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Libertad de expresión existe…en el café / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Este 7 de junio no hay motivos para hacer una fiesta, los discursos gubernamentales suelen ser iguales que en el pasado, dicen que respetan la libertad de expresión, incluso afirman preferir los excesos a los candados, bla, bla, bla. Es un deja vu.

 

Morelia, Michoacán, 06 de junio de 2014.- Libertad de expresión, derecho fundamental reconocido en los ordenamientos legales en muchos casos es una simple falacia, una utopía, un afán retórico que topa con una realidad oscura para reportar un alto índice de comunicadores asesinados, desaparecidos, censurados, tal es el signo de los tiempos como verdad inevitable.

Hace muchas décadas los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional establecieron el 7 de junio como el de la libertad de expresión que no fue más que una fecha en la que en la mayoría de los casos se recitaban lisonjas a favor del presidente de la república, a quien muchos periodistas de nombre y biografía reconocida expresaban su gratitud por permitirles vivir ese beneficio como si fuera invento del todopoderoso magistrado.

En los últimos años la violencia contra diversos periodistas ha pintado de muerte el escenario, algunos fueron “levantados” para jamás retornar, Michoacán figura como una de las entidades que reportan hechos lamentables en contra de comunicadores, en dichos expedientes el elemento obvio es la impunidad.

En Veracruz también se han perpetrado crímenes contra periodistas, en el norte del país algunas redacciones han sido destruidas por los señores del crimen organizado, la nota roja se ha limitado para evitar represalias. En Morelia algunos reporteros fueron agredidos por grupos de autodefensas, los comunicadores hacían su trabajo.

Bien lo dijo Heberto Castillo, icónica figura de la izquierda mexicana, en México la libertad de expresión se ejerce en el café, la cantina y la cárcel; dicho comentario es de 1977, de aquel tiempo a la fecha no hay grandes variaciones aunque la dinámica social si se transformó.

En la actualidad las redes sociales han ocupado un espacio exponencial, el debate es permanente, desde opiniones juiciosas, equilibradas, hasta la calumnia, el exabrupto reiterado o la pestilencia derivada de expresiones cobardes gestadas desde al anonimato. De todo se puede leer en ese inmenso espacio virtual.

Este 7 de junio no hay motivos para hacer una fiesta, los discursos gubernamentales suelen ser iguales que en el pasado, dicen que respetan la libertad de expresión, incluso afirman preferir los excesos a los candados, bla, bla, bla. Es un deja vu.

Se registran avances en materia de la información, México tiene alternancia y la diversidad es incuestionable, sólo que los viejos fantasmas están presentes y la impunidad ocupa un lugar preponderante, falta mucho por hacer.

Recuerdo una frase del maestro Julio Scherer: periodistas y políticos se buscan y se rechazan, una relación tan tormentosa no genera matrimonio pero si amasiato.
Libertad de expresión, la utopía prevalece.

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