Editoriales

La CNTE está infiltrada / Horacio Erik Avilés Martínez

Nuestro colaborador de Atiempo.mx, Horacio Erik Avilés, es presidente de Mexicanos Primero en Michoacán; fue director del Polifórum Digital de Morelia y actualmente es presidente del Consejo Ciudadano de Morelia
Nuestro colaborador de Atiempo.mx, Horacio Erik Avilés, es presidente de Mexicanos Primero en Michoacán; fue director del Polifórum Digital de Morelia y actualmente es presidente del Consejo Ciudadano de Morelia

Una de las manifestaciones más diáfanas de la descomposición de la CNTE es su actual infiltración sistémica. Pareciese un plan maquiavélicamente orquestado para vaciar de sentido a un movimiento que en sus orígenes buscaba democratizar a uno de los sindicatos más grandes y totalitarios de América: el SNTE.

Morelia, Michoacán, 03 de junio de 2016.- Una de las manifestaciones más diáfanas de la descomposición de la CNTE es su actual infiltración sistémica. Pareciese un plan maquiavélicamente orquestado para vaciar de sentido a un movimiento que en sus orígenes buscaba democratizar a uno de los sindicatos más grandes y totalitarios de América: el SNTE. Podría considerarse como un claro objetivo a destruir para los enemigos de los movimientos de bases, por la peligrosidad que representaba en su momento para un sistema corrupto y simulador como el mexicano.

Demoler a la CNTE y sus principios fundantes no fue sencillo. Se intentó por todos los medios desde afuera sin éxito. Por ello, sus peores enemigos decidieron introducirse en el seno de la misma organización para socavarla desde sus raíces. Con el paso del tiempo se fue minando hasta desaparecer la estoica resistencia que databa desde un cuarto de siglo atrás, cuando agentes de la Secretaría de Gobernación, la tétrica policía política y toda clase de reventadores intentaron colarse sin mayor éxito.

Poco a poco, poseer el poder político y control pleno de los recursos educativos de Michoacán, le ocasionó a este movimiento que la ambición humana fuese pudriendo hasta los huesos el pujante idealismo de miles de conciencias que con anhelos sinceros de transformación, voluntad y recursos propios conformaron lo que fue la Sección XVIII de la CNTE a finales del siglo pasado.

Por todo lo anterior, desmoronar a la CNTE requería un esfuerzo en varias direcciones, por lo que se dieron a la tarea de pervertirla e infiltrarla con diferentes actores, a saber:

Cúpulas insaciables, las cuales durante su ascenso robaron lo que encontraron a su paso. Y ya estando en su periodo de mandato sindical, abusaron de quienes decían inicialmente representar, prestándose para la doble negociación, acompañando cada pliego petitorio de una agenda confidencial, que por debajo de la mesa impulsaban para obtener beneficios particulares. Muchos de esos prevaricadores están en el retiro, con su vida económicamente resuelta, así como la de varias generaciones más. Esta nomenklatura en el poder del ayer y de hoy, a pesar de haber sido acusada de corrupción no termina de entender que sus tiempos terminaron. La revolución que dijeron encabezar es la misma que los ha retirado, por ser obstáculo para que se diese. Se enriquecieron a manos llenas, colocaron a miles de familiares e incondicionales en el servicio profesional docente, sin importarles que las bases a las que decían representar, se enteraran de sus tropelías de toda índole  magnitud. Por ser infiltrados, no dejan desde su ostracismo, de ser negro ejemplo de cómo se enriquecieron pisoteando un movimiento que originalmente enarbolaba banderas legítimas de reivindicación social y magisterial. Ocupados a tiempo completo en robar, su más grave atentado contra la organización de los maestros, fue permitir que cualquier persona ingresase al movimiento, especialmente si era ignorante, violento o incondicional. Con ello, aniquilaron completamente la posibilidad de generar una revolución cultural e intelectual transformadora desde la CNTE, al menos durante los próximos cuarenta años, hasta que la jubilación de la privilegiada legión de choque finalmente llegue.

-Hijos, familiares, novias, testaferros y advenedizos quienes, en complicidad con las cúpulas insaciables, compraron plazas, las recibieron en herencia o a cambio de favores inconfesables. Todos los que permitieron que la CNTE se redujera a un mero movimiento clasista y gremialista fueron quienes fueron cómplices de que se comprara o heredara una plaza para favorecer al más incompetente y vago de los hijos de los trabajadores de la educación, “aunque sea de intendente” decían, para que tuviese “algo seguro, un patrimonio”, que le permitiese sostener sus pasos perdidos, mientras sus padres sexagenarios retornan a marchar para lograr heredar su “recurso” a sus hijos. Su infiltración disminuyó el promedio de escolaridad entre los militantes de la CNTE y posibilitó toda clase de atrocidades, porque al constituir una multitud violenta de juniors e influyentes magisteriales, están tomando decisiones sobre la voluntad de los maestros de base y de los militantes puros.

Medios de comunicación convenencieros, quienes sabedores que en la lucha por la desinformación, posicionarse debidamente ante la opinión pública representa poder, decidieron, previo pago en efectivo o con plazas para sí o sus allegados, prestarse a repetir una mentira hasta que pareciese verdad. De esta manera se infiltraron en el movimiento magisterial vividores de los medios de comunicación que ofrecían a cambio de unas monedas, “apoyar a la CNTE” desde sus fanzines e improvisadas y anónimas páginas de Internet. Por supuesto, los arribistas también se apoderaron de la comunicación interna del movimiento de bases, convirtiéndola en totalitaria, demagógica, empleadora constante de la calumnia y del pensamiento hegemónico. Ante toda duda, no dejan de acusar complots planetarios en su contra. Más aún, desde la comodidad de su infiltración, disfrazándose de docentes democráticos, fomentan campañas de odio y de violencia contra el magisterio que labora cotidianamente. Ellos fueron quienes engañaron a los profesores de vocación con mentiras rampantes como la que dice que “el maestro luchando también está enseñando”; cuando todos sabemos que lo único que requieren los estudiantes es una formación integral para poder continuar su desarrollo, no docentes fuera de sus aulas.

Militantes violentos, pasivos y dogmáticos, que se lograron confundir entre los verdaderamente convencidos de la necesidad de un cambio en el sistema educativo y sindical. Entre ellos se internaron los violentos y radicales, quienes golpeando, amedrentando e impidiendo que hubiese quienes pensaran diferente a ellos, por la razón de la fuerza, convirtieron a un movimiento que pretendía ser dialógico y reflexivo en una pirámide exacerbadamente vertical en la que priva el derecho natural, la ley del más salvaje. Especialmente repulsivos son los infiltrados que con afán protagónico profieren insultos desde el anonimato de sus redes sociales, a la par que arengan a campañas de odio. Ellos son los que devuelven durante su “jornada de lucha” a los niños a sus casas, con lo que inmersos en su ignorancia, claudicaron ante la posibilidad de mostrarles las bondades de su proyecto pedagógico y social. Modificaron impredeciblemente la rutina laboral de dos millones de padres de familia y la formación de sus hijos, por lo que por intermediación de estos fementidos, la sociedad michoacana le da la espalda a la CNTE.

Agitadores sofistas y manipuladores, quienes preparan consignas tramposas que buscan extraviar la razón de los maestros. “Cuando la ley es injusta, lo correcto es desobedecer”, decían los infiltrados y con ello incitaban al odio y a la ilegalidad al movimiento magisterial. No supieron advertir en tiempo y forma los militantes ingenuos que confiaron en estos astutos liderzuelos, que solazándose entre auténticos maestros de base, se camuflaron toda clase de malhechores de toda estofa. Gracias a ellos, se lograron colar hasta el seno del movimiento magisterial los traficantes de plazas y todo un sistema delincuencial organizado que se han enriquecido a manos llenas mediante actividades ilegales al interior de la Secretaría de Educación en el Estado. Ellos compran vehículos de lujo, casas y caballos a sus vástagos, sin mayor explicación a su riqueza que el haber participado en la CNTE.

Ideólogos trasnochados e ineptos, incapaces de leer los signos de los tiempos, quienes sin haber digerido más allá de dos cuartillas de algún libro escrito dos siglos atrás, repitieron consignas anacrónicas. Medraron a placer con la ignorancia de la militancia y se enriquecieron a manos llenas. Incluso, lograron ser funcionarios de la SEE en múltiples ocasiones, dependencia en la cual demostraron su rapacería y su incapacidad. Una de las acciones más perversas que cometieron contra el movimiento magisterial fue promover enviar a los maestros fuera de las aulas, sacándoles de su principal e inexpugnable área de influencia, para reducirlos a turba.

Militantes políticos, disfrazados de militantes de la CNTE se infiltraron. Sabedores de que el fin justifica los medios, en su afán de destruir a esta organización magisterial no tuvieron empacho en que el movimiento se mezclase con asociaciones de toda índole, ya sean apartidistas, adherentes a MORENA, al PRI, al PRD o a otros organismos políticos, lo cual es constatable revisando los logotipos de los integrantes del denominado Frente Cívico y Social, en donde el gatopardismo político e ideológico es la constante.

La autoridad, que simuló ser cómplice y partidaria de la CNTE, porque permitió que se hiciera lo que sus cúpulas dijeran, en aras de granjearse su apoyo y de generar una falsa gobernabilidad, porque dándoles todo, los corrompieron. Doble responsabilidad tienen los infiltrados que desde la CNTE arribaron al servicio público e hicieron todo el daño posible al sistema educativo estatal, evaporando todo prestigio y credibilidad que pudiese representar la organización magisterial.

En suma, esta taxonomía de infiltrados fueron quienes desmantelaron el sentido fundante de la CNTE y le convirtieron en un cascarón que ya no responde a las expectativas transformadoras de sus militantes fundadores.

Dicho lo anterior, es fácil darse cuenta que, efectivamente, sí fueron infiltrados los autores de la vejación cobarde de los maestros que fueron rapados en Comitán de Domínguez, Chiapas, lo que evocó varias escenas del más negro pasado michoacano, en donde se realizaron medidas barbáricas contra miembros del SNTE. En los videos que circulan por las redes sociales, podemos constatar la torcida actuación de una caterva de integrantes de varios de los grupos infiltradores anteriormente descritos, en esa acción de escarnio que manifiesta su nulo interés hacia la dignificación de la profesión docente.

En contrapunto, no queda duda alguna: la verdadera lucha democrática se desarrolla en el aula. Partirá de un salón de clases toda verdadera revolución futura, que concebida como tal implique sacar a nuestro pueblo de la ignorancia, del fanatismo, del encono social y de la sumisión, para llevarlo a construir escenarios en los que sus sueños de felicidad, bienestar, paz y desarrollo se vuelvan realidad.

Por todo lo anterior, la esperanza de una revolución educativa ya no está depositada en la CNTE. Es cuestión de tiempo para que sus militantes congruentes den la espalda a ese movimiento infiltrado, retardatario y perverso, para que en la refundación de una auténtica corriente magisterial, privilegien darse a conocer por su vocación docente y la defensa de los derechos de los educandos en equilibrio con los propios.

Especialmente, estando inmersos en un sistema educativo en donde han prevalecido durante décadas la corrupción e ilegalidad, tengamos todos muy en cuenta que el acto más revolucionario que podemos realizar es cumplir y hacer cumplir la ley.

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

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