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Esfera Pública: ¿Qué tan efectivos son tus discursos? (Cuarta Parte)

El autor, Christián Gutiérrez, es licenciado en Serecho, con estudios de Maestría en Ciencia Política y Maestría en Neuromarketing, con estudios de doctorado en Política, Gobernabilidad y Políticas Públicas y diplomado en Marketing Político
El autor, Christián Gutiérrez, es licenciado en Serecho, con estudios de Maestría en Ciencia Política y Maestría en Neuromarketing, con estudios de doctorado en Política, Gobernabilidad y Políticas Públicas y diplomado en Marketing Político

Es muy importante que el orador sea auténtico al brindar su discurso, porque si las personas detectan que es un fanfarrón o falso, su cerebro se cerrará y las ideas y mensaje rector del orador no tendrán efectividad

Morelia, Michoacán, 13 de agosto de 2018.- En la columna anterior, hablamos de una tercera herramienta para hacer más efectivos y persuasivos los discursos de un orador: hacer reír a las personas.

Hacer reír a las personas es algo muy poderoso porque se logra generar vínculo social con los individuos, empatía y desde el momento en el que la gente ríe con el orador, la mente de ellos acepta poner mayor atención.

Pero hoy les quiero compartir una cuarta herramienta que puede usar un orador: “dejar de lado el ego”.

Es muy importante que el orador sea auténtico al brindar su discurso, porque si las personas detectan que es un fanfarrón o falso, su cerebro se cerrará y las ideas y mensaje rector del orador no tendrán efectividad.

Si el orador es un talento o una persona de éxito, la gente de manera natural se dará cuenta, por ello se debe evitar autopromocionarse todo el tiempo, porque la gente lo notará.

Les brindo un tip adicional para generar empatía con la gente, si el orador cree que es ególatra: el orador puede criticarse a sí mismo, pero de manera simple y natural. Esto hará que la gente esté de su lado, pues generará afecto y confianza.

Por último, el orador debe evitar lo siguiente: presumir que conoce gente importante; las anécdotas que lo involucran, pero lo hacen ver fanfarrón; hablar todo el tiempo bien de sí mismo o de su empresa y centrar la charla en sí mismo.

Lo más importante en un orador, es que transmita una idea que ayude a resolver los problemas de la gente; por lo tanto, se debe dejar de lado el ego para que la comunicación sea muy efectiva.

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