Editoriales

Necedad y cinismo / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

No se entiende la necedad de Ángel Aguirre Rivero de permanecer en el cargo para desgobernar Guerrero, su partido –el actual- ha sido tibio porque ofrecen disculpas que no remedian nada, los estudiantes normalistas fueron masacrados y parece que no calibran el tamaño de la tragedia

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Morelia, Michoacán, 11 de octubre de 2014.- No se entiende la necedad de Ángel Aguirre Rivero de permanecer en el cargo para desgobernar Guerrero, su partido –el actual- ha sido tibio porque ofrecen disculpas que no remedian nada, los estudiantes normalistas fueron masacrados y parece que no calibran el tamaño de la tragedia.

Guerrero ha sido desde siempre una entidad en la que han desfilado cacicazgos, pobreza, violencia y marginación; Ángel Aguirre ha sido un gobernante incapaz que no dimensiona el impacto que tiene el asesinato de decenas de estudiantes, pesa más la obsesión de estar en un cargo ahora inútil.

El alcalde de Iguala está prófugo como su esposa, la presunción de ligas con el narco es latente, la vinculación de la policía municipal con grupos de la delincuencia es un hecho, por todo ello el gobernador debe largarse ya para que las investigaciones se realicen cabalmente.

Cómo creer a los partidos políticos que lucharán contra la impunidad si figuras destacadas de sus directorios están en el lodo del descrédito, Carlos Navarrete ofrece disculpas, si, pero ese desplante no regresará a los muertos, dice que si Aguirre se va también deben hacerlo sus homólogos de Tamaulipas y Estado de México, me pregunto qué otras condiciones debe pedir, tal parece que no está informado por completo del drama guerrerense.

México es visto por los ojos de la comunidad internacional como un país bárbaro en el que no se respetan las leyes, no se aplican, en el que las sombras de la muerte convierten al día en una espesa noche que no termina.

43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa desaparecidos, otros asesinados previamente al secuestro de sus compañeros, un entorno alrededor de las autoridades de Iguala infectado por el narco son asuntos relevantes que no pueden ser vistos como normales para que la impunidad se imponga una vez más.

Ángel Aguirre dice que se irá si una consulta así lo determinara, condiciona su permanencia en un país que por lo visto vuelve cínicos a los pudientes hasta tener delirios de grandeza y desconocer el lenguaje mismo de la realidad para negar lo incuestionable.

Ahora casi todos se desmarcan del presidente municipal de Iguala José Luis Abarca, antes muchos personajes públicos se retrataban con él; las vueltas de la vida. La exigencia de justicia no disminuye pese al desparpajo de quienes pudieron evitar la tragedia.

En la marcha que se efectuó a media semana acudió en la capital del país el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas acompañado de algunos colaboradores que fueron agredidos, entre lo que figuraba Adolfo Gilly, un destacado intelectual que escribiera una valiosa obra titulada La revolución interrumpida y resultara lesionado, deplorable el hecho porque al momento en que agredían a los citados los vándalos gritaban no más violencia, inadmisible la reacción virulenta porque los hechores de la multicitada tragedia están en otro sitio.

Ángel Aguirre debe irse ya de la gubernatura, el dolor de tanta gente no disminuye, la saña con que se trató a los normalistas es de mentes que odian, hienas.

La justicia no debe extinguirse ni la capacidad de indignación. No más sangre.

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