Editoriales

¿Necesitamos más partidos políticos? (Por: Jorge Luis Hernández Altamirano)

El autor, Jorge Luis Hernández Altamirano, es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM y Maestro en Ciencia Política por El Colegio de México
El autor, Jorge Luis Hernández Altamirano, es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM y Maestro en Ciencia Política por El Colegio de México

Ante el riesgo autoritario que representa la existencia de una fuerza política mayoritaria, capaz de superar contrapesos y de una oposición actual debilitada y ensimismada, sería una buena noticia que más organizaciones ocupen los espacios públicos para convencernos del modelo de país que quieren

Morelia, Michoacán, 03 de agosto de 2018.- La elección presidencial de julio de este año ha configurado un reacomodo de poder no visto en épocas recientes. Basta con revisar la cobertura mediática y las reacciones en redes sociales para reconocer que López Obrador, vencedor de la contienda y líder del partido ahora mayoritario, ha concentrado los reflectores y, un día sí y el otro también, sus anuncios en las escaleras de su casa de campaña, convertida en casa de transición, acaparan las notas y motivan a gastar ríos y ríos de tinta en el análisis de las propuestas elaboradas, las menos, y las ocurrencias, las más.

Esta situación ha sido posible al menos por dos condiciones: en primer lugar, lo arrollador del triunfo de AMLO, con una fuerza que incluso le alcanzó para impulsar a candidatos que no hicieron campaña; y, en segundo lugar, el golpe que ha dejado pasmada a la oposición, mucho más concentrada en generar explicaciones a la debacle o, bien, en pelear el control de los grandes cascarones que ahora significan.

La crisis de los partidos opositores está dejando sin representación al 47% de los votantes que no prefirió a López Obrador, quienes, por el contrario, están subiéndose al carro de las expectativas. Por eso, no sorprenden los datos de la encuesta de Reforma del 25 de julio, que muestran niveles nunca antes vistos de opiniones positivas para el tabasqueño (62% opina bien o muy bien de él).

De botepronto, el estado de la situación de los partidos opositores podría sugerir que la hipótesis de que el sistema representativo experimenta una crisis, en la que los partidos políticos pierden fuerza y dejan de significar, es certera. No obstante, otros resultados de la elección pasada permiten sostener que los movimientos políticos no partidizados, a pesar de su fuerza, se toparon con las limitaciones que implica enfrentar a los partidos políticos en una arena diseñada por ellos.

Quiero llamar la atención sobre el caso Wikipolítica en Jalisco, movimiento que presentó nueve candidaturas a diputado local de los veinte distritos existentes. Aunque ninguno ganó su distrito, sus votos sumados representaron 7.6% de la votación total por encima de cinco de los nueve partidos participantes (PRD, PT, PVEM, Nueva Alianza, Encuentro Social). La legislación electoral, sin embargo, distribuyó los asientos de representación proporcional entre los partidos políticos, dejando sin voz en el Congreso a los votantes del arbolito.

Ya hemos hablado en el pasado de cómo las normas electorales castigan excesivamente a los aspirantes independientes, imponiéndoles trabas desproporcionadas e, incluso, dotándoles de una aplicación móvil con múltiples problemas. No obstante, las candidaturas independientes tienen razón de ser y han demostrado que pueden ser exitosas cuando están respaldadas por trabajo y trayectoria. También ha de pugnarse mucho más por mejores condiciones para ellas.

No obstante, el radio de impacto de las candidaturas independientes, por la cuestión legal y por la propia naturaleza de la figura está anclado a ámbitos locales: diputaciones locales, ayuntamientos. Para empujar una agenda con trascendencia nacional hace falta articular múltiples expresiones a lo largo de todo el país, establecer con claridad una agenda a seguir y un código que le de coherencia a los simpatizantes de esa alternativa, es decir, crear un partido político.

De acuerdo a la Ley, en enero de 2019, aquellas agrupaciones que deseen formar un partido político deberán avisar al INE su deseo de constituirse como tal y, a lo largo del año, cumplirán con los requisitos exigidos para, a mediados de 2020 recibir el dictamen afirmativo sobre su calidad de partido político.

Como en los últimos periodos, suena lógico que haya muchos intentos de partidos políticos, algunos prosperarán y otros se quedarán en el deseo. Que haya muchos partidos políticos es saludable en una democracia, siempre y cuando tengan una agenda que representar. Contrario a la creencia popular, más partidos no significan más gasto, en la medida en que la bolsa destinada para su manutención es independiente al número de organizaciones existentes.

Ante el riesgo autoritario que representa la existencia de una fuerza política mayoritaria, capaz de superar contrapesos y de una oposición actual debilitada y ensimismada, sería una buena noticia que más organizaciones ocupen los espacios públicos para convencernos del modelo de país que quieren.

Nos toca estar atentos a que representen algo y no que sean franquicias familiares.

@HernandezJorge y jorge.hernandez@colmex.mx

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