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Las fake news no se acabarán mientras nos guste oír mentiras

La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán
La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán

A pesar del nivel de escolaridad y preparación, la mayoría de las personas seguimos cayendo en el error de creer en las fake news, peor aún, muchos las comparten y generan una cadena multiplicadora de noticias dudosas, con objetivos claros de perjudicar a algo o a alguien

Morelia, Michoacán, 16 de abril de 2018.- Las fake news o noticias falsas con temas relacionados a las campañas y los candidatos, inundan cada vez más las redes sociales y se hacen virales por sus titulares escandalosos y contenidos llamativos.

En una época en la que los ciudadanos tenemos muchas herramientas muy importantes para estar informados y enterados en buenas fuentes, sobre una infinidad de temas, y a pesar del nivel de escolaridad y preparación, la mayoría de las personas seguimos cayendo en el error de creer en las fake news, peor aún, muchos las comparten y generan una cadena multiplicadora de noticias dudosas, con objetivos claros de perjudicar a algo o a alguien.

Por esto, resulta relevante el caso de Facebook y Cambridge Analytica, pues se trata de empresas que utilizan esta red social para robar datos de usuarios y difundir información específica para un grupo de personas determinado, que van aglutinando conforme a sus preferencias, a los «likes» que dan, a las páginas que siguen y los temas que suelen consultar y «postear».

Así, la plataforma puede hacer una segmentación muy detallada a la que trata de influir por medio de contenidos y anuncios que sabe le serán atractivos al usuario y seguramente creerá en ellos, aunque sean falsos.

La encuestadora Parametría realizó un interesante análisis sobre este tema de las fake news y los resultados son muy reveladores, pues el 44% de los encuestados ha sido víctima de este tipo de información, pero al preguntar cuál cree que sea el objetivo de las noticias falsas, el 24% no sabe la razón y el 23% considera que éstas son para perjudicar a un candidato.

Cuando en realidad puede haber muchas razones por las que se producen las noticias falsas.

Así, a pesar de que un 88% de las personas encuestadas cree que las fake news en estas campañas representan un gran problema, la gente las sigue compartiendo y las sigue creyendo, peor aún, aunque no las crea, o si alguien más le ha dicho que es falsa, de todas formas la «postea» y la comparte.

De esta forma, los ciudadanos nos volvemos parte de esta estrategia tramposa que empaña las campañas, aunque luego nos quejemos y critiquemos a Mark Zuckerberg y su Facebook. Increíble, pero así es. A las personas nos gusta que nos mientan y aunque nos digan que estamos creyendo en una mentira, no nos importa, seguimos creyendo en ella.

Es por esto que el Senado norteamericano llamó al creador de Facebook a comparecer ante ellos y que cambiara sus políticas y corrigiera las fallas de seguridad de la plataforma, pues según ellos esa fue una de las razones por las que Trump ganó a Hillary Clinton.

Aunque en realidad la comparecencia del joven Mark resultó un show, en el que no se comprometió a nada específico minimizando el asunto al asegurar que Analytica también robó sus datos.

Cabe mencionar que fue igualmente evidente el total desconocimiento que hay sobre estos temas complejos de informática y tecnología en los integrantes del Senado, que no entendían lo que Zuckerberg les explicaba y no sabían tampoco cómo cuestionar al joven de forma efectiva sobre el tema.

Así, seguramente seguiremos viendo que de pronto en nuestros perfiles nos lleguen noticias que facebook crea que nos gustan.

Y aunque no les hiciéramos caso, muchos de los usuarios no se interesan lo suficiente por cuestionar el tipo de páginas o portales de internet que abren, hay desconocimiento para saber verificarlas; la gente normalmente no se cuestiona sobre la veracidad de las páginas, no observa si la nota está firmada o no, no revisa cuáles son las fuentes, o si el portal tiene un responsable de la información que ahí se publica, o bien si sus publicaciones son regulares o no.

La tendencia es seguir creyendo que si aparece en internet, es información cierta.

Y esto va en detrimento también de la labor periodística a nivel global, porque existe una desconfianza generalizada en los medios de comunicación tradicionales o que tienen una trayectoria, porque la gente en su afán por buscar fuentes alternativas de información que les digan la verdad, corren el riesgo de dar credibilidad a portales que buscan hacerse de público de forma rápida, mediante la difusión de publicaciones no verificadas y que muchas veces sólo buscan la polarización de la sociedad, situación que vemos claramente en nuestro país, pues en el fondo queremos que nos digan la verdad, pero la verdad que a nosotros nos gusta.

De esta forma, se ataca de forma sistemática a los medios de comunicación reales y se ensalza a aquellos que no lo son y producen fake news, al grado de volver virales sus contenidos, sin siquiera preguntarse qué hay detrás de esa información y qué hay detrás de ciertos sitios en la internet.

Por algo decía esto Mark Twain: «Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados.»

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