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La neurosis y las elecciones. (Por: Alejandra Ortega)

La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán
La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán

En estos tiempos de tanta neurosis tampoco se puede ser neutral porque siempre habrá quién dude de esa posición inteligente y mesurada. No, aquí todos tienen un candidato y una preferencia; o se es “Prianista” y de la “mafia del poder”, o se es “chairo” y “Pejezombie”

Morelia, Michoacán, 14 de mayo de 2018.- La neurosis es un trastorno bastante común en nuestro tiempo y se puede desarrollar más en ambientes cambiantes y en situaciones que pueden definirse como complejas, en donde la persona perciba que hay alguna amenaza.

Este trastorno emocional, pocas veces se diagnostica, porque es difícil darse cuenta de que se padece, pues no hay una afectación física perceptible que indique que se está enfermo o que se tenga un padecimiento. De esta forma, las personas que lo sufren es común que no reciban atención médica y mientras más tiempo pasa sin atenderse, la complejidad de estas alteraciones va aumentando y se van sumando otros trastornos.

Así, quien sufre neurosis puede llegar a confundir la realidad y verla de una manera muy diferente a las personas que son psicológicamente sanas, si puede usarse el término.

Son más negativos que los demás, se irritan con facilidad, tiene episodios recurrentes de ansiedad y frustración, que desahogan en eventos de agresividad hacia el otro.

Esto debe sonarnos familiar, ¿no es así?. Sobre todo en estos momentos en que el país vive una etapa inédita, en la que se juega el futuro de 129 millones de mexicanos, en un proceso electoral muy complicado, con ingredientes que no habíamos tenido antes, como los candidatos independientes a la presidencia, o la participación masiva y muy activa de la gente en las redes sociales y tres candidatos que se disputan la preferencia del electorado, con alianzas incomprensibles en otros tiempos: El PAN aliado con dos partidos de izquierda y Morena, de la izquierda más radical, aliado con la ultra derecha.

Ante este escenario y tomando en cuenta la enorme ola de información de los discursos y opiniones de los candidatos en los diferentes espacios públicos, muchos de ellos contradictorios, no claros y hasta escandalosos; no es difícil comprender la enorme vorágine de mensajes violentos, intolerantes y hasta amenazantes que los ciudadanos hacen a través de las redes sociales para defender a ultranza y criticar agriamente a los candidatos.

La situación ha llegado a puntos críticos, en donde la gente arremete contra todo aquél que ose cuestionar o poner en duda a su candidato; así se trate de un periodista, de un intelectual, o algún reconocido científico que den su opinión respecto a alguno de estos proyectos, no hay miramientos para nadie, quien entra a las redes sociales está expuesto a recibir insultos y acoso por parte de “tuiteros” o “facebookeros” que en grupo se mueven para neutralizar al que consideran contrincante u oponente. Como si fuera esta una estrategia bien coordinada y dirigida desde algún alto y relevante lugar. Y sobre todo se percibe muy claramente en seguidores de López Obrador.

Cada vez es más beligerante el intercambio de palabras. Muchas personas no soportan que alguien comparta una encuesta en donde los resultados no sean los que el fan espera, pero incuso, si el resultado le es favorable, esto parece que lo motiva para ser aún más intolerante y agresivo, porque el resultado hace crecer su ego. Como si el candidato fuera el fan o seguidor, o fuera un familiar suyo, se lo toman tan personal.

Recientemente sucede que cuando la encuesta no es favorable a las ideas y gustos del fan, sin razonar nada y sin analizar nada, da por hecho que esas encuestas son la preparación de un gran fraude.

Y últimamente los periodistas y comunicadores nos hemos vuelto el blanco perfecto para que estos grandes grupos de usuarios, verdaderos y falsos, descarguen toda su frustración, su enojo y su visión distorisionada de la realidad, exigiendo que nos callemos, exigiendo que nos corran de nuestros trabajos o que desaparezcamos de plano del planeta, por supuesto con una muy amplia selección de fuertes insultos.

Esto que sucede, no es más que una neurosis colectiva, que también existe y que se propaga rápidamente gracias a las plataformas que de comunicación directa existen hoy, permitiendo que una idea hasta incoherente y absurda puede tener enorme eco y repercusión por estos medios masivos.

Es fácil darse cuenta el gran número de seguidores que tienen cuentas, generalmente de mujeres, con fotos de perfil atractivas, que se dedican a postear mensajes a favor de un candidato, pero también en contra de todos los demás y de atacar a quien piense distinto. Como si fueran verdaderos clanes, con razonamientos bastante básicos y la mayoría de las veces equivocados.

En estos tiempos de tanta neurosis tampoco se puede ser neutral porque siempre habrá quién dude de esa posición inteligente y mesurada. No, aquí todos tienen un candidato y una preferencia; o se es “Prianista” y de la “mafia del poder”, o se es “chairo” y “Pejezombie”. La neurosis no permite los matices, se es blanco o negro, no hay más y siempre terminaremos por ser atacados.

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