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Los medios de comunicación / Jorge Álvarez Banderas

Nuestro colaborador de A TIEMPO.MX, Jorge Álvarez Banderas
Nuestro colaborador de A TIEMPO.MX, Jorge Álvarez Banderas

Aún y cuando aquí se escriba y no guste, o no se escriba lo que sucede para que guste, en otra parte del mundo la nota la da nuestro estado; sin embargo las redes sociales utilizadas de una manera objetiva nos pueden ayudar a enterarnos de la otra “verdad”, utilicémoslas de manera responsable

Morelia, Mich., 31 de julio de 2013.- Una empresa periodística formal, como cualquier otra entidad económica para sufragar sus gastos requiere de ingresos necesariamente; ingresos que provienen de la venta de sus ejemplares impresos, de la venta de inserciones de publicidad comercial, “oficial”, política y social; los gastos propios son los relativos al desarrollo de la actividad periodística, el sueldo de empleados administrativos, de intendencia, operativos, reporteros, corresponsales,  articulistas y circulación; el costo de producción lleva implícito además de la materia prima, todo lo relativo al mantenimiento de la maquinaria para la impresión, diseño y formación del periódico; sin olvidar el mantenimiento de las instalaciones, el equipo de transporte y reparto, así como la parte impositiva a nivel federal, estatal y municipal que resulta las más de las veces muy onerosa en términos fiscales y de seguridad social.

Un medio de comunicación en los términos planteados, debe proyectar una “renta” (ganancia) suficiente para poder ser un negocio en marcha.

Estos medios de comunicación hoy están vinculados a las redes sociales, con una penetración mayor que a nivel impreso, sin mencionar en algunos casos a la radio y la televisión.

Los consorcios periodísticos nacionales impresos que inciden muchas veces en el ánimo de los ciudadanos mexicanos por su “prestigio” o “tradición” pueden lograr esa “renta” por los tradicionales “convenios” periodísticos que pueden tener con los tres niveles de gobierno; con las empresas periodísticas estatales y municipales o regionales de igual forma, al obtener un “convenio” con los gobiernos en turno garantizan un ingreso para sufragar sus costos y gastos.

Si hay el pago surgido por un “convenio” entre un gobierno y un medio de comunicación por difundir sus actividades, la obviedad es que solamente se difundan las cosas que le puedan favorecer a quien paga, por el contrario, al hablar mal o maximizar los hechos en sus notas periodísticas, se supondría que no hay dicho convenio y lo que se busca es presionar para obtenerlo y el día de mañana hablar “mejor”, no hablar o matizar los hechos que se puedan suscitar.

Así se entendería entonces el juego entre los medios de comunicación y los gobiernos, las agencias de noticias electrónicas que hoy existen con una penetración increíble en la población a través de las redes sociales, con toda seguridad no sufragan mucho de lo citado por las empresas formales ya descritas, pero aún así tienen gastos y necesitan dinero para solventarlos, siendo muy necesario tener un “convenio” con los gobiernos en turno.

La deontología de los medios de comunicación en el caso Michoacán, permite analizar si las “malas” notas para nuestra entidad derivan por la falta de “pago” a los medios de comunicación, por un deber extremo de dar a conocer lo que sucede a la opinión pública o como una medida de presión. Hoy no se puede cubrir el sol con un dedo, la muestra la encontramos en otra prensa, la internacional, donde aún y cuando aquí se escriba y no guste, o no se escriba lo que sucede para que guste, en otra parte del mundo la nota la da nuestro estado, y allá no creo que esos consorcios periodísticos estén interesados en lograr un ya tan tradicional y discrecional “convenio” con el gobierno en turno.

Sin embargo las redes sociales utilizadas de una manera objetiva nos pueden ayudar a enterarnos de la otra “verdad”, utilicémoslas de manera responsable.

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