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Los medios hoy / Y tú… ¿también te juntas con La Tuta?

La diferencia es que los “otros” son gente del Estado, funcionarios, tomadores de decisiones que amenazados o por voluntad propia colaboraron. Incluso algunos contaban con protección de las fuerzas del estado o federal y decidieron participar
La diferencia es que los “otros” son gente del Estado, funcionarios, tomadores de decisiones que amenazados o por voluntad propia colaboraron. Incluso algunos contaban con protección de las fuerzas del estado o federal y decidieron participar

Pero pongámonos en los zapatos de los compañeros periodistas ¿es posible decirle que no a los templarios? ¿No Tuta, no voy contigo ni a la esquina? La verdad es que no es sencillo responder a ese difícil dilema.

Morelia, Michoacán, 23 de septiembre de 2014.- Ayer vi con profunda tristeza el último estreno de la “tutoteca” que, vía Carmen Aristegui, a través de MVS Noticias, reveló un presunto arreglo entre dos conocidos periodistas con el líder de los templarios, Servando Gómez Martínez, alias la Tuta.

Con el reciente “estreno” cualquiera pensaría que en Michoacán el que no paga cuota paga “chayote” (dícese soborno de periodistas), y no voy negar mi pesar porque en el gremio periodístico hay quienes luchan por mejorar las condiciones de trabajo de los periodistas, pero hay otros que parecieran que se empeñan en ser protagonistas de historias criminales. Hay los que se concretan a buscar la nota, y otros a ser empujados por un guardaespaldas para convertir el evento, la inauguración o la ceremonia en “su evento” victimándose. Hay de todo como en la polaca.

Sin embargo, no todo es lo que parece…

Ya lo había mencionado antes: no es el video el que los incrimina, es lo que dicen lo que los acusa. Y es que al escuchar el diálogo entre los reporteros y el criminal parece que no quedan dudas:

“Yo sigo insistiendo en que están ganando… te están ganando la guerra mediática” –le dice el ahora excorresponsal de Televisa al templario-. En otras líneas más adelante que, en buena parte son inaudibles, la tuta le responde: ¿Entonces cómo le hago?

– Puedes poner mantas y dar… (inaudible y luego continúa) “Pero yo creo que sí necesitas de una estrategia de prensa … y de evitar que ellos les ganen todos los espacios. Mandar mensajes, mandar correos, mandar fotos, mandar lo que sea”-insiste el periodista- .

Lo más terrible viene en el minuto 22:58, cuando la Tuta toma lo que parece un fajo de billetes y los reparte a ambos periodistas, rematando con una frase: “ten para que… (inaudible) chingada madre, están bien jodidos. Es todo lo que traigo, pinches bolsas secas” –se lamenta la tuta–, quizá porque la gente a la que extorsiona ya no tiene más, o quizá para que los periodistas no crean que la tuta no les quiere dar más.

La respuesta que Eliseo le da en posterior entrevista a Carmen es como inverosímil: “bueno, pudo habernos dado para la gasolina”.

El otro reportero José Luis Díaz no se queda atrás y le suelta al criminal una petición:

“yo quisiera pedirle esto respetuosamente: denos una troca para movernos”. Cuando la tuta le dice que va a ser un Tsuru modelo 2010, el periodista se muestra un tanto decepcionado; quizá la tuta no entendió que le había pedido una “troca”, una Tacoma, una Cheyene o algo así.

El problema es que Eliseo también le pide: “tenemos que comprar cámaras, pero las cámaras cuestan seis mil dólares… (frase inaudible) y si ustedes me completan tengo con qué moverme señores, no tengo que estar esperando…” la tuta luego-luego responde: “le tenemos que dejar hasta Televisa…”. Ésta última frase fue tal vez la que puso a temblar a la empresa televisora, de ahí que de manera fulminante cortara todo tipo de relación laboral con quien fuera su corresponsal.

Hasta aquí podríamos decir que los periodistas ya están embarrados, pero consideremos que el video está editado y en una muy buena parte es inaudible, por lo que cualquier comentario u opinión en torno al actuar de los reporteros sólo será como el mismo video: parcial.

¿Y qué pienso yo?

Me imagino que si llega un grupo de matones a “levantarme” no tendré muchas opciones; de hecho, creo que la opción más sensata sería colaborar para ganar tiempo y tratar de pensar en un escape, en cualquier cosa. No creo que se me pregunte de buen modo “¿nos haría el favor de acompañarnos doña Cami? Es que el patrón desea charlar con usté pa´darle una razón”.

– Noooo, gracias, ay díganle al carita de chango que luego que no tenga mucho que remendar lo visito con gusto.

Me parece que esta hipótesis no tiene cabida para criminales que son capaces de asesinar hasta mujeres embarazadas.

Pero pongámonos en los zapatos de los compañeros periodistas ¿es posible decirle que no a los templarios? ¿No Tuta, no voy contigo ni a la esquina? La verdad es que no es sencillo responder a ese difícil dilema. Si yo fuera “convocada a comparecer” ante ese sanguinario criminal, seguramente yo también le diría lo que quiere escuchar. Si me pide una opinión… pues se la doy, faltaba más; es más, si me pregunta qué tan guapo está, seguramente le diría que a la altura de Brad Pitt, aunque me viera en riesgo de vomitar en el intento.

– Oye Camila, ¿y cómo vez nuestra estrategia de comunicación?

– Noooo mi amigo, pos a todas margaritas, si hasta las faltas de ortografía que tienen se ven re-bonitas, je je je (risa de nervios).

– …Bueno Cami, pos fue un placer charlar contigo. Toma estos centavos pa´la gas.

– Uy señor tuta, pus muchas gracias –le diría con voz de felicidad mientras me persigno con los billetes igualito que las marchantas en su primera venta–, también fue un placer charlar con usté.

Yo sé que cualquiera podría decirme: “oye, pero pus, entonces a la otra gente también la levantaron”… y tal vez, la diferencia es que los “otros” son gente del Estado, funcionarios, tomadores de decisiones que amenazados o por voluntad propia colaboraron. Incluso algunos contaban con protección de las fuerzas del estado o federal y decidieron participar.

Yo no pienso justificar a nadie. Cada quien tendrá que rendir sus propias cuentas; cada quien sabe si se juntó o no con la tuta. Al final, y como dicen en mi pueblo: “a cada santito le llega su fiesta”.

¡Buen martes para todos! Y no se olviden que… “es otoño, los amantes, ya se fueron…”

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