Lectura, un hábito en extinción (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)
Evidentemente existe la necesidad de formar el hábito de lectura en la población; que los analfabetos no lean es un problema, pero lo más grave es que alguien tenga 10 ó 20 años de instrucción escolar sin haber adquirido el hábito de lectura, es terrible que quien termina una carrera universitaria no haya conocido sino los libros de texto
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Morelia, Michoacán, 23 de enero de 2018.- Una aclaración, este artículo fue escrito hace varios años, desde esa fecha el problema que se analiza no tan solo no se ha resuelto, al contrario, vamos peor. Nuevamente lo público, prácticamente sin cambios, solo para recordar que no vamos por el camino correcto.
Preocupantes las cifras que manejan los organismos encargados de la educación a escala mundial, pues muestran las malas condiciones en que se encuentra la educación en México. En un reciente estudio sobre conocimientos científicos elaborado con escolares de 59 países por la UNESCO (Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas), resultamos en el poco honroso lugar 55 (casi los últimos). En otro estudio, este del Laboratorio de Evaluación de la Calidad de la Educación (IEA) realizado en 27 países, también quedamos en los últimos lugares, pero además con el agravante de que se resalta el “significativamente bajo nivel de comprensión e interpretación de la lectura”, o sea, la mayoría en nuestro país no entiende lo que lee, y para rematar, en un estudio realizado por la OCDE, que agrupa países muy desarrollados, pero agregando otros francamente atrasados como Irán y Chipre resultamos en ULTIMO LUGAR, increíblemente detrás de Irán, que uno los supondría más atrasados por ser una teocracia fundamentalista.
Otro dato incómodo aparece cuando revisamos el hábito de lectura en México. Resulta que en un estudio de 108 países ocupamos el lugar 107 en cuanto a cantidad y calidad de lectura, las estadísticas más optimistas nos dan un consumo de 2 libros por año por persona, cuando el mínimo deseable es de 4. Si nos comparamos con Argentina estamos mal, pues ellos leen un promedio de 6 libros por año, y peor nos va comparándonos con Inglaterra y Francia que tienen en promedio 20 libros por habitante.
¿Cómo andamos en librerías?, Mal, muy mal, resulta que tan solo un par de ciudades de España, Madrid y Barcelona, tienen más librerías que todo México, 572 contra apenas unas pocas más de 500 de México. Aquí ya sabemos que instalar una librería es prácticamente garantía de quiebra a corto plazo.
Más datos para reflexionar son los siguientes: En México menos del 16% de la población tiene nivel de licenciatura terminada, y ese porcentaje de mexicanos es el que adquiere la mitad de todos los libros que se compran en México, pero además resulta que en la mitad de esos hogares de profesionistas solo hay escasamente 30 libros o menos. Para empeorar las cosas, resulta que una cuarta parte de los profesionistas JAMAS han acudido a una biblioteca, 6 de cada 10 mexicanos NUNCA han visitado una biblioteca ni por curiosidad, 6 de cada 10 hogares de mexicanos no han comprado un solo libro en los últimos 12 meses, y si los compran es más bien porque hacen juego con el color de su sala o la alfombra, no por que tengan intención de leerlo.
¿Qué hacer ante este panorama desolador? Evidentemente existe la necesidad de formar el hábito de lectura en la población; que los analfabetos no lean es un problema, pero lo más grave es que alguien tenga 10 ó 20 años de instrucción escolar sin haber adquirido el hábito de lectura, es terrible que quien termina una carrera universitaria no haya conocido sino los libros de texto. Recordemos la definición de lo que es un lector: “alguien que lee por voluntad propia, lee todos los días, comprende lo que lee, está habituado a dar un significado al texto y suele comprar libros”.
Evidentemente, por lo anterior, es más que urgente elevar el nivel de calidad de educación en México pues juzgando por los resultados, el sistema educativo actual es muy deficiente. Y aunque a algunos les resulta increíble, la verdad es que si podemos empeorar, y mucho.