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Los suspirantes… Meade, Jara y sus similitudes

Esperemos, pero también votemos y exijamos, que el próximo presidente de México no sea el de la continuidad, pero tampoco un obsesionado u obsesionada del poder, de esos que están dispuestos a lo que sea con tal de acceder a él
Esperemos, pero también votemos y exijamos, que el próximo presidente de México no sea el de la continuidad, pero tampoco un obsesionado u obsesionada del poder, de esos que están dispuestos a lo que sea con tal de acceder a él

Aunque guardadas las debidas proporciones, veo con preocupación cierta similitud entre el ungimiento de José Antonio Meade como virtual candidato del PRI a la Presidencia de México, y la designación en su momento de Salvador Jara como gobernador sustituto de Michoacán

Morelia, Michoacán, 29 de noviembre de 2017.- En las próximas semanas y meses pueden presentarse hechos concretos que me hagan cambiar de opinión, pero por lo pronto me asaltó con fuerza y me inquietó un pensamiento:

Aunque guardadas las debidas proporciones, veo con preocupación cierta similitud entre el ungimiento de José Antonio Meade como virtual candidato del PRI a la Presidencia de México, y la designación en su momento de Salvador Jara Guerrero como gobernador sustituto de Michoacán.

Ambos, sin ser militantes, parecen ser utilizados por cierto segmento del priísmo como herramientas para acceder o mantenerse ellos en el poder.

Recordemos que, igual que Meade, Salvador Jara no era militante del tricolor al momento de su asunción.

Jara dejó su cargo vigente como rector de la UMSNH para asumir la gubernatura, mientras que Meade dejó su cargo vigente como titular de la SHCP para asumir la virtual candidatura presidencial.

Ya como gobernador, el ex rector no tardó en dejar su careta de aparente hombre institucional, para ponerse de inmediato a los pies del PRI. No olvidemos que cuando fue designado a los primeros que agradeció su confianza fue al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y al comisionado nacional, Alfredo Castillo Cervantes, aun cuando su nombramiento formal se lo debía al Congreso del Estado.

Por su parte, Meade también ha dejado su papel de sobrio e institucional funcionario del sector público para de inmediato ir a ponerse a las órdenes de los diferentes liderazgos, sectores y organizaciones del PRI. “Háganme suyo”, les dijo a los priístas.

Salvador Jara, que obtuvo gran parte de sus cargos de la mano de gobiernos perredistas, con Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel, decidió de la noche a la mañana declararse como un convencido simpatizante del tricolor “de toda la vida”, cuando nunca antes había tenido cercanía pública o conocida con ese partido, mientras que José Antonio Meade se ve que anda por las mismas, pese a que en su momento llegó a las grandes ligas de la función pública con el gobierno federal panista de Felipe Calderón Hinojosa.

En su oportunidad, Jara Guerrero falló, y se convirtió en uno de los 3 ó 4 peores gobernadores en la historia reciente de Michoacán, un triste títere y un abusivo que vio al Ejecutivo estatal como una agencia de colocación de empleos para sus amigos y amigas.

Y aquí es donde espero que por fin se acaben las similitudes, pues es muy prematuro para saber si Meade podría lograr la Presidencia de la República, pero si lo fuera, espero que no sea un títere de esos que lo están poniendo en esa posición y que tampoco sea un abusivo que incurra en el manoseo del erario público.

Esperemos, pero también votemos y exijamos, que el próximo presidente de México no sea el de la continuidad, pero tampoco un obsesionado u obsesionada del poder, de esos que están dispuestos a lo que sea con tal de acceder a él.

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