Editoriales

Michoacán e inseguridad / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

En Michoacán los estragos del crimen organizado o desorganizado se cuentan a diario, los homicidios dolosos se han incrementado para dejar una situación agravada que requiere un abordaje constante que surta efectos a la brevedad o los costos seguirán disparándose como las propias armas

Morelia, Michoacán, 25 de septiembre de 2016.- La inseguridad no es que nos haya alcanzado, más bien hace rato nos rebasó. En Michoacán los estragos del crimen organizado o desorganizado se cuentan a diario, los homicidios dolosos se han incrementado para dejar una situación agravada que requiere un abordaje constante que surta efectos a la brevedad o los costos seguirán disparándose como las propias armas.

Evidentemente, no es una cuestión privativa de Michoacán porque el mapa de violencia abarca los cuatro puntos cardinales de México, sólo que no se trata de incurrir en la generalización que no resuelve nada, ni en practicar la política del avestruz.

Tenemos años de padecer el calvario de la inseguridad en Michoacán, no ha comenzado ahora la refriega porque ya tiene una larga data, finalmente los anteriores gobiernos no resolvieron dichas dificultades que crecieron exponencialmente.

En los últimos días se han registrado balaceras en Morelia, ello genera la zozobra y la impotencia entre los vecinos de las colonias en las que se han ubicado los enfrentamientos, ejecutados, incremento en algunos delitos como el robo y asalto a mano armada. Esa es la realidad que no ocupa maquillaje, esa es una verdad inobjetable que cuentan los medios de comunicación de manera cotidiana.

Felipe Calderón Hinojosa declaró en su momento la guerra al narcotráfico, hizo el anuncio triunfalista seguramente con las mejores intenciones pero no fue más allá del discurso porque los cárteles de la droga continuaron en esa ruta demencial de corrupción, muerte y despojos.

En la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto los resultados parecen empeorar, más ejecuciones, plazas de la república copadas por los mafiosos, más escándalos de corrupción, violación sistemática a los derechos fundamentales, todo ello erosionó al sexenio que va en su cuarto año.

Michoacán sigue en una dinámica peligrosa, recién el gobernador Silvano Aureoles Conejo entregó su informe a la actual legislatura y pronunció un mensaje político en el que faltó abordar de manera contundente el tema de la inseguridad, por ejemplo los homicidios dolosos se han incrementado, Zamora es la ciudad más violenta en esa materia, cerca están Morelia y Lázaro Cárdenas.

No dudo del ritmo de trabajo de Aureoles Conejo que ha diseñado programas y proyectos en comunidades alejadas y anteriormente marcadas por la violencia, tampoco podríamos decir que el actual mandatario es el culpable de la inseguridad que nos aqueja porque tiene muchos años y otros gobiernos que fueron omisos, sólo que le corresponde afrontar, sin dilaciones, dichos problemas que dejan maltrecho al tejido social, ese es su compromiso, es un asunto imperativo.

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