Editoriales

Premios Darwin (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas
El autor de este artículo es el reconocido Doctor Alejandro Vázquez Cárdenas

Qué pensar cuando alguien asume voluntariamente riesgos que cualquiera  en su sano juicio no lo haría? Pues que si acaba muerto se convierte a un candidato a los ya celebres Premios Darwin.

Morelia, Michoacán, 07 de agosto de 2018.- Todos sabemos, o deberíamos saber, que un accidente sucede en cualquier momento, no tienen horario, y que por más precavidos que seamos no es posible estar protegidos al 100%. Y también sabemos que existen situaciones de riesgo o de muy alto riesgo que pueden derivar en un accidente de consecuencias fatales. Hasta ahí nada novedoso, pero ¿Qué pensar cuando alguien asume voluntariamente riesgos que cualquiera  en su sano juicio no lo haría? Pues que si acaba muerto se convierte a un candidato a los ya celebres Premios Darwin.

Se llaman Premios Darwin porque se basan en un supuesto de la teoría de la evolución de Charles Darwin según la cual la humanidad mejora genéticamente si aquellas personas que por un error absurdo o una verdadera idiotez abandonan este valle de lágrimas sin dejan descendencia. Se trata entonces de premiar a aquellas personas que contribuyen a mejorar la inteligencia  humana de las nuevas generaciones muriendo y por lo tanto eliminando sus genes de este mundo.

Para ganar alguno de estos premios, nacidos en 1985 por ocurrencia de la bióloga molecular Wendy Northcutt y registrados en su sitio www.darwinawards.com, deben de cumplirse cinco requisitos 1.- Imposibilidad de reproducción del premiado, o sea, debe estar muerto o haber quedado estéril.  2.- Que la muerte sea verídica, con testigos, videos, certificaciones  etc. y datos provenientes de una fuente confiable. Todo se investiga. 3.- Excelencia, asombrosa falta de sensatez, o sea, que la muerte debe ser  sensacional, algo fuera de lo común, original y absurdo pues los candidatos compiten en el rango de la extrema imprudencia. 4.- Autoselección; no vale que una persona muera por culpa de otra, sino que debe ser uno mismo que acabe muriendo por un accidente absurdo o una imprudencia monumental. 5.- Madurez; la persona debe ser mayor de edad y no debe sufrir ningún retraso ni enfermedad mental.

Los Premios Darwin se conceden, generalmente de forma póstuma, al individuo o individuos que se elimina del acervo genético de la manera más espectacular. Sin embargo, hay una excepción respecto a la condición de que deben morirse para recibir el premio. Si un individuo no muere, pero queda incapaz de tener hijos tendría la posibilidad de recibir el «premio honorífico» mientras aún esté vivo.

A veces esto puede ser motivo de disputa. Los candidatos pueden ser rechazados debido a la edad o por haberse reproducido antes de su muerte. Para evitar debates el libro original de los Premios Darwin aplica el criterio de la «isla desierta» a sus candidatos: Si la persona es incapaz de reproducirse en una isla desierta con un miembro fértil del sexo opuesto, él o ella será considerado estéril.

Ejemplos actos realizados por ganadores de los Darwin Awards:

-Hacer malabarismos con granadas de mano (Croacia 2001)

-Dejar un cigarrillo encendido en un almacén de explosivos (Filipinas 1999)

-Saltar de un avión para grabar a paracaidistas, sin haberse puesto el paracaídas (EUA 1987)

-Intentar obtener suficiente luz para mirar por el cañón de una pistola cargada utilizando un encendedor (EUA 1996)

-Iluminar un depósito de combustible usando un encendedor para comprobar si aún contiene gasolina (Brasil 2003)

-Jugar a la “ruleta rusa” con una pistola semiautomática y no con un revólver, sabemos que en una pistola semiautomática se carga de manera automática el siguiente cartucho en la recámara.

-Chocar contra una ventana y caer intentando demostrar que el cristal de la misma era irrompible.

Los Premios Darwin lo que hacen es “premiar” la muerte de personas que ha ocurrido en situaciones absurdas, en su mayoría por torpeza. Como sea, no deja de ser un ejemplo de humor negro.

No menciono datos sobre accidentes y muertes por “selfies” pues no alcanzaría la extensión del artículo. Ya son centenares las registradas. Algunas por mero accidente, pero otras por una mezcla de idiotez y falta de sentido común monumental como pretender tomarse una selfie al bucear junto a un tiburón.

Alejandro Vázquez Cárdenas

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