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Los suspirantes… Dedazos y cargadas en el PRI

El PRI no atina a dejar atrás los dedazos y cargadas, así como el presidencialismo y una serie más de polémicas conductas que, hoy más que nunca, son más bien símbolos y emblemas del priísmo nacional
El PRI no atina a dejar atrás los dedazos y cargadas, así como el presidencialismo y una serie más de polémicas conductas que, hoy más que nunca, son más bien símbolos y emblemas del priísmo nacional

El dedazo, la cargada y el presidencialismo, jugaron un papel fundamental en la designación del nuevo dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, quien este martes rindió protesta en sustitución de Manlio Fabio Beltrones

Morelia, Michoacán, 13 de julio de 2016.- Los más recientes sucesos en la vida interna del tricolor no vienen más que a confirmar que no existe el famoso “nuevo PRI” que hace un tiempo nos presumían en una muy intensa campaña publicitaria.

El tricolor no ha atinado a dejar atrás los dedazos y cargadas, así como el presidencialismo y una serie más de polémicas conductas que, hoy más que nunca, son más bien símbolos y emblemas del priísmo nacional.

Precisamente el dedazo, la cargada y el presidencialismo, jugaron un papel fundamental en la designación del nuevo dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, quien este martes rindió protesta en sustitución de Manlio Fabio Beltrones, que a su vez renunció el pasado 20 de junio, después de los malos resultados electorales del día 5 de ese mes.

Sin restarle méritos al hasta hace unos días director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), lo cierto es que su mayor virtud es su cercanía, su amistad, con el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Da mucho qué decir el hecho de que hasta en su tierra natal, la ciudad de Morelia, Enrique Ochoa sea prácticamente un desconocido, de quien no se había oído hablar hasta hace como un año y medio, cuando alguien lanzó su nombre como posible aspirante del PRI a la gubernatura de Michoacán –nada más para ver qué tanto permeaba en el ánimo de los votantes-, y con magros resultados.

Sin duda alguna que el relevo en la dirigencia nacional del tricolor beneficia a Peña Nieto, sobre todo en un escenario donde su popularidad y su partido se ven mermamos entre los mexicanos, ya que le da cierto control sobre el proceso y las negociaciones en torno a la designación (que no elección) del próximo candidato priísta a la Presidencia de la República, pero también le permite planificar un término de su mandato más a modo entre sus correligionarios.

Lo anterior, por supuesto, viene a reforzar las hipótesis sobre la injerencia planificada de Los Pinos en los desastrosos resultados electorales del tricolor en este año, propiciando así la salida de Manlio Fabio Beltrones, quien de hecho se fue de la dirigencia antes de ser juzgado por su partido y mandó dos o tres sutiles señales de descontento a Peña Nieto.

Se anticipa que el papel de Ochoa Reza no será más que el de representante formal del presidente de México en la dirigencia nacional del PRI. Así que, después de ver cómo funciona el mexiquense como mandatario federal, en los próximos meses y hasta 2019 veremos cómo se conduce como líder partidista.

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