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Izquierda e hipocresía (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas
El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas

Lo que en algunos países es censurable y ferozmente criticable no lo es para otros. La violencia y los asesinatos, cuando son cometidos por su causa, si están justificados. Las personas asesinadas por los grupos y los regímenes de «izquierda» no existen y por lo tanto no cuentan. Esto en correcto español se llama hipocresía.

Morelia, Michoacán, 19 de febrero de 2019.- La llamada “Guerra fría” terminó hace muchos años, tantos que los llamados “millennials” probablemente  piensen que se trató de algún conflicto relacionados con alguno de los polos, ártico o antártico. Suena a broma pero es real. Sus conocimientos sobre el comunismo son menos que superficiales; comunismo  doctrina parida por Karl Marx, individuo que jamás tuvo la necesidad de trabajar, y su amigo y mecenas Friedrich Engels; comunismo, sistema económico que, en su brutal aplicación arrojó un total aproximado de 100 millones de muertos.

Y es precisamente el escaso conocimiento de esas generaciones sobre las desgracias y desastres causados por el comunismo lo que preocupa en este primer tercio del siglo XXI. La sentencia ”Pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla” es real. Nada, absolutamente nada ha sido más letal en la historia de la humanidad que la aplicación del comunismo , ni tan siquiera el nazismo, con sus 60 millones de muertos puede igualársele.  El mismo Holocausto, con sus seis millones de muertos, palidece frente al marxismo-leninismo.

Es también muy probable que no tan solo los “millennials” sino también al lector promedio los nombres de Imre Nagy, Janos Kadar y Jozsef Mindszenty no le digan nada. Sin temor a equivocarme considero que igual sucede con los nombres de Alexander Dubcek y Pol Pot. Estos nombres definitivamente no les dicen nada.

Un poco de Historia:

Nagy, Kadar y Mindszenty nos remiten a la Hungría de 1956, la Hungría satélite sometida al régimen comunista de la Unión Soviética por la fuerza de las armas. Nos remiten más concretamente a la llamada «Revolución de 1956», cuando el pueblo húngaro manifestó su desacuerdo con su condición de esclavo de la URSS y exigieron la retirada de las tropas del Pacto de Varsovia, el fin del sistema de «partido único», reformas económicas y elecciones libres. La respuesta de la URSS fue aplastar con tanques las exigencias húngaras, fusilamiento del Ministro Imre Nagy, centenares de ejecutados y miles de deportados al Gulag soviético. Reacción de la intelectualidad de izquierda: Silencio, explicaciones sesgadas y aprobación tácita. Los muertos por protestar contra la URSS no cuentan.

Checoslovaquia 1968, «Primavera de Praga». El pueblo checo, harto de la ineficiente dictadura soviética apoya la llegada del reformista Alexander Dubcek, el cual promete cambios radicales y llegar a un «Socialismo con rostro humano». Respuesta soviética: La previsible, utilizar su argumento favorito, ocupación con tanques y encarcelamiento de los dirigentes. Reacción de la «intelectualidad de izquierda»: Silencio, algunas protestas aisladas (J.P. Sartre) y otras muy matizadas. Aquí cabe destacar la sinceridad del dictador cubano Fidel Castro, que alabó la invasión y todavía afirmó que en caso de que ellos (los cubanos) se desviaran de la doctrina marxista «que nos invadan» proclamó.

Otro caso. Pol Pot y el Khmer rojo. En 1975 Pol Pot, fundador y jefe del partido comunista de Camboya derroca al presidente Lon Nol y dirige un genocidio de proporciones épicas contra su pueblo, asesinando a un aproximado de 4 millones de seres humanos en verdaderos campos de exterminio, en un demencial intento de aplicación a rajatabla de un maoísmo dogmático. Respuesta de la «intelectualidad» de izquierda: Silencio piadoso. Tal vez por el desconocimiento geográfico de Camboya o por considerar irrelevante la cifra de 4 millones de muertos por el régimen comunista.

Son solo 3 ejemplos, hay muchos más hasta totalizar la increíble cifra de 100 millones de asesinados por la entelequia marxista. Son una palpable muestra del «doble rasero» con que miden estos «intelectuales», sus publicaciones y sus «compañeros de viaje» de la izquierda. Lo que en algunos países es censurable y ferozmente criticable no lo es para otros. La violencia y los asesinatos, cuando son cometidos por su causa, si están justificados. Por eso leímos sus oblicuas justificaciones a la ETA, su defensa de las FARC, su firme defensa de la tiranía castro-comunista, su entusiasta apoyo a los «luchadores sociales», su apología a los movimientos tipo «Liga 23 de septiembre» y su inocultable complacencia con regímenes como el de Hugo Chávez y Maduro en Venezuela. Las personas asesinadas por los grupos y los regímenes de «izquierda» no existen y por lo tanto no cuentan. Esto en correcto español se llama hipocresía.

Alejandro Vázquez Cárdenas

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