Editoriales

La comunicación política de la 4ª transformación (Por: Diego Leal)

El autor es el Dr. Diego Leal Corral, catedrático de la Universidad Contemporánea de las Américas Morelia; con estudios en Comunicación Política en la Universidad Complutense de Madrid, así como en el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset
El autor es el Dr. Diego Leal Corral, catedrático de la Universidad Contemporánea de las Américas Morelia; con estudios en Comunicación Política en la Universidad Complutense de Madrid, así como en el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset

Esperamos que el Presidente no descalifique a la primera cualquier información que no sea en beneficio de su gobierno y que deje de minimizar los problemas que atraviesa el país, culpando de ellos a la “mafia del poder”, a la “prensa fifí”, a la “mezquina oposición” o incluso a los pasados gobiernos

Morelia, Michoacán, 30 de enero de 2019.- La comunicación política es un arte que consiste en que los gobernantes, los medios y los ciudadanos interactúen y tengan flujos de información entre ellos de manera multidireccional, por medio de la cual, los gobernantes emiten información que retoman los medios y es consumida por los ciudadanos, en su modelo más lineal.

En sexenios anteriores hemos tenido la presentación de políticas públicas ante los medios por parte del Presidente o sus secretarios ya sea por medio de boletines de prensa, en su mayor parte, como en declaraciones no ante los medios directamente, sino en eventos, inauguraciones de obras o incluso, detenciones.

No pasaron desapercibidos los voceros de los últimos tres presidentes, Rubén Aguilar con Fox, Alejandra Sota con Felipe Calderón y Eduardo Sánchez con Peña Nieto.

Sin embargo, con la llegada de López Obrador a la Presidencia, se inauguró una nueva etapa en cuanto a la comunicación gubernamental con las conferencias mañaneras, donde López Obrador se presenta ante los corresponsales de los medios de comunicación a dar el reporte de lo acontecido en el día anterior y responder las preguntas de los medios.

Esto es un cambio de paradigma, donde el Presidente se enfrenta directamente a los medios sin voceros de por medio, lo cual es una ventaja para los medios al poder preguntar de frente al Presidente sin esperar que les dé una entrevista o que pase por el filtro de comunicación social de la Presidencia.

Sin embargo, esta apertura presidencial también viene marcada por un López Obrador que no utiliza la solemnidad o la mesura como parte de su comunicación. Cuando las circunstancias le son adversas o se presentan datos que no son favorables a su gobierno, los descalifica, dice tener otros datos sin presentarlos ni estos ni su fuente o simplemente utiliza falacias para desviar la atención del asunto que se trate.

Esto muchas veces es aplaudido por sus seguidores, sin embargo, la realidad es la que es y por mucho que la descalifique y que diga tener otros datos, lo complicado de negarla es que tarde o temprano los datos salen a la luz, las metas no se cumplen y los afectados son los ciudadanos.

Esperamos que el Presidente no descalifique a la primera cualquier información que no sea en beneficio de su gobierno y que deje de minimizar los problemas que atraviesa el país, culpando de ellos a la “mafia del poder”, a la “prensa fifí”, a la “mezquina oposición” o incluso a los pasados gobiernos.

Hoy él tiene el sartén por el mango y aunque aún sigue en su “luna de miel” con el electorado, las excusas terminan cansando a los ciudadanos, sobre todo, si como su gobierno, está montado en una alta expectativa y los resultados no son palpables para el ciudadano promedio.

Bienvenida la comunicación directa del Presidente, esperamos que no utilice esa tribuna para justificar o para desviar la responsabilidad de las fallas de su gobierno, porque no lo podrá hacer con cada crisis que se le presente y el tiempo no deja de avanzar para la encomienda que él mismo se trazó.

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