Editoriales

Juárez / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Benito Juárez se diferencia de muchos gobernantes de actualidad porque acentuó la austeridad y el imperio de la ley como pivotes del estado, la estricta medianía que toma distancia de los abusos, excesos y desvergüenza de una clase política nacida para medrar

Morelia, Michoacán, 20 de marzo de 2016.- En el inicio de la primavera se evoca una figura legendaria de la historia de México, el presidente Benito Juárez cuyo natalicio es el 21 de marzo, en torno a un personaje controvertido se dicen muchas cosas, lo más valioso de las aportaciones del hombre nacido en San Pablo Guelatao fue la construcción del estado laico pese a las resistencias de aquellos que desean viviéramos bajo el signo de la teocracia despótica.

Benito Juárez se diferencia de muchos gobernantes de actualidad porque acentuó la austeridad y el imperio de la ley como pivotes del estado, la estricta medianía que toma distancia de los abusos, excesos y desvergüenza de una clase política nacida para medrar.

Los antagonistas de Juárez se multiplican desde una derecha huérfana de héroes y con vocación derrotista. Si algo distingue a nuestro país es el extravío de la memoria histórica.

El pensamiento liberal mexicano parece vivir una crisis en la época actual en que han naufragado las ideologías porque se ha optado por el poder como medio y fin, todo queda nebuloso como absorbido por el pragmatismo que es la única bandera, el fantasma maquiavélico recorre nuestro país para desnudar la condición humana.

La derecha antijuarista nunca se ha marchado, abundan los organismos fachada que desearían anular al juarismo y al estado laico, existe El Yunque y otras cofradías que desearían cabalmente retornáramos por los senderos oscuros y ominosos de la Edad Media para continuar especulando con la ignorancia y el fanatismo.

Siempre será oportuna la coincidencia de las agrupaciones liberales que tienen en Benito Juárez a su principal referente, ello no depende de partidos políticos que actualmente sufren la decadencia motivada por la codicia y la mediocridad, el asunto es de voluntades porque el legado juarista no es otro que arraigar el estado de derecho como divisa para consolidar la aplicación y observancia de las leyes.

Ante el desfase y decadencia de actores como los partidos políticos, son las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil, la fuerza ciudadana quienes deben arengar las banderas de la reivindicación para abonar a favor de la credibilidad.

La masonería en México ha estado al frente en momentos históricos, así lo dice nuestro acervo como nación, de lo contrario no se entenderían muchos procesos sociales dialécticos.

El estado laico es el que respeta los derechos fundamentales, es el que no impone religiones ni las combate, es un reflejo y espejo de los altos valores democráticos.

Eso fue lo que quiso Benito Juárez que no fue perseguidor ni inquisidor contra doctrinas religiosas, nuestros texto constitucional garantiza la libertad de creencias y esos derechos fundamentales no pueden ni deben violentarse, es un asunto de cada cual y dichos articulados fueron propuestos y redactados por liberales.

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