Editoriales

La letra no mata / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Hace mucho no se diseña un ambicioso programa en el que se ponga a leer a la gente, el nivel de lectura apunta a que los lectores mexicanos son escasos, a ello habría que agregar qué es lo que se lee y al final del día tenemos los resultados previsibles, mismos que se palpan en todas las materias

Morelia, Michoacán, 01 de febrero de 2014,. México ocupa un lugar preponderante en materia de la desigualdad social, fue escalando peldaños hasta llegar a la vanguardia en retroceso, la educación hace agua y los efectos derivados de este problema repercuten en todos los ámbitos.

Hace mucho no se diseña un ambicioso programa en el que se ponga a leer a la gente, el nivel de lectura apunta a que los lectores mexicanos son escasos, a ello habría que agregar qué es lo que se lee y al final del día tenemos los resultados previsibles, mismos que se palpan en todas las materias.

Estamos lejos de países como Francia o Argentina, Chile o Suecia en materia de lectura, aquella leyenda de que México es el hermano mayor en América Latina es ya un mito más no sé qué tan genial o simple que obedece a razones históricas pero no del presente.

Escritores mexicanos tenemos muchos desde siempre y si hurgamos más en la literatura universal los motivos resultan infinitos, sin embargo no se lee. Tan fácil como comenzar a leer a Octavio Paz o Samuel Ramos, incluso a los dos, para llegar a la raíz de lo que somos y que magistralmente lo señalan ambos en los ensayos El laberinto de la soledad y Perfil del hombre y la cultura en México.

Si acudimos a etapas antiguas las obras saltan desde el ostracismo a donde los condena la ignorancia, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha en español, o las obras de aquel bardo griego más antiquísimo Homero con sus poemas épicos de La Ilíada o La Odisea, en lengua como la inglesa o la alemana figura William Shakespeare o Goethe con Hamlet o Fausto.

La letra no mata, más bien vivifica, recrea al universo y despierta la imaginación, no todo es televisión porque las imágenes que ofrecen los libros son diseñadas desde el fondo de cada quien. Libros para todo, desde un sensual poema de Pablo Neruda como el primero del texto 20 poemas de amor y una canción desesperada o la introducción de la obra El hombre mediocre del maestro argentino José Ingenieros, misma que es un discurso que sublima y sacude al invocar a Sócrates, Jesús de Galilea o Bruno.

Incluso si acudimos a la etapa párvula para regresar sobre las huellas de aquel clásico cuento El Principito de Antoine de Saint Exupéry para recordar que lo esencial no se ve con los ojos sino con el corazón. En tiempos como los que vivimos es conveniente regresar a las letras o seguir en ellas si se acude frecuentemente a ese mundo de signos para reencontrar la sustancia humana que favorece el crecimiento. Hay libros para todos que están en esa búsqueda permanente con lectores.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba