Editoriales

Gobernar con anuncios / Gonzalo Gabriel Estrada Cervantes

El autor es licenciado en Derecho, especialista en Derecho Agrario; Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional; Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad; Diplomado en la Unión Europea
El autor es licenciado en Derecho, especialista en Derecho Agrario; Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional; Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad; Diplomado en la Unión Europea

Los políticos cacarean tanto la más mínima acción de gobierno que parece que pusieran un huevo de avestruz. Ya quisiera verlos en ese trance. Está bien que quieran informar a la sociedad de sus pírricos triunfos pero no hasta la saciedad

México, D.F., 28 de noviembre de 2013.- En México las elecciones se ganan, entre otras banalidades, con anuncios, spots; y ya en el poder el ejercicio de gobierno se gestiona con anuncios también. Las gallinas deben de sentirse desplazadas pues los políticos de toda calaña cacarean más que ellas a la hora de alumbrar un huevo.

Los políticos cacarean tanto la más mínima acción de gobierno que parece que pusieran un huevo de avestruz. Ya quisiera verlos en ese trance. Está bien que quieran informar a la sociedad de sus pírricos triunfos pero no hasta la saciedad.

En otros países, sobre todo de Europa, la gestión de gobierno es discreta, contundente y efectiva. El ciudadano percibe si tal o cual obra o acción de gobierno se ha realizado sin necesidad de que se la estén restregando en sus oídos machaconamente durante todos las horas del día. Pues ejercer el gobierno y gestionar sus programas en favor de la sociedad es su primerísima obligación. Y deben hacerlo sin aspavientos. La valoración final al cabo de sus obligaciones habrá de hacerla de modo reflexivo el ciudadano.

Colocan una primera piedra de algo que quién sabe si se concluirá y un actazo pletórico de gorras, tortas, sombreros y música de viento. Habrá que ver en cualquier parte del país cuántas obras han quedado en eso, en una primera piedra.

Los actos protocolarios y los anuncios en todos los medios, está bien para que quienes de dependan de los medios tengan medios para vivir, valga el juego de palabras, pero deben medirse, limitarse; aun y cuando el gobierno use sus tiempos oficiales es un dineral del erario público que se va en “informerciales” (algunos del IFE, TRIFE y Congreso son francamente vomitables) y de verdad estamos hartos de escuchar tanta retahíla de buenos propósitos las más de las veces.

Todo mundo declara de todo y anuncia de todo. Debería de haber un defensor de los ciudadanos que lo defendiera de los anuncios de regidores, presidentes, gobernadores, diputados, senadores, secretarios de estado, y presidente de la República para cuando ofendieran la inteligencia del pueblo con sus anuncios que luego nadie cumple. Basta un ejemplo, desde la época de Calderón y más antes, se hicieron anuncios millonarios para Michoacán, los anuncios ahí están registrados, pero, ¿y los dineros y las obras y las acciones?

No basta que sepamos el presupuesto para tales y cuales rubros en los presupuestos públicos, debemos ser más exigentes para que esos rubros se acoten lo mismo que el gasto que pueda aplicarse. De otro modo seguiremos soportando una “gobernación a través de la anunciación”. ¡Lo que nos faltaba!

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