Los errores y excesos políticos de Castillo / Hugo Gama

Las circunstancias y el propio deseo, lo llevaron a inmiscuirse en temas políticos, área en la cual ha mostrado con creces no ser experto, pues su clara formación en la procuración de justicia y en las policías del Estado de México, nunca le había permitido tratar temas ajenos a los policiacos, situación que se ve reflejada en sus decisiones políticas

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Morelia, Michoacán, 05 de septiembre de 2014.- La llegada de Alfredo Castillo a Michoacán tenía originalmente como misión regresar la seguridad e impulsar el desarrollo de la entidad, sin embargo, las circunstancias y el propio deseo, lo llevaron a inmiscuirse en temas políticos, área en la cual ha mostrado con creces no ser experto, pues su clara formación en la procuración de justicia y en las policías del Estado de México, nunca le había permitido tratar temas ajenos a los policiacos, situación que se ve reflejada en sus decisiones políticas.

Las jugadas para sacar a Jesús Reyna y Fausto Vallejo de la vida política y pública del estado, no requerían mayor habilidad, cualquier policía bueno o malo lo hubiera logrado, pues los personajes estaban puestos para ser expulsados sin ningún problema. Ahora bien, la inexperiencia, errores y excesos se hacen notar con uno de los fracasos más visibles de Castillo al querer imponer a Hugo Castellanos como gobernador interino, y posteriormente como secretario de gobierno, aunque existiera imposibilidad legal para que el secretario de seguridad pública pudiera ocupar esos cargos.

A la par, Castillo se alió con la diputada Daniela de los Santos, a quien ha intentado posicionar para la presidencia municipal de Morelia, sin embargo, la evidente mano castillista lo único que ha provocado es que a la legisladora le lluevan reproches y críticas. El enviado de la federación no sólo se ha quedado ahí, ha seducido a otros legisladores locales, pero lo único que logra es que los seducidos obtengan el rechazo incluso de militantes de sus propios partidos.

Un error reciente fue la calentura que le provocó al dirigente de la COPARMEX en Michoacán, Adrián Huerta, quien con mayor inexperiencia política, desconocimiento total de los conceptos estado, republica, democracia, soberanía, representatividad, pueblo y ciudadanía, sugirió esta misma semana, que los partidos se hagan a un lado y den paso a un candidato común, claro donde él mismo se propone para el cargo.

La propuesta huertista, sostiene que la soberanía radica en los partidos políticos y que son ellos quienes con una candidatura común deben decidir quién debe gobernar, no así los ciudadanos, a quienes les quita el poder de elegir a sus gobernantes o representantes, extinguiendo con sus indoctas palabras la incipiente democracia michoacana, lo cual muestra el talante autoritario del impulsor y de su azuzador.

La estrategia de posicionamiento del empresario local les falló, esto porque se muestra la inexperiencia y la tosquedad conceptual, además deja mal parado a Castillo y al propio Peña Nieto, pues afirmar que se requiere un candidato único, es afirmar que la táctica de seguridad de la federación ha fracasado, pues bajo la lógica de Huerta lógica, se está afirmando que no existen condiciones de seguridad, ni confianza en la clase política local para celebrar elecciones, lo que echa por los suelos el discurso del comisionado federal respecto de que ya mejoró la seguridad, que el crimen organizado está disminuido y que las instituciones ya regresaron a la legalidad.

El desatino político de Huerta (quien por cierto fue quien propuso a la actual delegada de la secretaría de economía, quien era su empleada en el FUCIDIM, lo mencionó para darnos cuenta del tipo de relación existente entre los susodichos), provocó que Castillo se viera obligado a declarar que no intervendrá en el proceso electoral, pues la manifestación del empresario desató todo tipo de críticas contra ambos personajes.

Otro infortunio político del mexiquense, es su reciente declaración de que el CISEN podría indagar a los posibles candidatos para las elecciones del 2015, lo cual es contradictorio a su discurso de no intervención en el proceso electoral, más aún, es contrario a su propio arenga triunfalista sobre la seguridad pública, pues de ser cierto ese «triunfo», no existiría razón alguna para meter al CISEN a la elección; ahora bien, esa idea me lleva a pensar que ese centro de investigación puede ser una fábrica de violación de los derechos político-electorales de los ciudadanos michoacanos, por supuesto, controlada por el mexiquense, es decir, se convertiría en una especie de comisionado electoral para la selección de candidatos.

Es preciso señalar que Castillo se contradice también, cuando afirma que las instituciones son más fuertes y confiables, puesto que él mismo las debilita gracias a su permanente intervención en los poderes ejecutivo y legislativo, pues lo único que provoca es la violación permanente de la soberanía estatal, así como la ausencia de un efectivo ejercicio del poder público por parte de los representantes locales debidamente electos, pudiéndose agravar el debilitamiento ante su avizorada intervención en el próximo proceso electoral, ya que los gobernantes y representantes populares carecerán de legitimidad, pues su elección tendrá como antecedente una designación indebida como candidatos, además de que existe el riesgo de uso de recursos públicos federales para favorecer candidatos.

Finalmente es preciso mencionar que, la crisis en la que se encuentra inmerso Michoacán no sólo es económica y de inseguridad, también es política, las cuales van entrelazadas entre sí, pero requieren tratamiento especial para poder resolverlas, por lo que las decisiones deben ser acertadas en cada caso, por ende no es permisible cometer errores y excesos como los que se han cometido en la parte política, y en caso de continuar por esa vía, se antojan lejanas las posibilidades de que la entidad salga avante de esa enorme crisis.