Editoriales

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis / Teresa Da Cunha Lopes

Teresa Da Cunha es doctora en Derecho; con diversos posgrados en universidades de México, España y Francia; profesora investigadora de la UMSNH; miembro del Sistema Nacional de Investigadores; y coordinadora del Área de Ciencias Sociales en el CIJUS
Teresa Da Cunha es doctora en Derecho; con diversos posgrados en universidades de México, España y Francia; profesora investigadora de la UMSNH; miembro del Sistema Nacional de Investigadores; y coordinadora del Área de Ciencias Sociales en el CIJUS

El mundo de hoy, es dominado por las “Redes de poder” económico o sea, es un mundo en que la democracia está secuestrada

Morelia, Michoacán, 27 de enero de 2014.- Las élites económicas dominan el poder político, lo que conlleva la manipulación de las reglas del juego económico, lo que socava la democracia y crea un mundo en el que 85 individuos poseen una riqueza igual a la renta de la mitad más pobre de la población mundial. Un mundo en que las libertades se están transformando en simulaciones y los DESC (derechos sociales y económicos) están en un proceso acelerado de “meltdown”.

La ONG Oxfam que acaba de publicar, el 20 de enero del 2014, un informe, “Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica”, en el que hace un llamamiento público a los gobiernos para hacer frente a la desigualdad acabando con la opacidad financiera y con la evasión fiscal, invirtiendo en servicios básicos como la educación universal, los sistemas de protección social, los sistemas de protección en la salud y acordando una meta para acabar con la desigualdad extrema en todos los países, como parte de los objetivos de desarrollo post 2015.

Los números duros, áridos, aterradores que Oxfam lanza en la arena del Foro Económico de Davos, son el resultado de un trabajo extensivo de recoja de datos para el informe, arriba mencionado, “Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica”.

Este documento apocalíptico, que ve la luz en vísperas del Foro Económico Mundial, detalla el impacto que la creciente desigualdad está teniendo tanto en los países en desarrollo como en los países con economías desarrolladas. Efectos perniciosos que destruyen las posibilidades de crecimiento, que minan los indicadores de calidad de vida de las poblaciones, permitiendo que los más ricos promuevan políticas que protegen sus intereses en detrimento de la mayoría y socavando los procesos democráticos.

Los números del informe de Oxfam no mienten:

1.-La desigualdad crece. Casi la mitad de la riqueza mundial está en manos del 1 % más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99 % restante.

2.-La riqueza del 1% de la población más rica del mundo asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial.

3.-Las 85 personas más ricas poseen una riqueza equivalente a la mitad de la población mundial.

4.-La fortuna conjunta de las 10 personas más ricas de Europa supera el coste total de las medidas de estímulo aplicadas en la Unión Europea entre 2008 y 2010 (217.000 millones de euros frente a 200.000 millones de euros)

5.-En Estados Unidos, el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más.

6.-7 de cada 10 personas de todo el mundo viven en países donde la desigualdad se ha incrementado.

El documento “Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica” (que pueden consultar en su integralidad en la dirección web http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/bp-working-for-few-political-capture-economic-inequality-200114-es.pdf) afirma que hay una creciente conciencia pública a nivel mundial del aumento de este poder.

Resultado de una encuesta realizada para Oxfam en seis países -España, Brasil, India, Sudáfrica, el Reino Unido y Estados Unidos – arroja las siguientes conclusiones : 1) que la mayor parte de la población cree que las leyes están diseñadas para favorecer a los ricos; 2) que las personas más ricas y las grandes multinacionales ocultan miles de millones a las arcas públicas a través de complejas redes basadas en paraísos fiscales que permiten que 21 billones de dólares escapen cada año al control del fisco; 3) que en Estados Unidos, décadas de desregulación financiera han producido las condiciones que llevaron a que se incremente el capital acumulado por el 1% más rico de la población, al nivel más alto desde la Gran Depresión; 4) que, en India, el número de multimillonarios se multiplicó por diez en la última década, gracias a una estructura fiscal altamente regresiva y el aprovechamiento de sus vínculos con el gobierno; 5) que en Europa, las tremendas presiones de los mercados financieros sobre la Zona Euro han impulsado drásticas medidas de austeridad y recortes que han golpeado a las clases baja y media, mientras los grandes inversores se han aprovechado de planes de rescate públicos, 6) que en África, las grandes transnacionales han aprovechado su influencia para renegociar contratos con condiciones fiscales mucho más ventajosas, limitando la capacidad de los gobiernos africanos para luchar contra la pobreza o, incluso eliminando las frágiles estructuras institucionales de esos estados.

El problema de la desigualdad ha escalado posiciones en la agenda global en los últimos años. En Estados Unidos, el presidente Obama la ha convertido en una prioridad para 2014. El Foro Económico Mundial de Davos ha identificado la creciente disparidad de ingresos como el segundo riesgo más importante a nivel mundial en los próximos 12-18 meses; en su informe Global Outlook, publicado en noviembre, advirtió que la desigualdad está socavando la estabilidad social y «atenta contra la seguridad a escala global».No podemos pretender ganar la lucha contra la pobreza sin abordar la desigualdad.

Oxfam exige a los líderes del Foro Económico Mundial que se celebra en Davos, que tomen medidas urgentes para reducir la desigualdad que corroe los sistemas democráticos y beneficia a unos pocos en detrimento de la mayoría, como consecuencia de políticas públicas.

Algunas de las políticas que desde las últimas décadas benefician a los más ricos incluyen: la desregulación y la opacidad financieras, los paraísos fiscales la reducción de los tipos impositivos sobre las rentas más altas y los recortes en las políticas públicas de inversión y protección social. Desde finales de 1970, los tipos impositivos sobre las rentas más altas se han reducido en 29 de los 30 países de los cuales se dispone de datos, lo que significa que en muchos lugares los ricos no sólo ganan más, sino que también pagan menos impuestos.

Así, Oxfam preconiza una serie de medidas “correctivas” urgentes para revertir esta tendencia y exige a los asistentes al Foro Económico Mundial, en Davos, que adopten compromisos para frenar la desigualdad en las siguientes áreas:

1. No utilizar los paraísos fiscales para eludir el pago de impuestos ni en sus propios países ni en otros países en los que invierten y operan;

2. No utilizar su riqueza para obtener favores políticos que supongan un menoscabo de la voluntad política de sus conciudadanos;

3. Hacer públicas todas las inversiones en empresas y fondos de las que sean titulares efectivos y finales;

4. Respaldar una fiscalidad progresiva;

5. Exigir a los gobiernos que utilicen su recaudación fiscal para proporcionar a los ciudadanos asistencia sanitaria, educación, protección social universales, así como asegurar la cooperación y la solidaridad con los más pobres;

6. Reclamar que todas las empresas que poseen o controlan ofrezcan un salario digno a sus trabajadores;

7. Exigir a otras élites económicas que también se adhieran a estos compromisos.

Este manifiesto secuestro de los procesos democráticos por parte de las élites y a expensas de la clase media y los más pobres, ha contribuido a crear un mundo injusto, inequitativo, brutal, corruptor. Un mundo en el que siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad ha aumentado desde la década de 1980, y donde el 1% de las familias más poderosas acapara el 46% de su riqueza (110 billones de dólares).

Un mundo que se continúa por esta vía de concentración de la riqueza en las redes de poder sin contrapesos que aseguren la redistribución para frenar la desigualdad, tendrá un mañana en que los cuatro jinetes del Apocalipsis de San Juan serán los únicos protagonistas.

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