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El poder, la política y sus ciencias / Carlos Vital

No resulta ajena la idea de que el poder sea el objeto de la ciencia política ya que, como es bien sabido por todos política y poder guardan una estrecha relación que ha logrado vencer las barreras del espacio y del tiempo
No resulta ajena la idea de que el poder sea el objeto de la ciencia política ya que, como es bien sabido por todos política y poder guardan una estrecha relación que ha logrado vencer las barreras del espacio y del tiempo

Dado que el poder ha sido objeto de estudio desde tiempos anteriores, a la fecha podemos contar con clasificaciones catalogadas como clásicas y otras de tipo más reciente denominadas modernas

Morelia, Michoacán, 12 de noviembre de 2015.- Como ha quedado establecido en líneas anteriores el poder es el dominio que tiene una persona sobre otra u otras, y puede ser clasificado según el tipo de relación social que lo origine; dado que el poder ha sido objeto de estudio desde tiempos anteriores, a la fecha podemos contar con clasificaciones catalogadas como clásicas y otras de tipo más reciente denominadas modernas.

Empero, a fin de no distraer la atención del lector de la esencia del apartado que nos ocupa, abarcaremos de manera conjunta ambas tipologías, remarcando que no es sino en la clasificación moderna en la que podemos encontrar más claramente definido el poder político:

  1. Poder paternal: vinculado a la relación existente entre los integrantes de una familia con el patriarca, este tipo de poder se refleja mayormente en la autoridad que detenta el padre dentro de su hogar, en donde tanto los hijos como la esposa, de manera tácita y voluntaria, aceptan la “superioridad” del padre. Es importante señalar que el reconocimiento del que se habla en este tipo de poder, como se ha dicho, es tácito toda vez que no es necesario que el varón y la mujer pacten de manera expresa la autoridad del padre para que esta exista, menos aún a la llegada de los hijos, los cuales de manera intrínseca saben que parte de su libertad queda depositad en la figura del padre al cual le deben respeto a cambio de protección, techo y comida, situación semejante que podemos ver en el poder político. Pero que como señala García Belaunde se refleja a una dimensión más grande y por ende es necesario que el reconocimiento se dé de manera explícita dado el tipo de potestad que en él se confía, tal como lo veremos más adelante.
  2. Poder patronal: radicada en tiempos antiguos, este poder era el detentado por el ciudadano que compraba o bien, derivado de algún delito cometido, adquiría dominio sobre otra persona; en este caso, el poder es únicamente unilateral, ya que si bien existen ciertos límites que protegen al esclavo o sirviente, el titular del poder tenía el derecho de hacer con éste lo que quisiera y más aún cuando el poder se otorgaba a manera de cobro por un daño cometido, ya que en muchos de los casos la diferencia entre el castigo y el delito era completamente desmesurada.
  3. Poder civil: con este tipo nos acercamos al poder político, ya que el poder civil no es otro que el que se funda en el consenso manifiesto y tácito de quienes son sus destinatarios. Sin embargo, al ser parte de la clasificación clásica del poder, está debe ser entendido como un pequeño destello del poder político que analizaremos más adelante, pero que para su época abarcaba en sí todos los demás tipos de poder como el económico, ideológico, político, elitista, etc., esto ya que para la época el ciudadano era el ápice de todo el movimiento contextual de las demás materias.
  4. Poder económico: tendiente al pensamiento marxista, el poder económico lo detentan aquellos que tienen medios de producción o cuyos medios son mejores, logrando una superioridad y el sometimiento de los otros individuos ante su situación de ventaja. Claro ejemplo de ello es la relación obrero-patronal, en donde los trabajadores se saben sujetos al poder del patrón toda vez que es éste el que posee los medios que los trabajadores no tienen para realizar su labor de manera independiente. El reconocimiento de este poder es en parte explícito ya que se sujeta a la existencia de un contrato y por otra parte es implícito, ya que aunque ciertas normas de conducta y limitaciones no se encuentran expresamente establecidas en el contrato o en algún tipo de documento, el obrero las respeta y se auto-limita al saber que se encuentra sometido al poder patronal.
  5. Poder ideológico: el poder ideológico podría ser subjetivo, dado que el conocimiento no es factible de medición exacta, sin embargo, el poder ideológico se debe entender como las ventajas que cierto conocimiento, información o saber le da al ostentador de estas nociones. En la actualidad es posible advertir con mayor claridad las ventajas de este tipo de poder, en el caso de la materia jurídica, entre mayor conocimiento tenga un abogado mayor ventaja tendrá ante la sociedad, ya que no todos son conocedores de la misma información por lo que el jurista puede aprovechar, siempre bajo la luz de los principios éticos y no así de manera ventajosa su conocimiento para alcanzar un mejor posicionamiento en la misma. No obstante, otro ejemplo claro de lo anterior fue en su momento el poder eclesiástico el cual, les daba a los sacerdotes y figuras del gremio la autoridad necesaria para influir no solamente en el movimiento de grandes grupos sociales, sino también en las decisiones políticas de las grandes ciudades-estado de la época.
  6. Poder elitista: estudiado dentro de la clasificación moderna, este poder abarca aquellas conductas realizadas por un grupo de personas posicionadas en un nivel más alto de la sociedad; si bien las mejores muestras de este derecho se encuentran en los gobierno oligárquicos hoy por hoy es posible percatarse de la existencia de este tipo de poder, entre empresarios, gobernantes y expertos en ciertos conocimientos, quienes al operar de manera conjunta, a pesar de ser grupos reducidos cuentan con la potestad necesaria para manejar el rumbo de asuntos de vital trascendencia para la sociedad en general. A dicha minoría se le adjudica la categoría de élite, la cual desempeña todas las funciones de decisión, monopolizar el poder, tienen intereses propios y se organizan en torno ellos, disfruta de todas las ventajas que éste le confiere y controla a la mayoría de manera más o menos legal, arbitraria o violenta; en tanto la mayoría asume un papel pasivo al ser sometidas por la élite.
  7. Poder pluralista: pudiera parecer el comodín que engloba todos los poderes que no han sido clasificados, identificados o denominados en sí, ya que la concepción de este poder, establece que en la sociedad existen diversas esferas que detentan este dominio, aunque interactuando cada uno dentro del ámbito de su competencia de una forma casi armónica. Al existir el reconocimiento de un poder pluralista se limita el poder estatal, ya que él mismo reconoce la fuerza que en determinado momento puede adquirir cualquiera de estos estamentos en su contra si es que este poder de tipo político es ejercido de manera arbitraria o fuera del margen de la ley. Empero, este pluralismo no solamente reconoce la existencia de diversos grupos con autoridad en su ramo, sino que dentro del mismo poder ejercido por el estado, y que veremos a continuación, existen jerarquías horizontales y otras verticales.
  8. Poder político: finalmente hemos llegado al tipo de poder que más relevancia tiene para nuestro estudio este, es el poder político, el cual tal como señala el Dr. Olivos Campos: Es comprendido como una forma de poder superior, situado por encima de las demás formas de poder la cual, se inscribe en la sociedad moderna, que se distingue de los otros tipos de poder por tener el monopolio de la fuerza con lo que hace efectiva las decisiones que toma en una colectividad social, tanto en su interior como al exterior. Así pues, este poder se hace valer a coacción, sin caer en la confusión de si el poder es legítimo o no, ya que en este caso el poder político resulta de los mecanismos de elección y participación ciudadana para otorgar el reconocimiento social debido al ostentador de éste; una vez que se ha depositado el poder político en un ciudadano o varios, se les confiere también la posibilidad de hacer valer los medios de apremio necesarios para la protección de los demás individuos. De esta forma, el poder político primeramente se reconoce por ser legítimo, expreso, y fundarse en la ley. De lo anterior se deduce que la legitimidad es un elemento imprescindible para la existencia del poder político, esto por el grado de trascendencia que pueden llegar a tener sus decisiones para la sociedad, por lo cual es necesario que este poder esté contenido y contemplado por la legislación del estado, para que éste mismo pueda demarcar sus funciones y no permita el uso de la coacción en perjuicio de los individuos; aunado a lo anterior, la legitimidad debe consagrarse en base a tres principios básicos: a) la voluntad, es decir, que el pueblo haya accedido sin ningún tipo de presión a depositar el poder en manos de esa persona o grupo de ellas. b) La naturaleza, la cual basada en el reconocimiento, tácito o implícito, de un contrato social, actúa sobre los individuos de forma que éstos saben que el orden natural de las cosas es que haya alguien que dirija y otros que obedezcan y para ello la razón es un elemento de gran relevancia. c) Histórico: este principio de legitimidad se fundamenta en que desde tiempos inmemoriales ha existido alguien que dirige y representa la voluntad popular, y conlleva a la creencia de que, de no haberlo el estado colapsaría de manera automática.

En este marco, es importante diferenciar la existencia del poder y su legitimidad de las formas de gobierno, ya que éstas son apenas una manifestación de los dos primeros elementos, dicho de otro modo, la forma de gobierno puede variar siempre y cuando el pueblo reconozca la necesidad de una figura que ostente el poder y por ende le dé la legitimidad necesaria para hacerlo.

De esta forma podemos concluir por lo que respecta al poder político que este puede ser definido como la facultad reconocida por el orden jurídico para que determinados individuos actualicen sobre otros los mandatos contenidos en las normas bajo amenaza de coacción; de modo que, dada su importancia y trascendencia en la vida nacional, es necesario controlarlo a fin de que no sea mal utilizado por los representantes populares que en su momento lo detentan.

Habiendo abordado los conceptos anteriores, debe ser claro para la mente del lector que el poder es algo inherente a la existencia de las relaciones humanas, las cuales al ser tan divergentes dan cabida a una multiplicidad de formas de poder como tipos de relaciones haya; sin embargo, el que ocupa a esta investigación ha sido y será en pocas palabras el poder desde el punto de vista político.

Ahora bien, cabe preguntarse ¿Tiene el poder político alguna ciencia que se encargue de su estudio y en su caso de sus diversos enfoques? La respuesta es: sí. A pesar de que el poder político es parte de una rama eminentemente social, puede ser factible de comprobación si se utiliza el método correcto, empero, esto no significa que el poder político se pueda medir utilizando una regla de tres o sacando porcentajes de los individuos implicados en ese poder; sino más bien que los efectos del poder son factibles de análisis y comprobación mediante la aplicación del método científico convirtiéndose en objeto de estudio de una disciplina conocida como ciencia política.

Si bien esta ciencia, es de reciente creación, a diferencia de otros conceptos que hemos analizado anteriormente, cuenta con una concepción clara que la define como: “la ciencia que estudia a las estructuras, funciones, procesos e instituciones que se conforman por la comunidad política, que devienen en distintos ámbitos de actuación y se dan en el dominio político que afecta, de alguna manera, el sistema social en general y a su vez éste influye en él en sus determinaciones en cierto grado, lugar y tiempo”.

Cierto es que existen diferentes criterios sobre el objeto de estudio de la ciencia política, lo cual ha llegado incluso a la creación de nuevas teorías que a manera de integración buscan establecer un balance entre todas las posibilidades a fin de identificar claramente el centro de esta ciencia. Sin embargo, fuera de creer que el objeto de la ciencia política es el estado o sus instituciones, en la presente investigación se considera que el ápice de estos estudios se encuentra en el poder mismo, ya que como hemos visto anteriormente el poder se encuentra presente aún ante la falta de un estado formalmente concebido y de instituciones legalmente reconocidas.

De esta forma no resulta ajena la idea de que el poder sea el objeto de la ciencia política ya que, como es bien sabido por todos política y poder guardan una estrecha relación que ha logrado vencer las barreras del espacio y del tiempo; tanto es así que aún en trabajos “antiguos” como los de Hobbes, el poder y la política juegan casi un mismo significado para entender el surgimiento y desarrollo del estado llegando incluso a ser parte del pensamiento de Bovero, quien refiriéndose a la notable relación o codependencia existente el poder y la política afirmó que: “el poder es la materia o la sustancia fundamental del universo de entes que llamamos política”.

No obstante, cegarse a la posibilidad de que el poder comparta protagonismo con otras figuras como objeto de estudio de la ciencia política sería limitativo, por lo cual la conclusión de que el poder dentro de un estado integrado por una variedad de instituciones puede ser el objeto sustancial y real de esta ciencia, que bien se podría decir que aún sigue en vías de conformación.

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