Los suspirantes… Y sus guerras de lodo
Ya no deberían sorprendernos las guerras de lodo entre los políticos, ya casi son casi como una tradición, pero más bien debería indignarnos que casi nunca son respaldadas por denuncias formales y procesos legales que confirmen que son veraces y no simples habladas. Suelen quedarse en meros golpes mediáticos.
–
Morelia, Michoacán, 22 de marzo de 2017.- Como los “tiempos electorales” no son más que inventos de los políticos a través del Poder Legislativo para “quedar bien” con la sociedad, las pre-precampañas electorales rumbo a 2018 siguen su curso sin importar lo que haga o deje de hacer el Instituto Nacional Electoral (INE).
Lo malo es que los aspirantes a los distintos cargos de elección popular no se dedican sólo a promover su imagen, sino también a lanzar guerras de lodo, ya sea directa o indirectamente, contra quienes ven como adversarios.
En estas pre-precampañas hemos visto una constante y permanente guerra sucia del dueño del Morena, Andrés Manuel López Obrador, contra todo aquél, aquella o aquello que le represente un estorbo en su loca carrera por la Presidencia, incluyendo a sus ex compañeros de partido, tanto del PRI como del PRD, y hasta el Ejército Mexicano.
En su momento, tanto el jefe nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, como la también panista, Margarita Zavala Gómez del Campo, han sido víctimas de “fuego amigo” y externo.
Por su parte, el gobierno federal priísta de Enrique Peña Nieto, desde donde se postulan como presidenciales el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso; y, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, ha recibido ataques de toda la oposición, que magnifica sus ya de por sí muy grandes errores.
Hasta el ex presidente panista de México, Felipe Calderón Hinojosa, ha protagonizado ataques y ha sido víctima de otros, como parte de este enrarecido clima que se vive.
Precisamente, un día después de que anunció que donaría su pensión presidencial para los niños con cáncer, algunos medios y comunicadores al servicio del Morena vincularon al gobierno federal que encabezó el michoacano con la empresa brasileña Odebrecht, pero al mismo tiempo omitieron que el gobierno con el cual si tuvo tratos esa fraudulenta compañía fue con el que encabezó el perredista y ahora obradorista, Leonel Godoy Rangel, en Michoacán.
En fin, son muchos los ejemplos, pero el más reciente es el de la dirigente nacional del PRD, Alejandra Barrales Madaleno, a quien “casualmente” se le ha descubierto un departamento en Estados Unidos que había omitido en su “3 de 3”, con valor de casi un millón de dólares.
Y digo “casualmente”, porque aunque lo niegue, esta revelación tiene todo el tufo a una venganza mediática y política por parte del senador Miguel Barbosa Huerta, recientemente destituido de la coordinación del sol azteca en la Cámara Alta, por hacer pública su inclinación al virtual candidato presidencial de otro partido.
Ya no deberían sorprendernos las guerras de lodo entre los políticos, ya son casi como una tradición, pero más bien debería indignarnos que casi nunca son respaldadas por denuncias formales y procesos legales que confirmen que son veraces y no simples habladas. Suelen quedarse en meros golpes mediáticos, para consumo exclusivo de la opinión pública.
Pero lo que realmente debe preocuparnos es que a estas alturas, a más de un año de la elección presidencial, el lodazal ya está alcanzando los niveles y los tonos actuales, lo que no augura nada bueno para el ambiente electoral y social de 2018.
COMENTARIOS Y SUGERENCIAS: www.atiempo.mx / atiempomx@gmail.com
