Editoriales

Proyecto Secreto: El poder de perdonar a los corruptos

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

El presidente y su Movimiento están ebrios de poder después de las elecciones. ¿Esto habilita a Manuel Andrés a perdonar a los corruptos?

Morelia, Michoacán, 12 de enero de 2019.- Con un desplante espectacular Manuel Andrés anuncia su intención de perdonar a los corruptos de gobiernos pasados, algunos andan con el.

¿Tiene el presidente poder para perdonar los crímenes?

No lo tiene. Con su intención revela sus pretensiones desmesuradas de presidente. ¿Quién se cree? El está para aplicar la justicia, sancionar a los criminales, es su tarea y le obliga absolutamente. Juró que iba a hacer cumplir la Constitución.

Manuel Andrés está sujeto a un código de ética republicana y moral: debe defender la justicia en la verdad, debe servir al bien común. Son valores universales, suprimirlos, más que la cancelación del AIM, es un atentado contra la patria, de lesa humanidad, es servir sólo al grupo de criminales que van a seguir golpeando porque el perdón inmerecido no los va convertir a la virtud . La conversión moral no se supone ni se da por decreto.

Manuel Andrés vale por los valores morales que tiene, mandarlos al diablo, suprimirlos de la gestión pública es demoler la civilización y precipitar a los mexicanos en el caos y la destrucción.

La justicia, debe de aplicarse para salvaguardar el derecho y cumplir la ley. No es opcional, los corruptos delincuentes, asesinos y ladrones, enemigos del orden público deben comparecer ante el tribunal, ser juzgados y recibir su sanción, expiar la culpa y reparar los daños. Si no, se construye la República sobre la impunidad, la arbitrariedad, la injusticia. Los corruptos seguirán robando, asesinando, corrompiendo.

¿Quién perdona los pecados sino sólo Dios? Afirma Jesucristo. La culpa, el pecado solo Dios los perdona. El hombre que se siente poderoso y afirma perdonar los pecados o crímenes revela la soberbia que trae dentro de su persona, ¿quién se cree, por quien se toma, un ser de poderes sobrehumanos? Asumen esas actitudes las personas que han perdido piso y son muy peligrosas, capaces de triturar y asesinar como la Bestia del Apocalipsis.

Son rasgos de los tiranos que han perdido el sistema de valores grabado por Dios en la naturaleza humana, la conciencia moral y que se sienten por encima del bien y del mal. Son prisioneros de su mundo subjetivo del que ellos son el centro. Los ejemplos no son raros, Hitler en Alemania, Nicolás Maduro, condenado por los países del Pacto de Lima, el gobierno de López obrador se negó a firmar, Elías Calles.

Es la persona fuera de la realidad que pretende cambiar a los vagos y perezosos en buenos estudiantes, por decreto. Por decreto, quiere hacer honestos y responsables a los funcionarios públicos con todos sus vicios, faltas y crímenes. Prometió cambiar a un presidente estrafalario, déspota,. “Yo haré recapacitar a Trump, prometió exaltado.

Perdonar a los corruptos es suspender la justicia, es una injusticia contra los derechos de los ciudadanos honestos, si sueltan, en la impunidad, a los enemigos criminales y asesinos del orden público.

Es abrir la puerta perversa a los ciudadanos honestos, inducirlos a cometer crímenes, al fin que la autoridad no castiga.

En un país asentado en un rico sustrato cultural, de principios y valores, el gobierno está obligado a buscar el Bien Común. Cuyos aspectos son los valores. “Se ofrecen como puntos de referencia para la estructuración oportuna y la conducción ordenada de la vida social. Todos los valores sociales son inherentes a la dignidad de la persona humana, cuyo auténtico desarrollo favorecen. Son esencialmente la verdad, la libertad, la justicia, el amor”. (N. 197)

La verdad existe, es un valor universal que obliga a los presidentes. Los escépticos niegan este valor universal e inmutable y construyen sus políticas sobre el consenso, no del pueblo sino del partido o sobre la opinión pobre y falible del presidente. el hombre es tan frágil e inestable.

La justicia exige velar por los derechos de todos, de las mayorías honestas y no sólo de las minorías criminales. “La justicia social regula las relaciones sociales según el criterio de la observancia de la ley”. No sancionar a los corruptos es suspender la ley y el Estado de Derecho. Es encaminar a la sociedad mexicana a la barbarie, la jungla, el caos.

Finalmente, el primer defensor de los valores y principios es la sociedad democrática y cada ciudadano demócrata.

¿Qué hacer? Hay que inventar caminos, por lo pronto tenemos la opinión pública, hay que hacerla valer en las redes sociales, los comentarios que permiten los noticieros.

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