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Inicio de contienda / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Una gran mayoría de michoacanos aspiran a campañas en las que se distingan fácilmente las propuestas, el abordaje de los grandes temas de un modo claro, tangible y que excluya a la demagogia

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Morelia, Michoacán, 05 de abril de 2015.- Comienzan las campañas para la gubernatura de Michoacán, así como no se ha perdido la capacidad de indignación no debe perderse la de asombro, esto implica que el trabajo proselitista esté a la altura de una entidad que, cual caja de Pandora, aún tiene la esperanza de un futuro mejor para comenzar desde ya.

No sería conveniente que quienes aspiran a encabezar el Poder Ejecutivo se dediquen a la descalificación fácil como enfadosa, al contrario, es momento de apelar a su auténtica capacidad demócrata, a la voluntad política y escuchar los cómos para desplegar un quehacer benéfico para el interés común.

Un dato para calibrar consiste en descartar la soberbia como vehículo porque la historia mundial nos comparte tantos ejemplos acerca de los resultados trágicos que propicia el exceso de confianza, quienes son aparentes vencedores al final han sido derrotados porque pensaron que los “astros” conspiraban a su favor.

Una gran mayoría de michoacanos aspiran a campañas en las que se distingan fácilmente las propuestas, el abordaje de los grandes temas de un modo claro, tangible y que excluya a la demagogia.

Tópicos como la inseguridad pública, la generación de empleos, la inversión productiva, educación y cultura, transparencia, rendición de cuentas; son algunos de los pendientes que requieren de un tratamiento serio. Si se habla de construcción de políticas públicas se entenderá que ya se tiene el análisis, diagnóstico y receta para enderezar las cosas que registran rezagos, las que representan serias dificultades.

Desde hace rato se habla de encuestas, cada partido maneja las propias, cada cual hace sus cuentas alegres, sólo que el dato único y esperamos incontrovertible será hasta el día de los comicios. No se puede eludir que el desencanto respecto a los partidos políticos es evidente porque se lo han ganado, en una sociedad que está bajo la lupa de los nuevos modelos de comunicación resulta lógico el reproche.

Realmente deseamos que la civilidad, el apego a la norma y la vocación democrática de los contendientes sean las divisas que al aplicarse sirvan a nuestra entidad tan necesitada de una suma de inteligencia, desarrollo, esfuerzo sostenido, y, sobre todo, justicia. Nada más pero nada menos.

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