Editoriales

Mamá Rosa y las verdaderas víctimas / Yadhira Y. Tamayo Herrera

Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana
Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana

Esos niños y jóvenes seguirán siendo víctimas. ¿Irán sólo de un albergue a otro? ¿Se les separara de su Gran Familia que es todo lo que tienen? ¿Cuál será la retribución real para su dignidad humana por ser usados como carnada por gobiernos que buscan legitimarse de algún modo?

México, D.F., 18 de julio de 2014.- Desde siempre fue controversial la imagen pública de Rosa Verduzco, también llamada “Mamá Rosita”. Que si maltrataba a los niños, que si los usaba para pedir dinero, que si confrontaba a los “ricachones” para exigirles responsabilidad con los menos afortunados, que si generaba miedo con sus tropas de niños dispuestos a todo. Su estilo de liderazgo era más que evidente: una matrona de mano dura, frontal, mal hablada y con las faldas bien puestas. No obstante, la sociedad zamorana había aprendido a convivir pacíficamente y hasta sentirse parte de la Gran Familia. Hoy Mamá Rosa está terriblemente desprestigiada y se presenta por la PGR y la opinión pública como una delincuente ogra abusa niños.

La PGR le acusa de abusos físicos y psicológicos a las casi 600 personas que vivían en el albergue. También de delitos graves como privación ilegal de la libertad, abuso sexual y extorsión. Hay historias escandalosas: niños que eran “encerrados” ahí por sus propias familias por problemas de conducta y por recomendación de las autoridades. Niños que no podían salir luego hasta que se pagara un supuesto rescate económico. Abusos sexuales.

Se hace mucho hincapié en las condiciones de hacinamiento y suciedad en que vivían: la PGR presentó ante la opinión pública fotografías con basura, cucarachas, alimentos podridos, camas desvencijadas con el fin de respaldar su dicho. Grave sin duda, aunque no sé si cárceles, albergues, casas hogar, asilos a cargo del Estado pasen la prueba de estar libres de esas condiciones antisalubres.

Alguien dijo que ahora le tocó a Rosa Verduzco caer de la gracia de los poderosos: como Elba Esther, como Jesús Reyna, como Mireles. Mamá Rosa tenía severas denuncias en su haber, que repentinamente cobraron importancia después de mucho tiempo de dormir en los archivos empolvados.

Pero ojo, también tiene valiosos defensores, personalidades de la talla de los historiadores Enrique Krauze y Jean Meyer. Este último dijo: “A la Tuta no la agarran y si van con todo ante esta persona”. León Krauze, quien también conocía el albergue, escribió en su cuenta de Twitter: «La historia importa. Mamá Rosa: 60 años de dar NOMBRE, casa y educación a miles (MILES) de niños desamparados, abandonados o vejados».

¿De quién era la obligación original de ver por esos niños abandonados? Indudablemente, del Estado. 65 años trabajó esta mujer haciéndose cargo de niños abandonados con la venia de las autoridades. Sus escuelas estaban registradas en la Secretaría de Educación Pública. Los niños y jóvenes estaban afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social. Los mayores de edad tenían credencial para votar. La Gran Familia estaba registrada ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y tenía autorización como donataria, esto significa, que podía aceptar donaciones deducibles de impuestos. La Escuela de Música de La Gran Familia gozaba de gran prestigio y estaba adscrita a la Universidad de Guanajuato. ¡Hasta la Reina Isabel de Inglaterra está entre sus donantes!

De momento se encuentran revisando las condiciones físicas y psicológicas de los menores y tomando declaraciones a las personas implicadas. Ya veremos qué se recaba, no hay forma de que se salga limpio de una acción gubernamental como esta.

Enrique Krauze fue el primer famoso que salió en defensa de la ahora presunta delincuente Rosa Verduzco, escribiendo en su cuenta de Twitter:
“Suciedad, abusos. Eso ¿merecía un operativo militar? Recogiendo huérfanos por 66 años Rosa ocupó el lugar social que dejó vacante el Estado”.
“Injusto llenar de oprobio una vida sin conocer su historia. Injusto escuchar solo a una parte. Injusto el linchamiento público”.
“Suciedad, hacinamiento, ratas, abusos. Pero a Rosa Verduzco, en 66 años, no le han estallado tanques de gas matando bebés”.

A todos los que hubieran pensado un poco en esos niños y jóvenes, les quedaba claro que no eran parte de los más privilegiados y que no vivían como usted o como yo. Evidentemente, las autoridades lo sabían también. Esos niños y jóvenes seguirán siendo víctimas. ¿Irán sólo de un albergue a otro? ¿Se les separara de su Gran Familia que es todo lo que tienen? ¿Cuál será la retribución real para su dignidad humana por ser usados como carnada por gobiernos que buscan legitimarse de algún modo? Sólo nos queda desear que todos ellos estén bien y que su condición de desventaja sea verdaderamente superada.

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