Editoriales

Hablando de diputados (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

Dudo sinceramente que exista alguien tan ingenuo que crea que las decisiones que toma un partido sean por interés público, y resulta insultante para la inteligencia de los ciudadanos el que funcionarios partidistas pretendan hacernos creer semejante embuste

Morelia, Michoacán, 09 de julio de 2019.- Algo evidente, la ciudadanía no sabe bien a bien para qué sirve un diputado; entre otras razones, por que los candidatos tienen la mala costumbre de prometen todo a partir de que asuman su cargo, y llegado el momento no pueden (ni quieren) cumplir lo que prometieron.  La verdad es que ni los políticos ni la ciudadanía tienen muy en claro para qué sirve un diputado. 

Una de las razones por la cual el común de los ciudadanos tiene una mala opinión de los políticos y por extensión de todos los partidos, la encontramos en el desempeño de los diputados.

Consistentemente, en cualquier encuesta, se nos informa que la credibilidad del poder legislativo, diputados y senadores, se encuentra prácticamente en el último lugar de cualquier escala de medición. Por debajo incluso de la corrupta justicia mexicana. ¿Razones? Todas las que se nos ocurran y las que no también.

Analicemos: ¿Cuales son los requisitos para ser diputado en México?, la verdad muy elementales. En otros países, como Chile, que culturalmente nos lleva buen trecho, se exige haber cursado la enseñanza media o su equivalente; en México no existe requisito alguno de escolaridad. Teórica y prácticamente un analfabeta funcional, un verdadero asno, puede ser electo diputado;  eso lo estamos viendo en esta 4T.

¿Ha escuchado Ud. amable lector, a algunos diputados leyendo penosamente un discurso que notoriamente otro les escribió? ¿O cuando dan entrevistas «de banqueta”, ahí es  evidente su escaso dominio del lenguaje. En Argentina se exige una edad mínima de 25 años, y 4 años de lo que ellos llaman «ciudadanía efectiva», además residencia real de cuando menos dos años en la provincia que van a representar. En México se piden 21 años y una residencia hipotética de 6 meses en el Estado que pretenda representar. 

Y ahora, en la práctica, ¿qué hacen realmente  la mayoría de los diputados en México? ¿Cuales son las características de la chamba de diputado, aparte de servir de levantadedos y vociferante carne de cañón en los alborotos del Congreso?

Dentro de una perspectiva cínica lo que le ofrece un partido político a un candidato a una diputación es lo siguiente: -Trabajo sencillo. -Suelo elevado, la suma de su sueldo base y de su compensación garantizada arroja ingresos mensuales por $119 mil 700 pesos. 

Es decir, al año cada diputado federal cobra 1 millón 436 mil 397 pesos. -Si el sueldo no les agrada pueden subírselo a voluntad. -Excelentes y muy prolongadas vacaciones. -Cómodo horario laboral. -Si es notoriamente incompetente no hay problema. -Se permite dormir en el trabajo. -Se permite llegar tarde al trabajo. -Se permite faltar al trabajo. -Puede llegar en completo estado de ebriedad sin mayor consecuencia. -Puede atender asuntos personales en el trabajo. -Amplia posibilidad de desarrollo de acuerdo a la velocidad de flexión de su columna y su carencia de dignidad y escrúpulos. -Inmunidad frente a las autoridades, puede escandalizar en la vía pública, agredir y golpear policías si intentan detenerlo y de paso, si así lo desea puede orinarse en la calle (ya ha pasado).

En el Congreso existen algunos integrantes competentes y calificados, lamentablemente pocos. También lamentablemente no son ellos los que toman las decisiones ni determinan la conducción de una bancada. Las órdenes son de unos cuantos, la nomenklatura de cada partido, y la conducción que se ejerce obedece, fatalmente, a criterios inmediatos, de grupo o partidistas, por lo tanto el interés nacional es solo un asunto marginal.

Actualmente, con una mayoría de la secta MORENA las decisiones son más sencillas, se hace lo que dice AMLO, si se salen del carril son regañados y reponen la sesión para corregir su atrevimiento de pensar por sí mismos. 

Dudo sinceramente que exista alguien tan ingenuo que crea que las decisiones que toma un partido sean por interés público, y resulta insultante para la inteligencia de los ciudadanos el que funcionarios partidistas pretendan hacernos creer semejante embuste. Las grandes decisiones de las cámaras son partidistas y con propósitos a corto plazo. Así de sencillo.

¿Qué futuro nos espera con un Congreso integrado por una gran cantidad de mediocres, súbditos incondicionales hasta la abyección de su  Mesías? Ominoso se queda corto. 

Alejandro Vázquez Cárdenas

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