Editoriales

Informar / Yadhira Y. Tamayo Herrera

Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana
Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana

Las promesas de campaña de Peña Nieto no han podido cristalizarse; es un hecho que el Pacto por México, el encarcelamiento de la maestra Elba Esther y la pírrica estrategia de seguridad por Michoacán –copia de la de Calderón, que tanto criticaron- nomás no dan para más

México, D.F., 07 de septiembre de 2013.- De aquellos fastuosos casi imperiales Informes de Gobierno presidenciales del siglo pasado en México no queda nada. Ya en el siglo XXI, los panistas: Fox se topó con un Congreso de la Unión que no le quería escuchar y Calderón daba sus informes en Palacio Nacional. Por su parte, Peña Nieto tuvo que cancelar su Informe de Gobierno que pensaba hacer en Campo Marte y tuvo que conformarse con un evento bajo una carpa hecho para la televisión replegado en Los Pinos a consecuencia de las mayúsculas protestas en las calles.

Las promesas de campaña de Peña Nieto no han podido cristalizarse. Son nueve meses los que lleva de gobierno, quizá eso sirva a alguien de justificación. Pero es un hecho que el Pacto por México, el encarcelamiento de la maestra Elba Esther y la pírrica estrategia de seguridad por Michoacán –copia de la de Calderón, que tanto criticaron- nomás no dan para más. Ahí está Jesús Zambrano, el presidente nacional del PRD, que no acudió al informe de Peña.

Peor aún los temas económicos en nuestro país. Durante este año el crecimiento económico se haya reducido a la mitad y los empleos hayan tenido una disminución de 95%, a pesar de que se aprobara la Reforma Laboral. Los fantasmas de la desaceleración económica, el desempleo, la inflación y la devaluación nos asechan, igual que en los gobiernos priístas del siglo pasado.

Dice Alfonso Zarate en diario El Universal: “Los grandes empresarios mexicanos mantienen cuantiosos capitales a buen resguardo en el extranjero. Doble discurso o simple precaución, mientras ofrecen enormes inversiones para mover a México, no pueden ocultar su desconfianza en la capacidad de gestión del nuevo grupo gobernante. Por su parte, los inversionistas internacionales se preguntan si un gobierno que no puede manejar con eficacia la protesta social y el amago de los violentos, podrá aterrizar las reformas estructurales y garantizar inversiones”.

En materia de inseguridad, se registran los mismos niveles y se ha perdido autoridad y gobernabilidad. Los que decían que el PRI sí sabía gobernar, hoy se apenan de la lamentable actuación de las “autoridades”. Los niveles de inseguridad son preocupantes, pues no hay garantías de contar con una vida democrática.

Por último, leí un artículo de opinión que resaltaba que en todo el primer Informe de Gobierno de Peña, no se mencionó nunca la palabra “corrupción”. Ni una vez. Decía Mauricio Merino, el autor, que en grandes problemas estaba un Gobierno que no reconocía las grandes deficiencias en que está el país en ese tema, que “no ha visto el elefante que se le metió en la sala, o quizá, prefiere convivir con él”.

Nueve meses son suficientes para gestar una nueva vida, pero no han bastado para que un nuevo gobierno se legitime con resultados.

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