá en su momento con el aumento al IVA y su aplicación a alimentos y medicinas.

Para defender que México mantendrá la soberanía sobre el petróleo y todos los carburos de hidrogeno sólidos, líquidos y gaseosos, no reformarán el párrafo cuarto del artículo 27 constitucional que establece el dominio de la Nación sobre esos recursos naturales, lo mantendrán así para señalar que no se perderá el dominio ni la propiedad. La reforma será en el párrafo cuarto del artículo 28 constitucional, donde romperán con el monopolio del Estado sobre los hidrocarburos, aclarando que no es lo mismo el dominio que el monopolio, el segundo son los servicios y tareas de la paraestatal como empresa, es decir, mediante concesiones permitirán que empresas privadas sustituyan las tareas de PEMEX y que se lleven las ganancias que originalmente nos corresponden a los mexicanos.

La reforma que planean es un retroceso de más de setenta y cinco años, su reforma plantea otorgar nuevamente concesiones o franquicias a empresas privadas nacionales o extranjeras tal cual estaba contemplado en la Ley del Petróleo promulgada el 24 de diciembre de 1901 por Porfirio Díaz. La apátrida reforma de los firmantes del Pacto por México es un atentado al Decreto de Expropiación Petrolera emitido por el General Lázaro Cárdenas del Rio el 18 de marzo de 1938.

 

 

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