Editoriales

Proyecto Secreto: No queremos un cambio chafa

Todos los gobiernos niegan sus defectos y hacen alarde de sus logros. El engaño aparece después cuando llega al poder la oposición.

Morelia, Michoacán, 28 de mayo de 2019.- Todos queremos el cambio, lo deseamos de corazón para las mayorías de mexicanos navegando en las aguas contaminadas de la pobreza injusta, de la dificultad para subsistir, con el horizonte de un mundo mejor cerrado.

Un futuro digno se construye con la humildad, y las virtudes de los jefes, sobre los cimientos invisibles de los valores y principios inmutables y universales que el Creador grabó en el corazón humano.

El gobierno descongela los millones de pesos que señaló Germán Martínez. No dan una explicación, mucho menos admiten que hicieron mal. Jamás se disculpan.

Se echa la culpa de todos los males a los gobiernos que precedieron. El presidente pierde la mitad de su tiempo descalificando y condenando a los funcionarios de gobiernos anteriores.

Los gobernantes actuales son inmaculados, infalibles, todo lo hacen bien porque así se ve el gran jefe y así imagina a sus colaboradores, como Napito, ex gobernadores y funcionarios de la clase política. Cuando dejen el poder aparecerá que no eran diferentes de sus antecesores. Es un espectáculo que nos han dado desde siempre.

No se asumen ni se enfrentan los grandes problemas, la situación dramática que enfrenta el IMSS. Se cree que poniendo otro funcionario automáticamente se subsanan los crímenes, creen que los graves problemas del IMSS se van a resolver como por arte de magia

Es un pragmatismo feroz para resolver los problemas en el momento y según conviene a sus intereses. No hay el soporte inconmovible, inmenso de un código de ética para distinguir el bien del mal y evitar el mal moral y dar una dirección firme hacia el Bien Común.

No hay el respaldo de una visión teológico-filosófica del hombre para ubicarse en el presente y guiar con claridad hacia un futuro mejor para todos. El hombre es un ser limitado, dividido en su interior, que tiene virtudes y vicios, que es falible, inclinado al mal, capaz de realizar, lo mismo lo más nefasto y vil que lo más puro y noble. Muchas veces tiene que pedir perdón.

Los jefes sueñan que son de una raza superior, la del superhombre de Nietzsche. Esta creencia los ciega y les impide una visión realista y sana de la realidad. En ese momento quedan ciegos y pierden piso, se evaden en la burbuja de sus fantasías, no ven sus graves errores, evidentes a los ojos de todos.

Parece que les ordenan: jamás reconozcas que te equivocaste, es una humillación pedir una disculpa no renuncian a la lección que les dejaron gobiernos anteriores, nada de eso se permite al jefe que está en el pedestal del poder.

El gobernante debe aparecer, según ellos, como un demiurgo, que nunca rompe un plato, que tiene la perfección divina en su acción, que, siente un poder omnímodo en su pobre palabra, que puede cambiar las tendencias económicas y sociales y, lo que es más difícil aún, el corazón del hombre para que, con una orden del presidente, todo funcionario se porte bien. Se creen mesías, que se puede decir de ellos lo que decían del Hijo de Dios: todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos. También hacía de los corruptos como Levy, hombres nuevos.

México necesita el cambio, la transformación, la redención.

Es la hora de México, se necesita el esfuerzo de todos para no seguirnos hundiendo en la misma corrupción, en programas erráticos y caprichosos que perjudican a muchos y traen retroceso.

Es hora de despertar, de poner atención a las políticas públicas con sano criterio y de influir en la marcha del país con rumbo cierto hacia el Bien Común, el progreso y la paz.

Es hora de que el gobierno pase de las palabras a los hechos y realizaciones, que gobierne para todos, deje de polarizar y busque el respeto y la reconciliación entre todos.

Es hora de romper la inercia de pereza e inmadurez esperando todo de papá-gobierno. Es hora de ponerse a trabajar sin depender de inversiones extranjeras y limosnas del gobierno.

La situación de México de conflictos, miseria, anarquía es preocupante. Pero hay en la persona, en una naturaleza pródiga y en la sociedad recursos para sacar al país adelante con humildad y dignidad.

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